Ahora que nos preparamos para la Navidad, para celebrar el nacimiento de Jesús, yo os voy a contar el nacimiento de "otro Jesús".
Este no ocurre en Belén, sino en Calcuta. No en un pesebre, sino en la calle. Pero tienen mucho en común. Ambos son muy pobres. Para Jesús no había sitio en la posada, para nuestro niño, no hay sitio en ninguna casa. No tiene padre. Su madre, casi una niña, hace tiempo que vive en la calle.
A Jesús le esperaba un montón de paja, que le hacía de cuna. A nuestro niño, el puro suelo, duro y húmedo. Y de compañía, tambien animales, pero no un buey y una mula, como nosotros ponemos en nuestros belenes, sino las ratas.
Este es nuestro "Belén viviente". Y en medio de una noche fría y húmeda, nace Sabina, una niña prematura, casi te cabe en la palma de la mano. Su madre no tiene nada para taparla, nada para darle de comer, sólo agua. Los días van pasando, y la niña empeora. Está deshidratada. Al principio lloraba mucho. Luego no tenía ya fuerzas para llorar. En lugar de aumentar, cada vez estaba más pequeña, pesaba menos. Yo la veía todos los días y pensaba: no le queda mucho tiempo de vida.
No me resigno a verla morir. Me paro y trato de hablar con la madre. Tiene otra niña de 3 años, que duerme con ellas en la calle. Tratamos de buscar alguna ayuda. Igual que en Belén, son los más pobres, los pastores, los que vienen a ofrecer lo que tienen al niño. Un hindú le ofrece leche todos los días. Nosotras hemos recogido alguna ropita de bebé, para las dos niñas. Entre todos, gracias a la solidaridad, logramos que Sabina salga adelante. Parece un milagro. Su cara ha cambiado. Sigue siendo muy pequeña, pero ya tiene un mes. Ahora la miras y una sonrisa aparece en su cara. Estoy convencida, Jesús ha nacido en esta niña.
Cuando pongáis el belén en vuestras casas, o en el colegio, acordaros de Sabina. Pensar que Jesús nace cada minuto, en cada rincón de la tierra y nosotros podemos acogerle. No es algo que ocurrió hace más de 2000 años en Belén, sino que ocurre cada instante en cualquier lugar.
Junto con Sabina, quiero desearos a todos una Felices Navidades. Preparemos nuestro corazón para acoger a Jesús que nace en cada uno de nosotros y démosle lo mejor de nosotros mismos.
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