La pequeña ciudad de Lanciano se encuentra a 4 kilómetros de Pescara Bari (Italia), que bordea el Adriático. En el siglo VIII, un monje basiliano, después de haber realizado la doble consagración del pan y del vino, comenzó a dudar de la presencia real del Cuerpo y de la Sangre del Salvador en la hostia y en el cáliz. Fue entonces cuando se realizó el milagro delante de los ojos del sacerdote; la hostia se tornó un pedazo de carne viva; en el cáliz el vino consagrado en sangre viva, coagulándose en cinco piedrecitas irregulares de forma y tamaño diferentes.
Esta carne y esta sangre milagrosa se han conservado, y durante el paso de los siglos, fueron realizadas diversas investigaciones eclesiásticas.Verificación del milagro.
Quisieron en la década de 1970, verificar la autenticidad del milagro, aprovechándose del adelanto de la ciencia y de los medios que se disponía. El análisis científico de aquellas reliquias, que datan de trece siglos, fue confiado a un grupo de expertos. Con todo rigor, los profesores Odoardo Linoli, catedrático de Anatomía, Histología Patológica, Química y Microscopia clínica, y Ruggero Bertelli, de la Universidad de Siena efectuaron los análisis de laboratorio. He aquí los resultados:
La carne es verdaderamente carne. La sangre es verdaderamente sangre. Ambos son sangre y carne humanas. La carne y la sangre son del mismo grupo sanguíneo (AB). La carne y la sangre pertenecen a una persona VIVA.
El diagrama de esta sangre corresponde al de una sangre humana que fue extraída de un cuerpo humano ese mismo día. La carne está constituida por un tejido muscular del corazón (miocardio). La conservación de estas reliquias dejadas en estado natural durante siglos y expuestas a la acción de agentes físicos, atmosféricos y biológicos, es un fenómeno extraordinario.
Uno queda estupefacto ante tales conclusiones, que manifiestan de manera evidente y precisa la autenticidad de este milagro eucarístico.
Otro detalle inexplicable: pesando las piedrecitas de sangre coaguladas, y todas son de tamaño diferente, cada una de éstas tiene exactamente el mismo peso que las cinco piedrecitas juntas.
Conclusiones. ¡Cuántas conclusiones, cuántas ideas y profundizaciones sobre los designios de Dios podemos sacar del milagro de Lanciano!
1. Precisamente cuando los soberbios afirman: "La ciencia enterró la religión, la Iglesia y la oración, que son cosas superadas. Nada de esto es importante". Para éstos el milagro de Lanciano es una respuesta categórica. Es justo la ciencia, con sus recursos actuales que vienen a probar la autenticidad del milagro. ¡Y qué milagro!
2. Realmente un milagro destinado a nuestro tiempo de incredulidad. Pues, como dice San Pablo, los milagros no están hechos para aquellos que creen, sino para los que no creen. Precisamente en este tiempo, cuando un cierto número de cristianos duda de la Presencia Real, admitiendo solo una Presencia espiritual de Cristo en el alma del que comulga, la ciencia la comprueba con una evidencia de un milagro que dura ya más de trece siglos.
3. La iglesia de Lanciano, donde se produjo el milagro, está dedicada a San Longinos, el soldado que traspasó el Corazón de Cristo con la lanza, en la cruz. ¿Coincidencia?
4. La constatación científica por los expertos de que se trata de carne y sangre de una persona viva, viviente en la actualidad, pues esta sangre es la misma que hubiese sido retirada en el mismo día, de una persona viva.
5. Por lo tanto es la misma carne viva, no carne de un cadáver, sino una carne animada y gloriosa, que recibimos en la Eucaristía, para que podamos vivir la vida de Cristo.
6. Un hecho impresionante: la carne que está allí es carne del corazón. No es un músculo cualquiera, pero del músculo que propulsiona la sangre y, en consecuencia, la vida.
7. Las proteímas contenidas en la sangre están normalmente repartidas en una relación de porcentaje idéntica al del esquema proteico de la sangre fresca normal.
Para nosotros, cincuenta años, medio siglo, es prácticamente una vida. Trece siglos nos parecen una eternidad y es tal vez con esta sensación ya de eternidad que "sentimos" el milagro de Lanciano, donde Dios permitió la comprobación por la ciencia de los hombres de sus palabras omnipotentes: ESTO ES MI CUERPO, ESTE ES EL CALIZ DE MI SANGRE, DEL NUEVO Y ETERNO TESTAMENTO.
