martes, 10 de enero de 2012

Me valoro a mí mismo





Todos y cada uno de nosotros somos importantes no sólo para nosotros mismos sino también para los demás.

Aprender a valorarse uno mismo parece algo que damos por supuesto, pero si examinamos un poco en nuestro interior hallaremos muchos detalles que delatan como, en realidad, no nos creemos lo suficientemente valiosos ni importantes.

La mayoría de las personas se sienten por debajo de lo que en realidad valen porque no han sabido educar su autoestima. Otros pasan de períodos de subestima a otros de sobreestima de manera poco saludable.

A priori no hay nada que un ser humano no pueda llegar a alcanzar.

En primer lugar, la autoestima ayuda a fijar la autonomía personal del individuo.

Todos deseamos que nuestros hijos sean autosuficientes, autónomos, seguros de sí mismos, equilibrados y preparados para afrontar una sociedad que está siempre en continuo cambio.

Reforzar la autoestima en un individuo es darle la base para que pueda desarrollarse en el futuro como individuo, que sepa tomar decisiones y que asuma su propia vida con responsabilidad.

Además, tener un buen concepto de uno mismo y saber valorarse es un buen inicio para relacionarse con los demás. Al reconocer nuestros propios valores también sabremos reconocerlos en los demás y valorarlos en su justa medida.

Sin lugar a dudas, la persona que irradia confianza es una persona que atrae a los demás ya que su compañía siempre será positiva.

Reforzar la autoestima es fundamental para formar personas que sepan enfrentarse a los problemas y a las dificultades de la vida.

Una persona con una alta autoestima encontrará la energía suficiente para enfrentarse a cualquier dificultad. Es como si tuviera siempre una reserva de brío y de voluntad para superar las dificultades. Incluso pude ver los obstáculos como un reto que hay que superar.

La autoestima favorece la valoración que cada uno tiene sobre sí mismo y por supuesto sobre sus capacidades para crear, para encontrar nuevos caminos, nuevas formas, para innovar.

Todo proceso innovador y creativo tiene un período de inconformismo con lo ya establecido, de lucha contra lo que se da ya por hecho. Esta etapa de incomprensión y de rebelión sería del todo imposible para una persona con una baja autoestima.

Por muy creativa que sea esa persona, si no cuenta con una fuerza especial y una confianza absoluta en sus propias posibilidades nunca conseguirá llevar sus ideas al éxito.

Los grandes descubridores, los grandes creadores de la historia de la humanidad son ejemplos de personas con alta autoestima y que gracias a ella lograron superar momentos duros de incomprensión por parte de la sociedad que les rodeaba.

Igualmente, la autoestima fomenta la responsabilidad, puesto que solamente aquella persona que se encuentra completamente segura de sus capacidades puede asumir cualquier tipo de compromiso.

La autoestima, en suma, es una actitud que tanto padres como educadores debemos fomentar en los niños, para conseguir el día de mañana personas más integradas y felices.

No hay comentarios: