VATICANO, 23 May. 16 / 08:50 am (ACI).- El Papa Francisco comentó esta mañana durante su habitual Misa en la Casa Santa Marta, sobre la Primera Carta del Apóstol Pedro, donde señala que “no se puede ser cristianos sin alegría”, y que incluso en los momentos de mayor sufrimiento sabemos que podemos confiar en Dios y vivir con esperanza.
Francisco, refiriéndose a la resurrección de Jesús, señaló que la alegría no nos será quitada. Dios “nos ha regenerado en Cristo y nos ha dado la esperanza”, esperanza que nos da la alegría.
El Papa comentó que “un cristiano es un hombre y una mujer de alegría, un hombre y una mujer con alegría en el corazón. No hay cristiano sin alegría”, y quienes actúen de manera contraria “¡no son cristianos! ¡Dicen que lo son, pero no lo son! Les falta algo.” Explicó que la “carta de identidad cristiana es la alegría, la alegría del Evangelio”, “la alegría de la esperanza que Jesús nos está esperando”, esa alegría que incluso en momentos de sufrimiento se expresa de una manera distinta, “es la paz en la certeza de que Jesús está con nosotros”.
Añadió que nuestra alegría crece cuando ponemos nuestra confianza en Dios, en Dios que no olvida su alianza, que los recuerda, los ama, los acompaña, los está esperando. "Esta es la alegría".
En otro momento, centrándose en el Evangelio de hoy que nos relata el encuentro de Jesús con el joven rico, el Papa dijo que "no fue capaz de abrir el corazón a la alegría", eligiendo así la tristeza. "Él frunció el ceño y se fue triste".
Cuántas veces hemos encontrado personas así en nuestras parroquias, comunidades, instituciones, personas que dicen ser cristianos pero son tristes, señaló el Papa. A estas personas hay que ayudarlas a encontrar a Jesús, para así quitar la tristeza y que puedan tener la alegría que es propia del Evangelio.
“El estupor bueno ante la revelación, ante el amor de Dios, ante las emociones del Espíritu Santo”. Francisco dijo que el cristiano “es un hombre, una mujer de estupor”, explicando que cuando Jesús dijo que el joven rico se fue entristecido por estar apegado a las riquezas, los apóstoles se preguntaron, quién podría salvarse a lo que “el Señor responde: ¡Imposible para los hombres, pero no para Dios!”.
El Papa concluyó recordando que “el estupor de la alegría” es solo posible lograrla “con la fuerza de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo”. “Pidamos hoy al Señor que nos dé el estupor ante Él”, “que con este estupor de la alegría” podamos “vivir con paz en el corazón”. “que nos proteja de buscar la felicidad en tantas cosas que al final nos entristecen: prometen tanto, ¡pero no nos darán nada! Acuérdense bien: un cristiano es un hombre y una mujer de alegría, de alegría en el Señor; un hombre y una mujer de estupor”, alentó el Papa.
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