lunes, 5 de diciembre de 2011

Escuchando Al Corazón




Hoy a las 11:00 estaré haciendo algo que no sólo pensé imposible sino que mucha gente me dijo que nunca podría hacer: ¡me estoy graduando de la universidad!

Cuando me gradué de la secundaria, mi familia tenía un negocio así que nunca pensé en obtener una educación universitaria. Fui directo de mi graduación en secundaria a trabajar para mi padre. Tras 24 años de subidas y bajadas (mayormente bajadas), decidí regresar a estudiar y obtener un grado en Administración de Empresas.

Algunos me dijeron que era demasiado tarde; otros, que estaba muy viejo. Aún otros me dijeron que nunca podría lograrlo. No tenía dinero y no podía ir a la universidad, trabajar a tiempo completo y cuidar de mi hijo. Pero por dentro, se me decía algo distinto.

Mi corazón me dijo que si me comprometía, Dios haría que pasase; así que me metí en mi ordenador y comencé a hacer mis investigaciones.

Un día, mientras buscaba información sobre cómo ingresar a la universidad, una ventanita se abrió en mi pantalla. Decía: “¿Piensa que está demasiado viejo para volver a estudiar?” Hice clic en la ventana y allí hallé una universidad en línea. Hablé con alguien en la escuela y me ayudaron a obtener préstamos y becas para pagarla.

Me dijeron que podría tomar clases en la manera que quisiera, cosa de que pudiera trabajar sin que eso generase un conflicto. También descubrí que podía asistir a clases desde mi hogar para poder estar con mi hijo.

Ahora hoy, casi dos años después, no sólo me estaré graduando sino haciéndolo con honores. He estado en la lista del Decano casi todo el tiempo que cursé estudios.

Así que para cualquiera que piense que algo está más allá de su alcance ó imposible, recuerde esto: si yo hubiese escuchado a la gente que me dijo que no podía hacerlo, hoy sería tan sólo un sábado más.


La historia de hoy nos habla de que nunca es tarde si realmente deseamos algo. Y esto es especialmente cierto cuando ese algo nos abre la puerta para la realización de sueños y aspiraciones. Son muchos los que se quejan de las circunstancias adversas que les han impedido en el pasado alcanzar alguna meta particular… una asfixiante situación económica, condiciones familiares que demandaban mucho de nuestro tiempo, enfermedades, etc. Pero, como pudo dar testimonio el autor del pensamiento de hoy, ¡sí se puede! ¿Y en el ámbito espiritual, será esto menos real?
¡Todo lo contrario! Es mucho más real y alcanzable precisamente porque contamos con la ayuda de Aquel que no sólo nos creó sino que nos salvó con propósito. ¿Tendremos algún sueño que Dios puso en nuestro corazón que no ha podido todavía ser realizado?
Note que uso el término “todavía” porque lo que Dios comienza en nosotros (como una idea o un sueño) no va a parar hasta perfeccionarlo (hacerlo realidad). Creámosle a Dios y poseamos nuestro mañana… ¡Adelante y que Dios les continúe bendiciendo!


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