miércoles, 11 de mayo de 2016

San Mamerto

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Obispo de Vienne, su fecha de nacimiento es desconocida; murió poco después del año 475. No se conoce nada cierto respecto de la vida de Mamerto antes de su ascenso a la sede de Viena. El hecho de que su hermano, Claudiano Mamerto, el escritor teológico, recibió en su juventud una enseñanza sólida en retórica, y disfrutó de una relación personal con el Obispo Euquerio de Lyons (434-50), sugiere que los hermanos pertenecían a unafamilia gálica opulenta de las cercanías de Lyons. Al igual que su hermano, San Mamerto se distinguió tanto por suconocimiento de asuntos profanos como de teología, y antes de su designación al episcopado, parece que estuvo casado. Su elección y consagración se efectuaron poco antes del 462. Como obispo, reclutó los servicios de su hermano, quien se había recluido en un claustro, y lo ordenó (v. Órdenes Sagrados) como sacerdote de Viena. La actividad de los hermanos se describe en una carta de Sidonio Apolinario (Epist., IV, XI), otra de cuyas cartas (VII, I) va dirigida al obispo Mamerto. En el año 463 Mamerto se enfrascó en una disputa con el Papa Hilario sobre el asunto de los privilegios del obispo de Arles. El Papa León I había regulado los limites de las provincias eclesiásticas de Arles y Viena: bajo ésta último dejó las Diócesis de ValenciaTarantasia, Génova, y Grenoble, pero todas las otras diócesis en ese distrito fueron subordinadas a Arles. A pesar de esta decisión e infringiendo los derechos de su colega en Arles, Mamerto consagró en el año 463 un obispo para la ciudad de Die (Dea). El rey Gundiac de Borgoña se quejó con el Papa Hilario sobre dicha acción, tras lo cual el Papa le escribió al Obispo Leoncio de Arles el 10 de octubre de 463, pidiéndole que convocara un sínodo de obispos de las diferentes provincias para investigar este asunto. En una carta posterior a los obispos de la provincia de Lyons, Viena, Narbonensis I y II y Alpina, el también hace referencia al asunto, y los instruye a que obedezcan la convocatoria de Leoncio para un sínodo constituido regularmente. (Thiel, "Epist. Rom. Pont.", I, CXLVI, CLI; Jaffé, "Regesta Rom. Pont.", I, 2nd ed., DLVI, DLIX). El sínodo decidió contra Mamerto, como vemos en otra carta del Papa fechada el 25 de febrero de 464 (Thiel, op. cit., I, CXLVIII; Jaffé, op. cit., I, DLVII). En esta Hilario declara que Mamerto y el obispo consagrado ilegalmente por él realmente debían ser destituidos; deseando, sin embargo que se procediera con clemencia, Hilario envió al obispo Verano a informarle esto a Mamerto, si no reconocía y no se remitía a los órdenes del Papa León, también sería despojado de las cuatro diócesis sufragáneas todavía dependientes de Viena. El obispo inválidamente instalado por Mamerto sería confirmado en su oficio por Leoncio, después de lo cual él podría retener elobispado. Mamerto evidentemente se sometió, ya que no encontramos más referencias subsecuentes sobre este incidente.
Durante su episcopado, los restos de San. Ferreolo fueron descubiertos, y fueron trasladados por Mamerto a una iglesia en Viena, construida en honor de este santo mártir (Gregorio de Tours, "De gloria mart.", II, II). San Mamerto fue el fundador de las procesiones rogativas (v. Días de Rogaciones), como nos muestra el testimonio de Sidonio Apolinario (Epist., V, XIV; VII, I), y su segundo sucesor, Avito ("Homilia de Rogat." in P. L., LIX, 289-94). En conexión con estas procesiones intercesoras, Mamerto convocó un sínodo en Viena entre los años 471 al 475. Aproximadamente en el año 475 asistió a un sínodo en Arles, que trataba de las enseñanzas sobre predestinación de Lúcido, un sacerdote gálico. Como esta es la ultima información que tenemos sobre él, podemos asumir que murió poco después. Después de su muerte fue venerado (v. veneración) como santo (v. comunión de los santos). Su nombre aparece en el "Martyrologium Hieronymianum" y en el "Martyrologium" de Floro de Lyons bajo el 11 de mayo, fecha en la cual aún se celebra su fiesta (Quintín, "Les martyrologes historiques", 348).


