QUEDARSE MIRANDO AL NIÑO
Quedarse mirando al Niño. Verlo crecer, jugar, perderse en el Templo. Verlo empezar a predicar, ser rechazado en Nazaret, curar, enseñar, ser perseguido, morir. Pasar la película de su vida... Sentir la enorme alegría de conocer a Jesús.
Esto es lo mejor que nos ha pasado en la vida. Dar gracias, mirando el Niño, llorando de alegría ante este Regalo inimaginable.
Quedarse mirando. Que trabajen los ojos, la imaginación, los sentimientos. Sentir gratitud, sentir seguridad, sentir, que ya pensamos demasiado. Dejarse invadir por la seguridad de que hay un Dios Libertador.
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