SÁBADO 19 DE ABRIL DE 2014- SÁBADO SANTO
MISA SOLEMNE
PRIMERA LECTURA (DE LAS SIETE SUGERIDAS SE TOMAN LA 1A Y LA 3A QUE ES OBLIGATORIA): DEL LIBRO DEL GÉNESIS 1,1-2,2 Y DEL LIBRO DEL ÉXODO 14,15-15,1.
DEL LIBRO DEL GÉNESIS 1,1-2,2.
“VIÓ DIOS TODO LO QUE HABÍA HECHO Y LO ENCONTRÓ MUY BUENO”.
En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra,
todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las Aguas.
Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz.
Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas.
Dios llamó a la luz “Día” y a las tinieblas “Noche”. Atardeció y amaneció: fue el día Primero.
Dijo Dios: “Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las otras.”
Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió.
Dios llamó a esta bóveda “Cielo”. Y atardeció y amaneció: fue el día Segundo.
Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito, y aparezca el suelo seco. Y así fue.
Dios llamó al suelo seco “Tierra” y al depósito de las Aguas “Mares”. Y vio Dios que esto era bueno.
Dijo Dios: “Produzca la tierra hortalizas, plantas que den semilla, y árboles frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Y así fue.
La tierra produjo hortalizas, plantas que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Dios vio que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Tercero.
” Dijo Dios: “Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años,
y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra.” Y así sucedió.
Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas: la más grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche, e hizo también las estrellas.
Dios las colocó en lo alto de los cielos para iluminar la tierra,
para presidir el día y la noche y separar la luz de las tinieblas; y vio Dios que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Cuarto.
Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento.
Dios creó entonces los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua según su especie, y todas las aves, según su especie. Y vio Dios que todo ello era bueno.
Los bendijo Dios, diciendo: “Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la tierra.
Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies, animales del campo, reptiles y animales salvajes”. Y así fue.
Dios hizo las distintas clases de animales salvajes según su especie, los animales del campo según su especie, y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que todo esto era bueno.
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Y creó Dios al hombre a su imagen.
A imagen de Dios lo creó.
Macho y hembra los creó.
Dios los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
Dijo Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales.
A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman. Y así fue.
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Sexto.
todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las Aguas.
Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz.
Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas.
Dios llamó a la luz “Día” y a las tinieblas “Noche”. Atardeció y amaneció: fue el día Primero.
Dijo Dios: “Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas aguas de las otras.”
Hizo Dios entonces como una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento, de las que estaban por debajo de él. Y así sucedió.
Dios llamó a esta bóveda “Cielo”. Y atardeció y amaneció: fue el día Segundo.
Dijo Dios: “Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito, y aparezca el suelo seco. Y así fue.
Dios llamó al suelo seco “Tierra” y al depósito de las Aguas “Mares”. Y vio Dios que esto era bueno.
Dijo Dios: “Produzca la tierra hortalizas, plantas que den semilla, y árboles frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Y así fue.
La tierra produjo hortalizas, plantas que dan semillas y árboles frutales que dan fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Dios vio que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Tercero.
” Dijo Dios: “Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años,
y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra.” Y así sucedió.
Hizo, pues, Dios dos grandes lámparas: la más grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche, e hizo también las estrellas.
Dios las colocó en lo alto de los cielos para iluminar la tierra,
para presidir el día y la noche y separar la luz de las tinieblas; y vio Dios que esto era bueno.
Y atardeció y amaneció: fue el día Cuarto.
Dijo Dios: “Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento.
Dios creó entonces los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua según su especie, y todas las aves, según su especie. Y vio Dios que todo ello era bueno.
Los bendijo Dios, diciendo: “Crezcan, multiplíquense y llenen las aguas del mar, y multiplíquense asimismo las aves sobre la tierra.
Y atardeció y amaneció: fue el día Quinto.
Dijo Dios: “Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies, animales del campo, reptiles y animales salvajes”. Y así fue.
Dios hizo las distintas clases de animales salvajes según su especie, los animales del campo según su especie, y todos los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que todo esto era bueno.
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.”
