Tiempo Ordinario - Ciclo A
II domingo: Éste es el cordero de Dios Monición de entrada: Desde distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este segundo domingo del Tiempo Ordinario se centran en el testimonio sobre Jesucristo. A la garantía de Dios a favor de su Siervo como luz de las naciones y portador de su salvación universal, y a la confesión de Pablo que se proclama apóstol de Jesucristo, se suma el espléndido testimonio de Juan el Bautista sobre Cristo Jesús como "cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Puestos de pie, cantemos jubilosos para dar inicio a esta liturgia. Primera lectura Isaías 49, 3. 5-6 (Te hago luz de las naciones) Escucharemos un interesante pasaje del libro del profeta Isaías donde el Siervo presenta las credenciales de su misión, al estilo de los grandes profetas, cuando narra su llamada vocacional. Dios le ha dirigido la palabra llamándolo "mi siervo", un título que la Biblia reserva para los grandes personajes de la historia de la salvación. Presten atención. Salmo Responsorial 39 Segunda lectura I Corintios 1, 1-3 (Saludo de Pablo, apóstol de Jesucristo) La primera carta a los corintios fue escrita por Pablo en Éfeso, en la Pascua del año 57. Esta era una ciudad céntrica, donde se daba el encuentro de varias culturas, caracterizada por el deterioro de los valores morales y la presencia de la más variada forma de religiosidad. Era una comunidad un poco difícil, a la que el apóstol saluda llamándola "comunidad cristiana" y a sus miembros los define como a quienes Dios santificó en Cristo Jesús, que son pueblo "santo". Escuchemos. Tercera lectura: Juan 1, 29-34 (El cordero de Dios que quita el pecado del mundo) El texto evangélico de hoy, narrado por san Juan, contiene el segundo testimonio del Bautista a favor de la medianidad y divinidad de Jesús, que está a punto de iniciar su vida apostólica. Escuchemos esta Buena Noticia, pero antes entonemos el Aleluya. Oración Universal Respondan, por favor: "Muéstranos, Señor, tu misericordia" Exhortación Final (Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 114) Hoy te bendecimos, Padre, porque Cristo Jesús, tu Hijo, es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; por Él hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es el cordero pascual de la liberación, que nos restaura a nuestra imagen original, reflejo tuyo y vocación de santidad. Gracias, Señor, por esto y por la misión que nos confías: ser con Cristo signo y sacramento de tu amor al hombre. Ayúdanos a mostrar en nuestra conducta de convertidos que Jesús resucitado ha vencido el pecado e nuestra vida, que hemos adoptado como nuestros sus criterios y actitudes. y que todo nuestro empeño es que venga a nosotros tu reino. Amén. |
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*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
martes, 14 de enero de 2014
Monición para el II Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo A
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