VATICANO, 20 Abr. 16 / 04:28 am (ACI).- El Papa Francisco celebró una nueva Audiencia General en la Plaza de San Pedro del Vaticano y explicó que el amor de Dios llega a todos los pecadores y no juzga por las apariencias, sino que ama con sinceridad.
De nuevo, el Santo Padre dedicó la catequesis a un aspecto de la misericordia de Dios, en esta ocasión con un comentario al pasaje del Evangelio de San Lucas en el que se narra cómo Jesús es acogido por un fariseo. “Este había querido invitar a Jesús a su casa porque había escuchado hablar bien de Él como de un gran profeta”, explicó Francisco.
“Mientras se encuentran sentados en el almuerzo, entra una mujer conocida por todos en la ciudad por ser una pecadora. Ésta, sin decir una palabra, se pone a los pies de Jesús y rompe a llorar; sus lágrimas bañan los pies de Jesús y ella los lava con sus cabellos, después los besa y le unge con óleo perfumado que ha llevado consigo”.
El Papa subrayó la diferencia entre Simón y la mujer: “mientras el primero juzga a los otros en base a las apariencias, la segunda con sus gestos expresa con sinceridad su corazón”.
“El fariseo no concibe que Jesús se deje ‘contaminar’ por los pecadores”, sino que “piensa que si fuese realmente un profeta debería reconocerlo y tenerlo lejano para no ser manchado, como si fuese un leproso”.
El Pontífice explicó que esto “es típico de una manera de entender la religión, y está motivado por el hecho de que Dios y el pecado se oponen radicalmente. Pero la Palabra de Dios enseña a distinguir entre el pecado y el pecador: con el pecado no se necesita bajar a comprometerse, mientras que los pecadores –todos nosotros– somos como los enfermos, que son sanados, y para sanarlos se necesita que el médico se acerque, los visite, los toque”. Y “naturalmente, para ser curado el enfermo debe reconocer que tiene necesidad del médico”.
Francisco subrayó cómo Jesús no tuvo prejuicios y se dejó “tocar por ella sin temer ser contaminado”. “Jesús es libre porque está con Dios que es Padre Misericordioso“, agregó.
Sobre la pecadora, el Papa también dijo que el Señor vio “la sinceridad de su fe y de su conversión y por eso, delante de todos proclama: Tú fe te ha salvado”.
El Pontífice explicó que “la mujer pecadora nos enseña la relación entre la fe, el amor y el reconocimiento” y recordó que “le son perdonados ‘muchos pecados’ y por eso ama mucho”.
Sobre Simón, señaló después que “debe admitir que ama más a aquel al que ha sido condenado más. Dios ha encerrado todo en el mismo misterio de misericordia; y de este amor, que siempre nos precede, todos nosotros aprendemos a amar”.
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