Y creó Dios al hombre a su imagen.
A imagen de Dios lo creó.
Macho y hembra los creó.
Dios los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
Dijo Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales.
A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman. Y así fue.
Dios vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció: fue el día Sexto.
Así estuvieron terminados el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos.
El Séptimo día Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó en ese día de todo lo que había hecho.
El Séptimo día Dios tuvo terminado su trabajo, y descansó en ese día de todo lo que había hecho.
DEL LIBRO DEL ÉXODO 14,15-15,1.
LOS ISRAELITAS ENTRARON EN EL MAR SIN MOJARSE
Yavé dijo a Moisés: “¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha.
Luego levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por medio del mar.
Yo, mientras tanto, endureceré el corazón de los egipcios para que salgan en persecución de ustedes, y me haré famoso a costa de Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería.
Entonces Egipto conocerá que yo soy Yavé.
El Angel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás,
poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros durante la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar.
Se dividieron las aguas.
Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha.
Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos.
Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón.
Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: “Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.
Pero Yavé dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos.
Moisés extendió su mano sobre el mar.
Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar.
Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo.
Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar.
Israel vio los prodigios que Yavé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yavé. Creyó en Yavé y en Moisés, su siervo.Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yavé.
Luego levanta tu bastón, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen en seco por medio del mar.
Yo, mientras tanto, endureceré el corazón de los egipcios para que salgan en persecución de ustedes, y me haré famoso a costa de Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de su caballería.
Entonces Egipto conocerá que yo soy Yavé.
El Angel de Dios que iba delante de los israelitas pasó detrás de ellos; también la nube en forma de columna vino a colocarse detrás,
poniéndose entre el campo de los israelitas y el de los egipcios. Esta nube era para unos tinieblas y para otros iluminaba la noche; y no se acercaron los unos a los otros durante la noche.
Moisés extendió su mano sobre el mar y Yavé hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del oriente que secó el mar.
Se dividieron las aguas.
Los israelitas pasaron en seco, por medio del mar; las aguas les hacían de murallas a izquierda y a derecha.
Los egipcios se lanzaron a perseguirlos, y todo el ejército de Faraón entró en medio del mar con sus carros y caballos.
Llegada la madrugada, Yavé miró a los egipcios desde el fuego y la nube, y provocó el desorden en el ejército de Faraón.
Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: “Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros.
Pero Yavé dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sus carros y sus caballos.
Moisés extendió su mano sobre el mar.
Al amanecer, el mar volvió a su lugar. Mientras los egipcios trataban de huir, Yavé arrojó a los egipcios en el mar.
Las aguas al volver cubrieron los carros, los caballos y su gente, o sea, todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar persiguiéndolos: no se escapó ni uno solo.
Los israelitas, en cambio, habían pasado en medio del mar; las aguas les hacían de murallas a derecha e izquierda.
Aquel día, Yavé liberó a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos en la orilla del mar.
Israel vio los prodigios que Yavé había obrado contra Egipto, y el pueblo temió a Yavé. Creyó en Yavé y en Moisés, su siervo.Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yavé.
En la misa Solemne de la Vigilia Pascual ( RESURRECCIÓN DEL SEÑOR), debemos de leer siete pasajes del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento, ya sea en su versión larga o corta, seguida de un salmo y una oración correspondiente; enumeramos los siete pasajes con sus salmos correspondientes, les invitamos a que los lean y mediten todos ellos:
1,.- del libro de Génesis 1,1-31/ Salmo 103 (104 ó Salmo 32 (33).
2.-del libro del Génesis 22,1-18/ Salmo 15 (16).
3.- del libro del Éxodo 14,15-15,1/ Salmo Éxodo 15
4.- del libro del Profeta Isaías 54,5-14/ Salmo 29 (30).
5.– del libro del Profeta Isaías 55,1-11/ Salmo Isaías 12.
6.- del libro del Profeta Baruc 3,9-15.32-4,4./ Salmo 18 (19).
7.- del libro del Profeta Ezequiel 36,16-28/ Salmo 41 y 42 (42 y 43) ó Isaías 12.
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