Este texto fue publicado en:
Sol de Fátima, nº. 83, Mayo Junio 1982,
Revista Roma de Buenos Aires, nº. 28, Septiembre de 1978,
Legionario de Colombia nº. 5.
La siguiente información se encuentra en la monografía del Profesor Linoli, docente de anatomía e histologia patológica y citogénetica, publicada después de la última investigación científica de la Carne y de la Sangre milagrosa en 1970 y revisada en el año 1991.
Información aportada por la Cardióloga Italiana Marina De Cesare, quien participó en la investigación del milagro.
Después de varias investigaciones, hoy el Milagro Eucarístico se conserva en la Iglesia de San Francisco, en un precioso relicario de plata.
En particular, la Carne tiene una forma redondeada, con un diámetro de entre 55 y 60 mm., de un color entre amarillo oscuro y marrón. La lámina de tejido se presenta sutilizada y ampliamente lacerada en la parte central, debido a su retiro hacia el borde externo, donde se encuentra leventada en pliegues. Es evidente que se trata de un órgano con cavidad, visto en sección trasversal, histológicamente reconocido como corazón. La parte inferior, más espesa, puede ser identificada como ventrículo izquierdo; la parte superior, más delgada como es abitual, puede ser identificada como el ventrículo derecho. A lo largo de los siglos, la Carne milagrosa ha sido objeto de manipulaciones reiteradas que han llevado a la pérdida de partes centrales como la pared interventricular, de la cual sólo han quedado rastros en la base, entre los dos ventrículos. Además, la única cavidad actual fue perdiendo agua, con la consiguiente momificación y reducción de dimensiones.
La Sangre del Milagro Eucarístico, contenida dentro de un antiguo cáliz de vidrio, se presenta bajo el aspecto de 5 fragmentos del peso total de 15.18 gramos, de color amarillo-marrón y de consistencia uniformemente dura.
El estudio realizado en los anos 1970-1971 fue dirigido a:
1) averiguar la estructura histológica del tejido considerado Carne;
2) definir si la sustancia considerada Carne responde a las características de ésta;
3) establecer a qué especie histológica pertenecen la Carne y la Sangre;
4) precisar en los dos tejidos el grupo sanguíneo;
5) indagar sobre los compuestos proteicos y minerales de la Sangre.
1) Estudio Histologico de la antigua Carne de Lanciano
Los pequenos fragmentos extraídos del tejido momificado han sido sometidos a estudios histológicos según métodos clásicos de investigación: coloraciones sobre secciones miotómicas (Mallory, Van Gieson, método de Ignesti, impregnación con plata según Gomori, entre otros) y sucesivo examen en el microscopio electrónico.
El tejido aparece compuesto de fibrocélulas ( = células que componen el tejido muscular) orientadas en sentido longitudinal, oblicuo y trasversal. Las mismas fibrocélulas ponen en evidencia, con mayores agrandamientos, una estructura fibrilar longitudinal, que lleva al reconocimiento de tejido muscular estriado. Las fibras aparecen organizadas en uniones sincítícas, o sea a través de bifurcaciones y recíprocas uniones en los extremos.
Las características antes descriptas conllevan al diagnóstico de tejido miocárdico. De hecho, la orientación de las fibrocélulas y la agregación sincitíca se encuentran sólo en el músculo cardíaco : el corazón, durante la contracción, realiza movimientos complejos de torción, contracciones desde abajo hacia arriba y desde el exterior hacia el interior de la cavidad ventricular. El trabajo resultante tiene como finalidad la expulsión de la sangre desde la cavidad ventricular hacia las grandes arterias. Los músculos esqueléticos no necesitan de tan compleja organización, ya que están constituídos de fibrocélulas dispuestas según la misma orientación. En los fragmentos histológicos se han evidenciado también otras estructuras, típicas del corazón: un lóbulo de tejido adiposo, ramificaciones nerviosas que pertecen a un nervio vago (que regula la frequencia de la pulsación cardíaca) y finalmente estructuras endocardíacas (tejido que reviste internamente el corazón y sus válvulas), ausentes en otros tejidos musculares. Finalmente se evidenciaron estructuras vasculares de tipo arterioso y venoso normales, que no presentan alteraciones estructurales, que más bien pertenecen a un individuo sano y joven.
