¡Confianza, confianza!
Voz de Cristo, voz misteriosa de la gracia que resuenas en el silencio de los corazones, tú murmuras en lo más hondo de nuestras conciencias palabras de dulzura y de paz. A nuestras presentes miserias repites aquella palabra que el Maestro pronunciaba tan frecuentemente durante su vida mortal: “¡Confianza, confianza!”
(De "El Libro de la Confianza", P. Raymond de Thomas de Saint Laurent)
Comentario:
Muchos milagros de Jesús en el Evangelio fueron obtenidos porque los beneficiados tuvieron fe, tuvieron confianza. Tal es así que el Señor muchas veces hacía los milagros diciendo: “Que te suceda como has creído”. Es decir, que ocurra el milagro según tu confianza.
¿Y nosotros? ¿Cómo es nuestra confianza para obtener gracias y milagros de Dios?
Debemos reconocer que en este punto somos muy débiles y siempre estamos dudando, en el fondo tenemos desconfianza en Dios.
Y pensar que el pecado que más dolor le causa al Señor es el de la desconfianza en su bondad infinita. Creemos que Dios castiga, pero nos es difícil pensar que Dios es Bueno, infinitamente bueno, y que todo lo que quiere o permite que nos suceda, siempre es por bondad suya, para nuestro bien.
La confianza es el secreto que nos abre las puertas del Corazón de Dios. Confiando en Dios lo obtendremos todo, porque Dios no decepciona a nadie que espera y confía plenamente en Él.
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