domingo, 5 de abril de 2015

5 de abril, día de San Vicente Ferrer

Hoy, 5 de abril, conmemoramos a San VICENTE FERRER, Predicador.

SAN VICENTE FERRER (1350-1419) nació en Valencia, España, hijo de un notario público.

A los 17 años de edad ingresa a la Orden Dominica en Valencia; luego estudia filosofía y teología en Barcelona y Lérida, y a partir de 1376 en Toulouse. Luego regresa a Valencia, a enseñar en la Catedral.

Su nombramiento sacerdotal coincide más o menos con el inicio del llamado Cisma de Occidente (1378-1417). Las crisis internas de la Iglesia habían dado lugar al nombramiento simultáneo de dos Papas, uno residiendo en Roma (Urbano VI), y el otro, al que se llamó Anti-Papa, en Aviñón (Clemente VII). Esta división de la Iglesia se prolongó 39 años.

La separación amenazaba con enfrentar a los reinos europeos, que se vieron obligados a optar por uno o por el otro. A pesar de que San Vicente Ferrer se pronunció por apoyar al Papa de Aviñón, y que ejerció un tiempo cargos oficiales para éste, durante toda su vida fue uno de los principales promotores de la reunificación.

Hacia 1399 decidió convertirse en predicador ambulante. Sus inflamados discursos en favor de la unidad de la Iglesia conseguían encender los corazones de sus escuchas. San Vicente predicó de este modo por el sur de Francia, el norte de Italia, e incluso en Suiza.

Luego de diez años de predicación y peregrinación regresa a Valencia, a continuar con sus actividades de servicio para los dominicos. En 1417, acudió al Concilio de Constanza, que resolvió la elección de Martín V como Papa único, concluyendo así el Cisma.

Predicador de palabra viva, fervoroso e infatigable tanto en plazas como en iglesias, San Vicente dejó su cargo en la corte de Aragón al finalizar el Cisma para dirigirse al norte de Francia a intentar detener la Guerra de los Cien Años. Murió en Vannes, Bretaña, en 1419.

Modelo de la mística dominica, San Vicente Ferrer fue canonizado en 1455 por el papa Calixto III.

SAN VICENTE FERRER nos muestra el valor de la elocuencia y de la diplomacia para lograr acuerdos entre las personas.




SAN VICENTE FERRER

Presbítero





San Vicente Ferrer, presbítero de la Orden de Predicadores, de origen español, que recorrió incansablemente ciudades y caminos de Occidente en favor de la paz y la unidad de la Iglesia, predicando a pueblos innumerables el Evangelio de la penitencia y la venida del Señor, hasta que en Vannes, lugar de Bretaña Menor, entregó su espíritu a Dios. († 1419) 

Fecha de canonización: 3 de junio de 1455 por el Papa Calixto III.

“Bebe el agua del maestro Vicente” se dice todavía en España para recomendar el silencio. La expresión se refiere a un sabio consejo que el dominico san Vicente Ferrer dio a una mujer que le preguntaba qué podía hacer para congeniar con el malhumorado marido. “Tome este frasco de agua -contestó el santo- y cuando tu esposo regrese del trabajo, tómate un sorbo y mántenlo en la boca el mayor tiempo posible”. Era el mejor modo de hacer que la mujer tuviera la boca cerrada y no contestara al marido. 

La anécdota hace ver la humana simpatía de este hombre, acérrimo fustigador de las costumbres, que le mereció de sus contemporáneos el título de “ángel del Apocalipsis”, porque en sus sermones acostumbraba amenazar con flagelos y tribulaciones. 

Vicente nació en Valencia (España) en 1350. A los 17 años había ya terminado con tanto éxito sus estudios de filosofía y teología que sus profesores lo incluyeron inmediatamente en el cuerpo docente. 

Entró al convento de los dominicos de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1375, una fecha que en la historia de la Iglesia se recuerda como el comienzo del gran cisma de Occidente (1378-1417). La gran confusión dividió a los cristianos en dos obediencias: a Roma y a Aviñón. Era inevitable que aun espíritus rectos, como Vicente Ferrer, estuvieran de parte del Papa ilegítimo. La buena fe de Vicente Ferrer se prueba con el hecho de que él hizo todo lo posible para solucionar el gran conflicto y restituir así la unidad a la Iglesia. Recorrió toda Europa, entusiasmando con su gran oratoria a las muchedumbres de fieles, atraídos también por un fenómeno especial: al predicador dominico -que sólo conocía el castellano, el latín y un poco de hebreo- le entendían todos los fieles de las diversas naciones a donde él iba, cada uno en su lengua, repitiéndose así el milagro de Pentecostés. 

Auténtico predicador del mensaje cristiano, San Vicente recuperaba todo el vigor juvenil aun en avanzada edad tan pronto subía al púlpito o en los palcos improvisados en las plazas, porque las iglesias no eran suficientes para las grandes muchedumbres; y esto a pesar de no conmover al auditorio con palabras de esperanza, sino que fustigaba las costumbres con tono amenazador. Lograda la unidad del pontificado con el concilio de Constanza y con la elección de Martín V, Vicente recorrió el norte de Francia tratando de poner fin a la guerra de los Cien años. Murió el 5 de abril de 1419, durante la misión en Vannes, y fue canonizado por su compatriota Calixto III en 1455.

ORACIÓN

¡Amantísimo Padre y Protector mío, 
San Vicente Ferrer! 
Alcánzame una fe viva y sincera 
para valorar debidamente las cosas divinas,
rectitud y pureza de costumbres 
como la que tú predicabas, 
y caridad ardiente para amar a Dios 
y al prójimo. 
Tú, que nunca dejaste sin consuelo 
a los que confían en ti, 
no me olvides en mis tribulaciones. 
Dame la salud del alma 
y la salud del cuerpo. 
Remedia todos mis males. 
Y dame la perseverancia en el bien 
para que pueda acompañarte 
en la gloria por toda la eternidad. 
Amén.


Tres Padrenuestros a San Vicente Ferrer pidiendo por las necesidades de todos sus devotos.

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