LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 28
Cuando vas por la calle te topas con infinidad de gentes de toda clase y condición que revelan en su rostro distintas disposiciones anímicas.
Van unos con rostro sonriente, lleno de felicidad; les ha salido bien el negocio, han tenido suerte en una empresa, recibieron una grata noticia, se encontraron con alguien a quien aprecian…
Otros denotan preocupación: tienen problemas familiares que los acosan, situaciones económicas oprimentes, disgustos con los amigos, inseguridad en su trabajo.
Otros pareciera que van mirando hacia delante y hacia las alturas: tienen proyectos, ideas, planes que desean realizar; y eso les da fuerza y optimismo.
Solamente es digno de compasión aquel que “se aburre”, que no hace nada ni tiene planes de hacer algo; aquel que no tiene vitalidad, que no halla objetivo a su existir, para el que la vida carece de sal. Eso es triste. Mírate al espejo y dime cómo te ves.
“En la Iglesia por la fe somos instruidos también acerca del sentido de nuestra vida temporal, mientras que con la esperanza de los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre nos encomendó en el mundo y labramos nuestra salvación” (LG 48)
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