Hoy, 24 de abril, conmemoramos a San FIDEL de SIGMARINGEN, Mártir.
SAN FIDEL DE SIGMARINGEN (1578-1622) nació en Sigmaringen, cerca de Friburgo, en Alemania; hijo de un acaudalado funcionario público, como seglar llevó el nombre de Markus Roy.
Markus Roy estudió leyes y siguió una exitosa carrera de abogado. Sin embargo, eventualmente sufrió un fuerte desengaño, al constatar cómo el dinero puede comprar a la justicia y favorecer a los ricos sobre los pobres.
Así fue como renunció a su profesión a la edad de 35 años, y decidió ingresar a la orden de los monjes capuchinos, adoptando el nombre de Fidel.
Siguiendo la tradición de esta orden, el padre Fidel se ocupó no sólo de los pobres y de los niños desamparados, sino también de los soldados, cuyo número era cuantioso, ya que en vida de San Fidel tuvo lugar la llamada Guerra de los Treinta Años.
No obstante, el más cruel de los conflictos que le tocó presenciar fue el cisma protestante, que había dividido a la Iglesia en partidarios y en enemigos del Papa. La misión capuchina, que San Fidel asumió en carne propia, era impedir, mediante la palabra y el razonamiento, que el protestantismo siguiera extendiéndose.
Con esta encomienda fue que San Fidel acudió en abril de 1622 a la villa de Seewis, en Suiza, donde la influencia de la prédica protestante había sido intensa. Para ello, el santo llevaba preparado un elocuente sermón, mediante el cual se había propuesto reconvertir a las personas de ese lugar.
Cuando llegó la hora, empero, encontró que su auditorio era una multitud iracunda. No sólo fue incapaz de convencer a tanta gente, sino que la turbamulta lo persiguió por toda la aldea hasta que lo rodearon y entre todos los habitantes, con piedras, palos y puños, lo asesinaron con lujo de cobardía.
San Fidel de Sigmaringen se convirtió de ese modo en el primer mártir de la orden capuchina. Iconográficamente se le representa con una espada y un mazo de combate.
SAN FIDEL DE SIGMARINGEN nos ofrece un ejemplo de valentía para defender la verdad.
SAN FIDEL DE SIGMARINGEN (1578-1622) nació en Sigmaringen, cerca de Friburgo, en Alemania; hijo de un acaudalado funcionario público, como seglar llevó el nombre de Markus Roy.
Markus Roy estudió leyes y siguió una exitosa carrera de abogado. Sin embargo, eventualmente sufrió un fuerte desengaño, al constatar cómo el dinero puede comprar a la justicia y favorecer a los ricos sobre los pobres.
Así fue como renunció a su profesión a la edad de 35 años, y decidió ingresar a la orden de los monjes capuchinos, adoptando el nombre de Fidel.
Siguiendo la tradición de esta orden, el padre Fidel se ocupó no sólo de los pobres y de los niños desamparados, sino también de los soldados, cuyo número era cuantioso, ya que en vida de San Fidel tuvo lugar la llamada Guerra de los Treinta Años.
No obstante, el más cruel de los conflictos que le tocó presenciar fue el cisma protestante, que había dividido a la Iglesia en partidarios y en enemigos del Papa. La misión capuchina, que San Fidel asumió en carne propia, era impedir, mediante la palabra y el razonamiento, que el protestantismo siguiera extendiéndose.
Con esta encomienda fue que San Fidel acudió en abril de 1622 a la villa de Seewis, en Suiza, donde la influencia de la prédica protestante había sido intensa. Para ello, el santo llevaba preparado un elocuente sermón, mediante el cual se había propuesto reconvertir a las personas de ese lugar.
Cuando llegó la hora, empero, encontró que su auditorio era una multitud iracunda. No sólo fue incapaz de convencer a tanta gente, sino que la turbamulta lo persiguió por toda la aldea hasta que lo rodearon y entre todos los habitantes, con piedras, palos y puños, lo asesinaron con lujo de cobardía.
San Fidel de Sigmaringen se convirtió de ese modo en el primer mártir de la orden capuchina. Iconográficamente se le representa con una espada y un mazo de combate.
SAN FIDEL DE SIGMARINGEN nos ofrece un ejemplo de valentía para defender la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario