jueves, 7 de abril de 2016

El Santo Evangelio del día jueves 07 Abril 2016


El que cree en el Hijo tiene vida eterna
Juan 3, 31-36, Pascua. El hombre no se contenta con las cosas de este mundo porque es el único ser que está abierto a lo infinito. 

Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

Oración introductoria
Padre mío, creo en tu Hijo Jesucristo, creo en su testimonio y sé que me amas, por eso confío en que me darás tu gracia para que esta oración me lleve a crecer en la fe y en la esperanza para así poder, también, corresponder a tu amor amando a los demás.

Petición
Señor y Dios mío, que la gracia de Cristo resucitado me haga creer con una fe viva y operante.

Meditación del Papa Francisco
Ya en esta vida nosotros participamos de la resurrección de Cristo. Si es verdad que Jesús nos resucitará al final de los tiempos, es también verdad que, en un aspecto, ya estamos resucitados con Él. ¡La Vida Eterna comienza ya en este momento!
Comienza durante toda la vida hacia aquel momento de la resurrección final ¡Ya estamos resucitados! De hecho, mediante el Bautismo, estamos insertos en la muerte y resurrección de Cristo y participamos de una vida nueva, es decir la vida del Resucitado. Por tanto, en la espera de este último día, tenemos en nosotros una semilla de resurrección, como anticipo de la resurrección plena que recibiremos en herencia. Por eso también el cuerpo de cada uno es resonancia de eternidad, por tanto ha de ser respetado siempre; y sobre todo debe ser respetada y amada la vida de todos los que sufren, para que sientan la cercanía del Reino de Dios, de esa condición de vida eterna hacia la que caminamos. Este pensamiento nos da esperanza. Estamos en camino hacia la resurrección. Esta es nuestra alegría: un día encontrar a Jesús, encontrar a Jesús todos juntos. Todos juntos, no aquí en la Plaza, en otra parte, pero alegres con Jesús. Y este es nuestro destino.» (S.S. Francisco, catequesis 4 de diciembre de 2013).
La vida eterna no es una ilusión, no es una fuga del mundo, sino una poderosa realidad que nos llama y compromete a perseverar en la fe y en el amor. (Homilía de S.S. Francisco, 30 de noviembre de 2015).
Reflexión
El hombre no se contenta con las cosas de este mundo. Si ha ganado un millón, quiere más. Si consigue un puesto, busca otro mejor. ¿Por qué nunca quedamos saciados de nada? Porque el hombre es el único ser sobre la tierra que está abierto a lo infinito: puede conocerlo todo y siempre le quedará algo, puede tenerlo todo y siempre habrá algo que le falte.

Este deseo tan profundo sólo se colma definitivamente en la vida eterna. Y, ¿en qué consiste la vida eterna? Dice el evangelista San Juan: Padre, ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo. El cielo es el conocimiento total de Dios. Dios es infinito, por eso, al conocerle a Él nuestra inteligencia alcanza su plenitud y posesión. Y al consistir también en la posesión de Dios, como es el "Ser" por excelencia, rebasa a todos los pequeños "seres" o cosas que tanto nos llaman la atención.

Si es así, queremos esa vida eterna. ¿Cómo podemos alcanzarla? El que haya perseverado en la fe hasta el fin (cf. Mt 10,22; 24,13), obtendrá la vida eterna. Y esa fe, que ahora es oscura, después de la muerte, será luz eterna.

Propósito
Rezar tres padrenuestros para que toda mi familia crezca en la fe y amor a Cristo.

Diálogo con Cristo 
Jesús, gracias por el don de la fe. Ayúdame a ejercitarme en esta virtud a través de todos los acontecimientos ordinarios de la vida y a manifestar en mis palabras y obras mi fe en Ti. Porque quien ha encontrado algo verdadero, hermoso y bueno para su vida, corre a compartirlo por doquier, lo hace sin temor alguno, porque sabe que, así como ha recibido un gran regalo, recibirá también los medios para compartir este don con los demás.

Jueves de la segunda semana de Pascua

San Juan Bautista de la Salle

Leer el comentario del Evangelio por
Afraates : “Dios le da el Espíritu sin medida”

Hechos 5,27-33.

Los guardias hicieron comparecer a los Apóstoles ante el Sanedrín, y el Sumo Sacerdote les dijo:
"Nosotros les habíamos prohibido expresamente predicar en ese Nombre, y ustedes han llenado Jerusalén con su doctrina. ¡Así quieren hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre!".
Pedro, junto con los Apóstoles, respondió: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes hicieron morir suspendiéndolo del patíbulo.
A él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
Nosotros somos testigos de estas cosas, nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha enviado a los que le obedecen".
Al oír estas palabras, ellos se enfurecieron y querían matarlos.

Salmo 34(33),2.9.17-18.19-20.

Bendeciré al Señor en todo tiempo,
su alabanza estará siempre en mis labios.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor!
¡Felices los que en El se refugian!

pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.

El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males,
pero el Señor lo libra de ellos.



Juan 3,31-36.

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra pertenece a la tierra y habla de la tierra. El que vino del cielo
da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio.
El que recibe su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió dice las palabras de Dios, porque Dios le da el Espíritu sin medida.
El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en sus manos.
El que cree en el Hijo tiene Vida eterna. El que se niega a creer en el Hijo no verá la Vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Afraates (¿-c. 345), monje, obispo cerca de Mossul
Las Disertaciones, nº 6

“Dios le da el Espíritu sin medida”


     Si tú, a partir de un fuego primero enciendes muchos otros en muchos y diversos lugares, el primero no queda empequeñecido… Lo mismo es Dios son su Mesías; son uno a pesar de permanecer en multitud de hombres. El sol no empequeñece por el mero hecho de que su fuerza llege a toda la tierra. Y cuanto más grande es la fuerza de Dios puesto que es por su fuerza que existe el sol…

Para Moisés representaba una carga conducir él solo el campamento de Israel. El Señor le dijo: “Derramaré de tu mismo Espíritu sobre setenta hombres de entre los ancianos de Israel” (Nm 11,17) Cuando cogió del Espíritu de Moisés y los setenta hombres quedaron llenos de él ¿acaso disminuyó el Espíritu que habitaba en Moisés? ¿Acaso percibieron que Moisés tenía menos espíritu? El bienaventurado Pablo dice también: Dios repartió el Espíritu de Cristo, el Mesías, y lo envió a los profetas (1C 12,11.28). Pero el Mesías no estuvo perjudicado en nada, porque su Padre le dio el Espíritu sin medida.

Es en este sentido… que Cristo habita en los creyentes. No queda perjudicado en nada si es compartido con la multitud, porque es el Espíritu de Cristo que han recibido los profetas [del Nuevo Testamento], cada uno según lo que necesitaba. Y todavía hoy, es este mismo Espíritu de Cristo el que es derramado sobre toda carne a fin de que profeticen hijos e hijas, ancianos y jóvenes, siervos y siervas (Jl 3,1; Hch 2,17). El Mesías está en nosotros, y el Mesías está en el cielo a la derecha de su Padre. No ha recibido el Espíritu comedidamente, sino que su Padre lo ha amado y lo ha puesto todo en sus manos, dándole poder sobre todo su tesoro… Nuestro Señor dice también: “Todo me lo ha entregado mi Padre” (Mt 11,27)… En fin, el apóstol Pablo dice: “Todo será sometido a Cristo, salvo su Padre que todo se lo ha sometido. Al final, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos” (1C 15, 27-28).

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