Que hermosas son nuestras celebraciones litúrgicas en nuestra Iglesia católica y la vigilia pascual no es la excepción, y con la luz del cirio pascual, luz que es Cristo Jesús y todos los cirios y velas de los fieles encendidas se escuchan las más bellas palabras del sacerdote cuando dice: “¡dichoso el que escuche este pregón pascual!”Pregón
; no hay palabras que se puedan describir por la alegría que provoca en el corazón las más dulces palabras que se empiezan a pregonar; Jesús dijo: ¡dichosos los pobres!, ¡dichosos los que no se avergüencen de mí!, la alegría que provoca en el corazón porque en Cristo se cumple todo es un momento que llega a decir el creyente: “vale la pena todo lo que creemos como Iglesia”. Lástima que no todos los católicos sientas esa emoción.
Cuando al Papa Juan XXIII que estaba muriendo le pronuncian las palabras: “El Señor le llama, hoy estará en el paraíso con él”, su secretario era un mar de lágrimas y el Papa Juan le dice: “mi secretario, como puede estar llorando así cuando ha pronunciado las más bellas palabras para un hombre”, así son las palabras que estremecen al hombre al escuchar el pregón pascual, porque son las palabras que anuncian que Jesús ha resucitado, que ha vencido a la muerte, que las tinieblas con su luz son vencidas, que el hombre por fin tiene cara para ver a Dios.
Para nosotros, gracias a nuestros hermanos de la Iglesia del primer siglo (primitiva) nos dejaron vivencias únicas que se plasman por inspiración del Espíritu santo en el evangelio de San Lucas: 24:1-6: El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro. Entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Asustadas, inclinaron el rostro a tierra, pero les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. ¡Jesús ha resucitado!, esa es la razón de la fe por ello inicia el pregón: Exulten por fin los coros de los ángeles, exulten las jerarquías del cielo, y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompetas anuncien la salvación. ¡Esa es la gran buena nueva! Que ha enviado Dios y ya la ha dado.
Imagine a un condenado a la silla eléctrica por haber asesinado a varios jóvenes, un día y una hora le esperan pero también estarán presentes personalidades y quizá incluyendo a los dolientes para ser testigos de que se ha hecho justicia y por algo inesperado llega una orden de que no va ser ejecutado, sería motivo para volverse loco, pero… ¡va seguir preso!, no hay justificación para no aceptar el gran mal que ha causado este hombre arrebatando la vida de esos jóvenes. Cuando iba a ser ejecutado un joven iraní que había matado a otro joven, ya cuando estaba la soga en su cuello, la madre del joven asesinado se acerca yle golpea el rostro y en las creencias musulmanas cuando esto sucede la madre le estaba otorgando el perdón, sin embargo el haber asesinado no se separará de su vida y muchos le van a recordar como asesino e incluso le marginarán; esa es la gran diferencia del que se nos haya perdonado nuestros pecados como pecadores, porque cristo Jesús derrotó al pecado y ya no reina más y tal vez alguno piensa: ¿y por qué se sigue pecando?, ¿será falta de conciencia?, ¿será por ignorancia?, ¿por qué es malo el hombre?, pues. Aunque así fuera el pecado ya no reina.
La Iglesia confía en Cristo Jesús nuestro Señor y el pregón contiene:
“Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos”.
No hay más que decir, ¿qué más deseamos?, ¡nada!, la salvación no es como al que no ejecutaron en la silla eléctrica o el que no fue ahorcado, al pecador le han perdonado los pecados y no hay deuda de imputar o reclamar, por su misterio pascual pero por su resurrección todo se transformó, por ello san Pablo cita: 1Co 15:3 Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, y luego con convicción pregona San Pablo: 1Co 15:12-14 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos de vosotros que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe.
Que estás dulces palabras cada mañana resuenen como un repicar de campanas que alegren su vida, llenen de fe, de esperanza y de amor la existencia de los hombres porque es una realidad inobjetable, y que al volverlas a escuchar resucitemos en Cristo Jesús y poder decir como Simeón: Lc 2:29 “Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz. Ahora nosotros podemos decir:“Gracias Señor porque nos has permitido escuchar el más bello pregón pascual que es vida para el pecador en ti”.
Ponemos el enlace por sí se desea descargar el pregón pascual y profundizar más en su contenido y deleitarse en la salvación que nos ha dado nuestro Señor Jesús.
Descargar: Pregón pascual
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