Apotegmas (sentencias o enseñanzas):
62 (61). Cuando tu intelecto, movido por un gran deseo de Dios, se desprenda poco a poco, por así decir, de la carne y rechace todos los pensamientos procedentes de la sensación, de la memoria o del temperamento, y al mismo tiempo se encuentre lleno de piedad y alegría, entonces piensa que estás ya en el ámbito de la oración.
63 (62). El Espíritu Santo, compadeciéndose de nuestra debilidad, nos visita aun siendo impuros todavía, y con sólo hallar nuestro intelecto orando con amor sincero, entra en él, desvanece todo el ejército de razonamientos y pensamientos que lo envuelve, y lo empuja al amor de la oración espiritual.
65 (64). Todo aquel que desea vivamente la verdadera oración y se encoleriza o guarda resentimientos es un demente; pues se parece a aquel que, queriendo tener una vista penetrante, se arranca sus propios ojos.
66 (65). Si deseas orar, no hagas nada que se oponga a la oración, para que Dios, acercándose a ti, camine a tu lado.
67 (66). No representes en tu interior la divinidad cuando ores, ni consientas que se modele en tu intelecto forma alguna; antes bien, corre inmaterial hacia lo inmaterial y comprenderás.
71 (70). No podrás orar con pureza, si te atas a las cosas materiales y estás agitado por continuas preocupaciones; porque la oración es supresión de los pensamientos.
72 (71). No se puede correr estando encadenado, ni el intelecto esclavizado por alguna pasión puede ver el lugar de la oración espiritual; puesto que es arrastrado y envuelto por el pensamiento apasionado y no puede mantenerse inamovible.
123. Dichoso el monje que considera a todos los hombres como Dios, después de Dios.
124. Monje es aquel que, separado de todo, está unido a todos.
125. Monje es aquel que se estima unido a todos, porque se ve a si mismo en cada hombre sin excepción.
127. Si deseas orar evita como monje toda falsedad y todo juramento, de lo contario, en vano aparentas lo que no te es familiar.
128. Si quieres orar en espíritu, no odies a nadie y no habrá nube alguna que se te oponga en el momento de la oración.
17. El rico no adquirirá conocimiento, ni el camello entrará por el ojo de una aguja, sin embargo, ninguna de estas cosas será imposible para el Señor
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