SAN MAMERTO


11 de Mayo



SAN MAMERTO,
Obispo




   Entre los santísimos prelados que ilustraron la Iglesia de Dios en el siglo V, uno fue el glorioso san Mamerto, obispo de Viena en el Delfinado. En aquel tiempo desolaban todo el país grandes calamidades y azotes del cielo. Sucedíanse unos a otros los terremotos, incendios y guerras: las fieras, llenas de pavor por los temblores de la tierra, dejaban las cuevas de los montes y se llegaban a las poblaciones con grande espanto de la gente; la cual a vista de estos azotes hacía penitencia de sus pecados y se disponía a la festividad de la Pascua de Resurrección para recibir dignamente la comunión pascual, esperando alcanzar de esta suerte el remedio de tantos males. Concurrieron pues todos contritos a la iglesia, a celebrar el misterio en la vigilia de la gloriosa noche: pero habiéndose incendiado varias casas principales de la ciudad, huyeron del templo despavoridos. Solo el santo obispo quedó en la iglesia, implorando con entrañables gemidos la divina misericordia, y fue tan grande la eficacia de sus lágrimas, que presto se apagó aquel grande incendio, y los fieles volvieron para continuar su penitencia a los oficios divinos. En esta ocasión ordenó el santo obispo tres días de rogativas públicas acompañadas de ayunos y oraciones, en los días que preceden a la fiesta de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, a los cuales concurrió toda la ciudad con grande compunción, lágrimas y gemidos, y desde entonces se vio libre de las calamidades que la oprimían. Divulgada la fama de esta institución y su buen suceso, fue imitada en las provincias vecinas y se extendió muy presto por la Iglesia occidental, donde se ha venido siguiendo hasta nuestros días: de manera que aunque semejantes preces precedieron a la edad de san Mamerto desde tiempo indefinido, en cuanto a la determinación de la forma con que se hacen tienen por autor a este insigne y santo prelado. Ha lló san Mamerto las preciosas reliquias de san Julián y san Ferreolo, ilustres mártires que padecieron en la sangrienta persecución de Dioclesiano y Maximiano; las cuales trasladó a un magnífico templo que había labrado. Finalmente después de haber gobernado santamente su iglesia algunos años, edificádola con sus virtudes y milagros, murió en la paz del Señor, y su sagrado cadáver fue sepultado con gran veneración en la iglesia de los santos Apóstoles, extramuros de la ciudad de Viena, desde donde se trasladaron después sus reliquias a la basílica Constantiniana de santa Cruz de Orleans. Allí permanecieron en grande veneración hasta el siglo XVI, en el que los hugonotes, durante sus sacrílegas irrupciones del año 1562, entrando en Orleans, quemaron la cabeza y huesos del santo, que estaban en diferentes cajas y dispersaron sus cenizas.

REFLEXIÓN
   ¿Qué son todas las calamidades y males que nos afligen sino frutos del pecado? que no hizo Dios la muerte, como dice el apóstol, sino que por el pecado entró la muerte en el mundo. Y aunque en la presente providencia se sirve nuestro Señor de estos males, ya para castigarnos, ya para darnos ocasión de mayo res merecimientos, ya para darnos a en tender que no hemos de buscar en este mundo nuestro paraíso, siempre ha sido costumbre muy cristiana la de implorar en los comunes males la divina clemencia con públicas rogativas. Procura asistir a ellas con grande piedad, que el Señor casi siempre suele oír las plegarias de todo un pueblo contrito y humillado y suele darle lo mismo que pide.

ORACIÓN

   Concédenos, oh Dios omnipotente, que en la venerable solemnidad del bienaventurado Mamerto, tu confesor y pontífice, se acreciente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de nuestra salvación. Por J. C. N. S. Amén.

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