Ama de casa
Si esperas el momento oportuno de hacer algo verdaderamente grande, ¿cuántas veces en tu vida se te presentarán ocasiones semejantes? Aprovecha las ocasiones que te ofrece cada día, para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria. Cada tarea te permite dedicarte con lo mejor de ti mismo, madurar y vivir a pleno.
Un hombre, al volver un día de su trabajo, encontró su casa hecha un caos, en completo desorden: las camas sin hacer, los platos sin lavar, las ropas, los juguetes y los libros de los niños desparramados por todas partes…Además, la comida estaba sin preparar. — Pero, ¿qué es lo que está pasando aquí? — Preguntó el hombre a su mujer, con estupor y reprimida cólera.
— Nada, respondió ella, con aparente tranquilidad. Tú siempre te preguntas extrañado qué hago yo todo el día. Bueno, pues echa un vistazo. Hoy no lo he hecho.
Las tareas sencillas y cotidianas son realmente responsabilidades simples; pero, ser fieles al quehacer de cada día es algo importante. La felicidad humana generalmente no se logra con acciones de especial relevancia, que pueden acontecer muy raras veces, sino en ese sencillo deber que realizas todos los días con mucho amor. Valorízalo en ti y en los demás.
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