sábado, 7 de enero de 2012

OREN MUCHO PEQUEÑOS MIOS. (MARIA)




sepáis que siempre estoy en todo lugar, en todos los pueblos y naciones
del mundo
unida al corazón de todos aquellos hijitos e hijitas que me aman y me
reciben en sus hogares y en sus corazones reconociéndome como vuestra
Madre. Hoy mi corazón llora de dolor al ver a muchos de vosotros, hijos
míos, no querer reconocer mi presencia, mi amor
y no os dejáis guiar por este mundo por el que estáis transitando, un
mundo de tinieblas, un mundo que os llevará a la inmensa oscuridad y al
gran dolor, pero no os dais cuenta y siguen yendo cada uno de esos
hijitos detrás de falsos ídolos, de falsos profetas,
de aquellos que el ángel desterrado pone en vuestro camino con una
lengua filosa como la de la serpiente y los lleva con engaños y
mentiras, con promesas que jamás se han de cumplir, y vosotros os
entregáis en los brazos de ellos dejándose guiar rumbo al odio,
al rencor, a la envidia y poniendo a muchos de vosotros en contra de
vuestros propios hermanos. Por eso os pido que oren mucho pequeños míos,
porque lentamente todo vuestro mundo se va perdiendo en la inmensa
oscuridad y son llevados rumbo a una inmensa guerra
que se ha de desatar si no os ponéis todos de acuerdo, si no comienzan a
hablar todas las religiones y se unen, porque si no lo hacéis sólo
encontraréis dolor y muerte en vuestro largo caminar, el dolor envolverá
a muchas naciones y muchas almas se han de
perder envueltas en el odio y se perderán en la inmensa oscuridad. Os
ruego, no permitáis que el rugir del cañón vuelva a oírse, recen mucho
por Europa, por Medio Oriente porque sino muy pronto la muerte
descenderá sobre ellos y el dolor se ha de apoderar
del corazón de muchas madres que han de llorar la pérdida de sus amados
hijos y junto a cada una de ellas yo estaré acompañándolas y llorando
desde mi corazón, no sólo de todos ellos sino de mi amada Iglesia que
será atacada y perseguida por los bárbaros,
por aquellos que sólo quieren obtener poder y nada les importa como lo
obtienen, aún si tiene que estar basado en la pérdida de millones de
vidas y la pérdida de una tierra que se ha de teñir de rojo por la
sangre de mis amados hijos e hijas. Si no rezan todos
unidos el Santo Rosario, si no comienzan a pedir, a encontrarse con
CRISTO JESÚS, si no vuelven a mi morada, si no os confesáis y liberan
vuestras almas de todo pecado llorarán amados hijos míos, porque la gran
noche, la inmensa oscuridad ha de descender sobre
estos lugares que os nombro y otros más se unirán para perderse entre
el fuego y el dolor. Tenéis que comprender que inmensos vientos están
trayendo sobre muchos lugares todo el dolor, todo el grito
desesperado de una muerte en manos de aquellos que hoy sólo
viven para armarse y levantarse contra sus propios hermanos, la tierra
se ha de partir en dos y una de ellas ha de desaparecer entre el fuego y
la noche, entre el llanto y la súplica, entre la angustia y la
desolación. Por eso os pido a todos mis Hijos predilectos
e Hijas que unidos al rebaño comiencen a orar, comiencen a hablar y
lleguen a aquellos que son llevados por el ángel desterrado y les
enseñen a través del Evangelio que tienen que retornar al sendero de la
luz, y a través de ese sendero salvarán sus vidas
y sus almas porque volverán a la Casa del Padre, y al volver a la
unidad hallarán el amor, la misericordia y la protección, pero
únicamente en mis moradas unidos todos a CRISTO JESÚS y a su luz divina
del amor. Hoy mi corazón, pequeños míos, se encuentra traspasado
por una daga con inmenso dolor porque el mal se ha apoderado de muchos
de vuestros corazones y no queréis oír mis palabras, no queréis oír a
mis hijitos e hijitas que en el mundo os doy mis mensajes para que
lleguen a cada uno de vosotros y los puedan meditar
y de esa forma convertirse y tomar el sendero de la luz. Quiero romper
las cadenas que os detienen, quiero que seáis libres y vivan en armonía y
paz, sufre mi corazón de Madre al verlos que os perdéis cada día más y
más y no os dais cuenta que si siguen por
