sábado, 6 de abril de 2013

Catalina de Pallanza, Beata

Virgen, 6 de abril
Catalina de Pallanza, Beata
Catalina de Pallanza, Beata

Eremita Ambrosiana

Martirologio Romano: En el monasterio de Santa Maria del Sacro Monte de Varese, en Lombardía, Italia, Beata Catalina de Pallanza, virgen, que, junto con varias compañeras, llevó vida eremítica bajo la Regla de san Agustín. ( 1478)

También es conocida como: Beata Catalina Morigi.

Fecha de beatificación: Culto confirmado el 16 de septiembre de 1769 por el Papa Clemente XIV.
Entre los santos venerados por la Iglesia en Milán están las Beatas Catalina de Pallanza y Juliana de Busto quienes dieron origen a la experiencia monástica eremítica de la Orden de San Ambrosio ad Nemus en Santa María del Monte de Varese, comúnmente llamadas eremitas ambrosianas.

Ya antes de 1400, durante siglos, había un lugar de culto a la Virgen María, un santuario, unido por tradición a San Ambrosio: aquí el Santo obispo había derrotado al último grupo de los arios.

En este lugar amado por la historia de la Iglesia en Milán, las dos mujeres viven su consagración virginal al Señor. La primera fue Catalina, natural de Pallanza, de la noble familia Morigi, que, después de una larga búsqueda de la voluntad de Dios, encuentra la respuesta en este lugar. Estamos alrededor del año 1450. Luego, en 1454 se le unió Juliana Puricelli. Nacida en 1427 en Busto-Verghera de una familia pobre. Juliana vivía siguiendo las indicaciones y enseñanzas de Catalina, quien la dejó progresar en su devoción al Padre Nuestro y el Ave María, desarrollando así sus dones de pureza, obediencia, pobreza, humildad y caridad, y cultivando con ella la afligida contemplación de la Pasión de Cristo.

En 1460 se les unieron otras compañeras. Después de muchas tribulaciones e incomprensiones en 1474 el Papa Sixto IV mediante una bula autorizó la erección de la Orden, en la cual se profesa la regla de San Agustín, observando la constitución de San Ambrosio ad Nemus y seguiendo el oficio según la liturgia ambrosiana.

Catalina murió 6 de abril de 1478, dejando a la pequeña comunidad el testamento de la caridad y la obediencia a la voluntad de Dios. Juliana, "llegada la noche de la Asunción de la Virgen María, quiso ser colocada sobre el suelo desnudo y expiró con grandes melodías el 15 de agosto 1501”.

Las dos eremitas, que ya en vida eran llamadas “beatas” por la gente, fueron veneradas por el pueblo desde su muerte, tal como lo indican los testigos de sus procesos: en el Sacro Monte “desde tiempos inmemoriales" a Catalina se la celebra el 6 de abril y a Juliana el 15 de agosto.

En nuestro tiempo la liturgia ambrosiana, con el nuevo Misal de 1976, celebra su memoria el 27 de abril.
Beata Catalina de Pallanza, virgen
fecha: 6 de abril
n.: 1427 - †: 1478 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Clemente XIV 16 sep 1769
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio de Santa María, en el Sacro Monte cerca de Varesse, en Lombardía, beata Catalina de Pallanza, virgen, que, junto con varias compañeras, llevó vida eremítica bajo la Regla de san Agustín.

Más devastadora que las múltiples guerras que agitaron a Europa en la Edad Media fue la terrible enfermedad, conocida con el nombre de «la peste», que azotó regularmente el continente y acabó con poblaciones enteras. En una de esas epidemias pereció en Pallanza, de la diócesis de Novara, toda una familia, excepto una pequeñita llamada Catalina. Un noble de la localidad le recogió y la confió a una dama milanesa, quien la adoptó y se encargó de su educación.

A los quince años de edad, Catalina oyó un sermón sobre la Pasión del Señor; le llegó tan al alma, que allí mismo decidió consagrarse a su servicio. Como su bienhechora había muerto ya, Catalina pudo retirarse libremente a la región montañosa de Varese, donde, según la leyenda, san Ambrosio había erigido un altar en honor de la Madre de Dios. Ya antes había habido allí algunos ermitaños, pero Catalina fue la primera mujer que se estableció en ese sitio. Durante quince años llevó una vida de gran austeridad. Ayunaba diez meses al año; aun fuera de ese tiempo de mayor penitencia, sólo se alimentaba con el pescado que le llevaban algunas gentes piadosas, pues ella rara vez salía de su retiro. A pesar de sus esfuerzos por permanecer ignorada, se le unieron otras mujeres que querían seguir su ejemplo. La comunidad adoptó las reglas de San Agustín, y el convento tomó el nombre de Santa María del Monte. Catalina murió en 1478, después de haber ejercido cuatro años el cargo de superiora. Dios le concedió durante su vida el don de profecía. Su culto fue aprobado en 1769.

Ver Acta Sanctorum, abril, vol. I, donde hay una traducción latina de la biografía escrita en italiano por Cesare Tettamanzi. Cf. también Sevesi, en Studi Francescani, vol. XXV (1928), pp. 389-449.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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