LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 22
Navidad, la fiesta que reza y que canta, pueril y vetusta, bullanguera y santa, pastoril y regia, magna y familiar, que con ser litúrgica es toda de hogar.
Navidad nos trajo cordiales contentos y el musgo pintado de los nacimientos.
El mundo, hasta el mundo moderno y complejo, sonríe con una sonrisa de viejo, y hay una dulzura cálida que embarga su gran alma fría, su gran alma amarga, con el alborozo de la Navidad.
Así es esta fiesta de paz y bondad, de luz y alegría, de infancia y cariño; el mundo es un viejo que sonríe a un niño.
“María conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lc 2,19). Debemos tomar ejemplo de nuestra Madre Santísima: no se contentaba con ver las cosas; las meditaba. No nos contentemos nosotros con ver las cosas de esta Navidad; meditemos en la misericordia del Señor que viene a salvarnos y en la forma en que nosotros debemos colaborar en esa salvación. Navidad es cualquier día del año en que un hombre se acerca a otro hombre para llamarlo hermano y tratarlo como hermano.
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