Es necesario también precisar que no se relevaron sustancias momificantes, las cuales eran empleadas para conservar los tejidos.
Conclusión: el tejido de la antigua Carne de Lanciano partenece a un Corazón. Un Corazón sano.
2) Examen microscópico y microquímico de la antigua Sangre de Lanciano.
Sobre secciones en el micrótomo no aparecen elementos celulares. Los estudios microquímicos han arrojado resultados contrastantes comparando la muestra en examen y sangre humana disecada.
3) Búsqueda cromotográfica de la hemoglobina en la antigua Sangre.
La prueba realizada tanto en la muestra en cuestión como en otras muestras de referencia, demostró la real naturaleza hematosa de la antigua Sangre de Lanciano.
Dicha prueba tiene plena validez para el reconocimiento de la sangre aún en el caso de materiales danados a lo largo del tiempo, que pueden presentar resultados contrastantes con respecto a los exámenes anteriormente mencionados.
4) Definición inmunológica de la especie a la que pertenecen la antigua Sangre y la antigua Carne de Lanciano.
Los tejidos en examen han sido analizados con sueros antiproteína humana, sueros de conejo y sueros de buey.
Conclusión: las pruebas de precipitación han demostrado que la Sangre y la Carne del Milagro Eucaristico de Lanciano pertenecen a la especie humana.
5) Determinación del grupo sanguineo en la antigua Sangre y en la antigua Carne de Lanciano.
Las pruebas empleadas para la determinación del grupo sanguíneo (ABO) han manifestado que tanto la Sangre como la Carne de Lanciano pertecen al grupo AB.
6) Análisis electroforético de las proteinas de la antigua Sangre de Lanciano.
La composición porcentual de las proteínas en el líquido en examen repite los valores conocidos para el suero de sangre humana normal:
albúmina = 61% ;
globulinas alfa-1 = 2,38% ;
globulinas alfa-2 = 7,14% ;
globulinas beta = 7,14% ;
gamma = 21,42%.
La relación albúmina-globulina resulta ser del 1,62% siendo el valor normal de entre 1,13 y 1,73.
Las proteínas fraccionadas de la muestra en examen presentan entonces una curva electroforética parecida a la sangre fresca normal (un suero de sangre no se puede utilizar con fines electroforéticos después de los 2-4 días de refrigerado).
7) Determinación de los minerales (calcio, cloruros, fósforo, magnesio, potasio, sodio) en la antigua Sangre de Lanciano.
Con respecto a las muestras de sangre humana normal disecada, el porcentaje de minerales resultaron alteradas por el contacto con la pared de vidrio del contenedor y por la exposición al polvo de mampostería rico en sales de calcio.
Consideraciones finales
Los resultados de la investigación efectuada sobre fragmentos de la Antigua Sangre y de la antigua Carne que se conoce tradicionalmente con el nombre de Milagro Eucarístico de Lanciano (siglo VIII), se resumen en los siguientes puntos:
- La Sangre es efectivamente tal;
- La Carne pertenece al miocardio;
- La Carne y la Sangre pertenecen a la especie humana;
- El grupo sanguíneo identificado tanto en la Sangre como en la Carne es de tipo AB,
- El examen electroforético de las proteínas de la Sangre se acerca al examen en el suero fresco.
El diagnóstico histológico de miocardio hace que sea poco aceptable la hipótesis de un "falso". De hecho sólo una mano experta en disección anatómica hubiese podido obtener del corazón (órgano cavo) de cadáver una rebanada uniforme y continua, considerando que las primeras disecciones anatómicas sobre el hombre fueron posteriores al 1300.
Además las perforaciones por clavos presentes en el contorno, llevan a deducir que el fragmento de corazón aparecido en el altar de la iglesia de Lanciano estuviese en estado vivo y entonces tendiese, por “rigor mortis” , a retraerse concéntricamente cuestión a la que se opusieron los monjes basilianos, clavando en una tablilla de madera la sección de corazón. En tal modo, el hecho de retraerse centrífugamente ha lacerado el tejido en su parte central, como ya se ha dicho.
Un fragmento de miocardio y de coágulos hemáticos, dejados en el estado natural durante siglos y además expuestos a la acción de los agentes fisicos atmosféricos, ambientales y parasitosos, llegaron a nosotros así, inexplicablemente inalterados aún después de más de un milenio, para someterse a las investigaciones científicas de las que sólo hoy, después de siglos de historia, disponemos.
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