viernes, 10 de octubre de 2014

Poema a la Virgen María, ante la fiesta de la Virgen del Pilar de Zaragoza

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Poema a la Virgen María, ante la fiesta de la Virgen del Pilar de Zaragoza, por Francisco Vaquerizo Moreno:
Como rosa que expande sus aromas
y perfuma el silencio;
como lirio que enciende sus colores
en medio de los valles;
como abrazo que llena de ternura
la soledad del hombre;
como rumor que afina sus arpegios
para la melodía de los astros;
así Santa María, la Virgen, nuestra Madre.

Porque Ella fue la Rosa de los Vientos
que venía a ser norte de todos los perdidos.
Porque Ella fue la voz de cercanías
que derrumbó las últimas murallas
de nuestros jericós envejecidos.
Y porque Ella fue y es Madre de todos,
empezando por ser la de Dios mismo
para que no quedase duda alguna
de su sin par excelsitud y de que
ni hubo ni habrá mujer que esté a su altura.

Su gracia y su hermosura
con ninguna muchacha es comparable
ni de Israel ni de nación alguna.
Era una criatura irrepetible.
Las estrellas se bañaban felices
en el profundo lago de sus ojos.
La inocencia absoluta
surcaba los espacios de su frente
con el candor de un sabio distraído.
Una clara sonrisa de luna sanjuanera
colgaba de sus labios
y los ángeles, locos de contento,
escoltaban sus mágicos andares
de princesa, al alcance de la mano.

A su paso florecían los versos
de los antiguos vates
mientras la luz, en rosa, acariciaba
la flor de sus mejillas
y una brisa de místicos rubores
nimbaba su figura prodigiosa.

Nunca en Ella un quebranto de la sangre,
nunca en Ella una lágrima perdida,
nunca una discordancia que rompiera
la perfecta armonía de su espíritu
ni una palabra, nunca, que nublara
el mínimo rincón de su conciencia.

Y siempre los tres dones inundando
su ser de criatura extraordinaria:
la gracia ilimitada
de ser Madre de Dios,
la gracia de ser Madre de los hombres
y la gracia de ser
una hija más de Dios, por militante
bajo los estandartes de su Iglesia.

¿Qué podemos decir de quien lo es todo?
¿Qué podemos decir?… Sólo quererla,
disfrutar de su amparo
y morar a su sombra hasta el último instante.

Eso es lo que podemos hacer,
que otra cosa mejor, tampoco cabe.
virgen del pilar 2 300x199 Poema a la Virgen María, ante la fiesta de la Virgen del Pilar de Zaragoza

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