martes, 19 de abril de 2016

LA GRATITUD PUEDE HACER MILAGROS



La gratitud puede hacer milagros
La gratitud es una virtud que nace de la humildad de sentirse amados y de dejarse amar.





¿Es tan difícil ser agradecido?

El secreto de toda familia que triunfa. La gratitud es una virtud que nace de la humildad de sentirse amados y de dejarse amar. No es mercadería de cambio ni un deber, sino puro y gratuito amor. El egoísta es ingrato no porque no le guste recibir, sino porque no le agrada reconocer que debe algo a otros.

La gratitud es un eco de la alegría del que da, la ingratitud en cambio es como un agujero negro de egoísmo que se traga la alegría de quien ama.
Educar en la gratitud es educar a la belleza de la vida; la persona agradecida siente la vida como una gracia. Es un sentimiento más fuerte que la esperanza; quien es agradecido sabe que posee mucho de bueno. Y esta convicción lo hace feliz y seguro de sí mismo. Los ingratos, por el contrario, son incapaces de sentirse satisfechos y felices. Viven permanentemente inquietos y añorando lo que no tienen y ansiando lo que querían.

Agradecer y reconocer es el secreto de un buen ambiente familiar, mientras que la ingratitud actúa de despiadado corrosivo en toda la familia. La nuestra es una época de distraídos o de irresponsables tal vez...Porque nadie es voluntariamente desagradecido, como por instinto.
A los hijos se les debe enseñar la hoy rara virtud de la gratitud.

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