ese mismo sendero por el cual muchos de vosotros estáis caminando se perderán
para siempre, hijitos míos, y no podrán volver, no encontraréis el
retorno a vuestra casa, no podréis volver porque cuando os deis cuenta
ya será demasiado tarde. Hoy todo se ha
perdido, hoy todo os es igual, hoy no cumplen con los Sagrados
Mandamientos y hasta los mancháis totalmente, hoy atacáis mi morada
porque os enseña y os quiere conducir a través de la palabra para que
vivan la vida como debéis vivirla y no como vosotros pensáis
que podéis vivirla, hoy todo vale para vosotros, hoy todo está bien,
hasta habéis perdido la noción del varón de ser varón y la mujer de ser
mujer, hoy todo está mezclado, todo está perdido y todo os da igual, no
os puedo comprender cómo habéis llegado hasta
estas instancias amados hijitos, cómo pudieron perderse de una forma
tan inmensa, cómo no podéis daros cuenta que el mundo no es como
vosotros queréis y que mi Señor os dio libertad para vivir en armonía y
paz, pero no para ir por un camino lleno de pecado,
de lujuria, lleno de ambiciones y no os detenéis un sólo instante a
pensar hacia dónde os estáis dirigiendo, os detendríais y volveríais
tras los pasos de mi Hijo, volverían rumbo al sendero de la luz y del
amor. Hoy muchas cosas habéis perdido, y también
os hablo a vosotros amados hijos, aquellos que tienen que llevar los
rebaños, que los tienen que guiar por el sendero de la luz, que tienen
que hablarles y cuidarlos y no lo estáis cumpliendo, estáis sumergidos
muchos de vosotros en posiciones personales,
y una de ellas es cómo pueden llegar a obtener poder o cómo pueden
llegar a ocupar distintos lugares dentro de mi morada, y os pregunto, de
qué os servirán y de qué sirve para todos nuestros pequeñitos si no
estáis dando el ejemplo de humildad, de sencillez,
de amor y no cumplen ni siquiera un poco con los votos que habéis
jurado, no podéis comprender que vosotros sois los pilares de mis
templos y que si vosotros os derrumbáis se derrumban junto con vosotros
ellos, no podéis pensar que estáis manchando mis paredes
con muchas de vuestras formas de actuar, no son las correctas y lo
sabéis, os ruego, vuelvan también al sendero porque vuestro deber es el
de cuidar el rebaño y no el de estar luchando por vivir una vida
placentera y sin preocuparse por las almas que se pierden
día tras día. Hijitos míos, mi amada Iglesia tiene que estar siempre
presente en todo lugar, mi Iglesia tiene que estar presente junto a
todos aquellos que padecen hambre, frío, que son perseguidos, que son
injuriados, que viven en un mundo de injusticia y
dolor, ahí tenéis que estar presentes siendo la luz que brille con más
fuerza y deteniendo todo lo que los que se creen poderosos cometen
contra los más pobres, los más débiles, ahí tenéis que estar presentes y
no quedándose dentro de mi morada, porque si
no estáis en los momentos de dolor junto a los rebaños, si no estáis
conteniéndolos y deteniendo todo el atropello, no cumplen con vuestros
votos y por eso cada día se pierden más y más hijitos marchándose de mi
morada. Escuchad, amados hijos, la voz de quien
está en el Sillón de Pedro y cumplan con lo que os viene pidiendo que
es la Evangelización, no podéis comprender que por culpa de muchos de
vosotros se pierden más y más almas cada minuto que trascurre en vuestro
mundo, no sirve revestirse, amados hijos, si
no cumplen verdaderamente y son fieles a vuestra promesa y al amor que
vosotros jurasteis, todo se pierde porque en vez de sembrar la semilla
del amor en los corazones de mis hijos y la palabra os dejáis solos y
esa semilla no la esparcen sobre todos aquellos
que tanto necesitan para poder volver a la verdadera luz, la luz eterna
del amor, la misericordia y la paz. No hagáis sufrir más a vuestro
Padre, no me hagáis llorar más, no podéis comprender que estamos
sufriendo, amados hijitos, por todos vosotros, os ruego,
vuelvan a mi lado, vuelvan a mi amor y a mi Inmaculado Corazón. Os amo
amados hijitos míos.

Amén.

SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.

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