El santo padre Francisco visitó ayer de manera estrictamente privada la iglesia de Santa María la Mayor para rezar ante ícono de origen bizantino de la Virgen María del santuario mariano más antiguo del mundo, con motivo de la solemnidad de Santa María Madre de Dios.
Las puertas de la basílica permanecieron abiertas permitiendo así a las personas presentes quedarse allí, a las que se sumaron turistas, curiosos y algunas que a último momento se enteraron.
El Santo Padre depositó un ramo de rosas blancas sobre el altar de María Salus Pópuli Romani, la antigua invocación que indica a la Virgen como protectora del pueblo de esta ciudad. El ícono está situado en la capilla Paolina y fue pintado según la tradición por el evangelista Lucas. Allí se quedó orando en silencio desde las 16,15 durante 20 minutos.
A la salida entre el público apiñado una persona de un grupo de peregrinos le dijo: 'Papa Francisco, somos argentinos”, a los que respondió “yo también...”.
Entre los presentes, se encontraba el cardenal español y archipreste de la basílica, Santos Abril y Castelló.
Es la séptima vez que el Santo Padre va a este santuario. La primera vez fue en la mañana temprano del día después de su elección a la cátedra de Pedro.
Se trata del lugar que más ha visitado fuera del Vaticano desde que es papa. El 4 de mayo recitó el santo rosario; el 30 de mayo presidió la solemnidad del Corpus Christi; el 20 de julio rezó por su viaje a la Jornada Mundial de la Juventud Río2013 y el 29 del mismo mes para agradecer a su regreso de Brasil. El día de la Inmaculada realizó también otra breve visita.
Aún en el Vaticano, poco antes de salir el Papa habló por teléfono con el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, con motivo de las felicitaciones de año nuevo.
De hecho el día anterior en su mensaje el presidente de 88 años en su discurso había dicho: “A la común responsabilidad para el futuro del mundo nos ha llamado en su mensaje de Navidad y por la Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco, con la fuerza de su inspiración que toma fuerza en el principio de la fraternidad y que solicita decisiones coherentes de acogida y solidaridad hacia quienes huyen de las guerras, opresiones y carestías y buscan asilo en Italia y en Europa”.
Saludo correspondido por Francisco durante sus palabras después de la oración del ángelus, cuando dijo: “Deseo agradecer al presidente de la República Italiana por las felicitaciones que me ha dirigido anoche durante su mensaje a la Nación. Las devuelvo de corazón, invocando la bendición del Señor sobre el pueblo italiano, para que con la contribución responsable y solidaria de todos pueda mirar al futuro con confianza y esperanza”.
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