Las agencias trajeron la noticia. Una joven de veinte años de Tenerife, Noelia Afonso Cabrera, había sido elegida «Miss Europa 1970». Era el 15 de septiembre. Ya el año anterior había sido elegida «Miss España 1969».
Un periodista la entrevistó:
- Dime, Noelia. ¿Cuál es el momento más feliz de tu vida?. Supongo que éste, en el que te han coronado reina, ¿verdad?
- No, no. El día más feliz de mi vida fue el de mi Primera Comunión...
- Pues ¿cómo ibas vestida?
- Iba vestida de novia.
- ¿Y cómo te gustaría casarte?
- De Primera Comunión. Sí, me gustaría casarme de blanco...
Noelia, «Miss Europa», había sido sincera. Ella nunca había sido tan feliz como el día de su Primera Comunión... Ella tenía la ilusión de vestir de blanco, el color de la pureza...
Es que Noelia es devota de la Virgen. Ella se ha postrado muchas veces a los pies de su Virgencita de la Candelaria, Patrona de las Islas Canarias (España), y en su regazo de Madre ha aprendido que hay algo más grande e importante que un Concurso de Belleza y es la blancura del alma. Ella es devota de la Virgen, joven y hermosa. Por algo es española. No hay medio mejor para conservar la pureza que acercarse al Corazón Inmaculado de nuestra Madre, donde se aprende a amar a Dios y a los hombres con la sencillez y pureza de un niño de Primera Comunión.
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