miércoles, 18 de diciembre de 2013

SEÑOR YO NO SOY DIGNO QUE VENGAS A MI.









 


- Decimos que tenemos mucha fe pero cundo nos llega el placer, la desgracia o la prosperidad, mengua nuestra fe.

- Te sanas por el Poder de Dios, pero la fe arranca los milagros de Dios; la fe no sana, lo que sana es el Poder y el Amor de Dios, pero la fe le facilita el trabajo a Dios.

- La fe del Centurión nos enseña como debe ser la fe nuestra (de plena confianza en Dios y humildad suprema); en el servicio, en el amor, en la humildad ante Dios y el prójimo ¿en que nos parecemos al Centurión?

- ¿Quién es el humilde? El que NECESITA del Señor, por eso ama, ora, ayuna, hace penitencia, cuida que lo que dice no ofenda al otro...”si me falta el amor, no me sirve de nada”

- ¿Cómo es tu fe? ¿de compromiso verdadero con Dios, firmado por el amor? ¿o de ganas, de veladoras? ¿o esa fe es la que te sostiene de pie, y por ella vences muchos obstáculos?

- Los líderes o los que servimos al Señor, dedicamos mucho tiempo a la Organización, a la planeación, a las juntas, etc. Pero poco tiempo a la Oración con Señor, porque nos falta cultivar esas dos virtudes: la fe y el amor.




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