Hoy, 1 de julio, conmemoramos a San SIMEÓN el LOCO, Asceta.
SAN SIMEÓN EL LOCO (522-590) nació en Edessa, la actual Sanliurfa, en Turquía.
La principal referencia con que se cuenta acerca de la vida de este santo proviene de una obra del siglo VII, Vida de Simeón el Loco, de Leoncio, obispo de Neápolis.
San Simeón de Emesa es claro ejemplo de un salos, o sea un tonto por Cristo. Es decir, un santo que se hace pasar por loco para moverse entre la sociedad con todo tipo de libertades y ningún tipo de responsabilidades, y desde ese retorcido ángulo predicar el Evangelio.
La tradición cuenta que de joven, durante una peregrinación a Jerusalén, se detuvo en el monasterio que había legado San Gerásimo a orillas del Jordán, donde se practicaban duros ejercicios de ascetismo.
San Simeón el Loco habría permanecido ahí por cuarenta años, si bien muchas de las prácticas las llevó a cabo en soledad en el desierto.
Al cabo del tiempo marchó a Emesa, la actual Homs, en Siria, donde vivió como necio o loco a causa de Cristo. Esta actitud le permitía acceder de manera inadvertida desde a las familias más acaudaladas hasta las personas rechazadas por la sociedad.
A través de provocar a la gente de manera escandalosa, la movía a reconocer la verdad, y en esas instancias era cuando predicaba el Evangelio, aunque a veces le costara humillaciones y palizas, lo cual él tomaba como un modo de penitencia.
Cabe decir que entre las libertades que eventualmente se atribuía se contaban entrar desnudo a un baño de mujeres, visitar prostíbulos y recibir acusaciones de haber embarazado a alguna mujer; asimismo le placía evacuar en público. Sin embargo, en ningún lado consta que haya roto las normas religiosas o éticas.
Como todo salos, San Simeón de Emesa era un gran actor, aunque acaso también un gran cínico. En todo caso, su proceder captaba la atención, y sus atentados en contra de la decencia se mitigaban por su actuación como alienado.
Si bien por un camino inusual, San Simeón el Loco consiguió que muchas personas hicieran acto de conciencia y se acercaran a Cristo. Sólo hasta después de su muerte fue revelada su verdadera identidad.
SAN SIMEÓN EL LOCO nos recuerda que la realidad existe bajo múltiples posibilidades distintas.
SAN SIMEÓN EL LOCO (522-590) nació en Edessa, la actual Sanliurfa, en Turquía.
La principal referencia con que se cuenta acerca de la vida de este santo proviene de una obra del siglo VII, Vida de Simeón el Loco, de Leoncio, obispo de Neápolis.
San Simeón de Emesa es claro ejemplo de un salos, o sea un tonto por Cristo. Es decir, un santo que se hace pasar por loco para moverse entre la sociedad con todo tipo de libertades y ningún tipo de responsabilidades, y desde ese retorcido ángulo predicar el Evangelio.
La tradición cuenta que de joven, durante una peregrinación a Jerusalén, se detuvo en el monasterio que había legado San Gerásimo a orillas del Jordán, donde se practicaban duros ejercicios de ascetismo.
San Simeón el Loco habría permanecido ahí por cuarenta años, si bien muchas de las prácticas las llevó a cabo en soledad en el desierto.
Al cabo del tiempo marchó a Emesa, la actual Homs, en Siria, donde vivió como necio o loco a causa de Cristo. Esta actitud le permitía acceder de manera inadvertida desde a las familias más acaudaladas hasta las personas rechazadas por la sociedad.
A través de provocar a la gente de manera escandalosa, la movía a reconocer la verdad, y en esas instancias era cuando predicaba el Evangelio, aunque a veces le costara humillaciones y palizas, lo cual él tomaba como un modo de penitencia.
Cabe decir que entre las libertades que eventualmente se atribuía se contaban entrar desnudo a un baño de mujeres, visitar prostíbulos y recibir acusaciones de haber embarazado a alguna mujer; asimismo le placía evacuar en público. Sin embargo, en ningún lado consta que haya roto las normas religiosas o éticas.
Como todo salos, San Simeón de Emesa era un gran actor, aunque acaso también un gran cínico. En todo caso, su proceder captaba la atención, y sus atentados en contra de la decencia se mitigaban por su actuación como alienado.
Si bien por un camino inusual, San Simeón el Loco consiguió que muchas personas hicieran acto de conciencia y se acercaran a Cristo. Sólo hasta después de su muerte fue revelada su verdadera identidad.
SAN SIMEÓN EL LOCO nos recuerda que la realidad existe bajo múltiples posibilidades distintas.
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