jueves, 12 de diciembre de 2013

Gaspar de Búfalo, San


Presbítero y Fundador, 28 de diciembre
 
Gaspar de Búfalo, San
Gaspar de Búfalo, San

Fundador de los Misioneros
de la Preciosa Sangre

Martirologio Romano: En Roma, san Gaspar del Búfalo, presbítero, el cual lucho denodadamente por la libertad de la Iglesia y, encarcelado, no cesó de conducir a los pecadores por el camino recto, principalmente con la devoción a la preciosísima sangre de Cristo, en cuyo honor fundó las Congregaciones de Misioneros y de Hermanas. (1837)

Etimológicamente: Gaspar = Aquel que administra tesoros. Viene de las lenguas hebrea y persa.
Este santo nació en Roma en 1786. Era hijo de un capitán. Fue ordenado sacerdote en 1808. Pero en 1809 Napoleón puso preso al Sumo Pontífice Pío VII y entonces el Padre Gaspar y todos los sacerdotes que permanecieron fieles al Papa, fueron desterrados. En 1814, al ser derrotado Napoleón, pudo volver libre el Pontífice a Roma y también el Padre Gaspar volvió a la ciudad eterna, y encontró que por haber estado la ciudad varios años casi sin sacerdotes había muchísimo trabajo que hacer en confesiones y predicaciones y en tratar de instruir a la juventud, y se dedicó a ello con toda su energía y de tiempo completo.

Viendo que se necesitaban fervorosos misioneros que predicaran de pueblo en pueblo y
Gaspar de Búfalo, San
Gaspar de Búfalo, San
de ciudad en ciudad, se propuso fundar una nueva comunidad religiosa: Los Misioneros de la Preciosa Sangre. El Papa lo ayudó y lo animó y así pronto tuvo ya un buen número de misioneros. El quería que las casas de su nueva comunidad se fundaran en los barrios más pobres, más abandonados y más pervertidos de cada ciudad.

Y empezó por la ciudad de Nápoles que en ese tiempo era una verdadera guarida de bandidos, donde nadie tenía la vida segura. El propio Sumo Pontífice le recomendó que empezara por Nápoles, pues esa gente necesitaba mucho de la conversión .Y las dificultades que se le presentaban eran extremas. Parecía que Nuestro Señor lo estaba poniendo a prueba, pues apenas solucionaba una dificultad le aparecían varias más. Sin embargo él, con una gran confianza en Dios, logró reunir un buen número de sacerdotes y allá se fue a fundar casas de misiones y obtuvieron grandes conversiones.

A sus misioneros les recomendaba que trabajaran fuertemente, y que nunca se dieran por vencidos a pesar de las dificultades y que no dejaran un solo día sin instruirse más y más en nuestra santa religión. El y sus sacerdotes recorrían pueblos y ciudades predicando el evangelio y la conversión. Aguantaban hambres, fríos, persecuciones y pobreza, pero conseguían un gran número de conversiones, con su predicación, su buen ejemplo y sus sacrificios.

Las gentes al verlos tan mortificados y tan instruidos y al oírlos hablar con tanto entusiasmo acerca de la conversión y de la salvación del alma se entusiasmaban y cambiaban de modo de vivir y empezaban a ser mejores. El santo, que terminaba cada misión terriblemente fatigado, les decía a sus amigos: ¿Si es tan bonito trabajar por Nuestro Señor aquí en medio de tantas fatigas, cuánto más será estar junto a El en el cielo donde no hay dolor ni cansancio?.

Por todas partes por donde andaba predicando iba propagando la Adoración Nocturna: ese dedicar una noche cada mes para pasar varias horas rezando ante el Santísimo Sacramento.

Ya bastante enfermo sufría muchísimo de sed por el calor y por la fiebre, pero hacía el sacrificio de no tomar agua, para obtener con ese sufrimiento la conversión de los pecadores. En invierno el frío lo hacía sufrir muchísimo pero no tenía calefacción, porque el martirio del frío podía convertir pecadores.

Murió en Roma en 1836, y fueron tantos los milagros que se obtuvieron por su intercesión, que el Sumo Pontífice lo declaró santo en 1954.

San Gaspar: te encomendamos nuestras ciudades, especialmente aquellos barrios donde hay más maldad, para que ruegues a Dios por ellos y consigas la conversión de muchos pecadores.


San Gaspar del Búfalo, presbítero y fundador
fecha: 28 de diciembre
fecha en el calendario anterior: 2 de enero
n.: 1786 - †: 1837 - país: Italia
canonización: B: Pío X 18 dic 1904 - C: Pío XII 12 jun 1954
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, san Gaspar del Búfalo, presbítero, el cual luchó denodadamente por la libertad de la Iglesia y, encarcelado, no cesó de conducir a los pecadores por el camino recto, principalmente con la devoción a la preciosísima sangre de Cristo, en cuyo honor fundó las Congregaciones de Misioneros y de Hermanas de la Preciosa Sangre.

Gaspar, que nació en Roma y fue hijo de un capitán (1786), recibió la instrucción en el Colegio Romano y fue ordenado sacerdote en 1808. Poco después de la toma de Roma por Napoleón, fue desterrado con la mayor parte del clero, por haberse negado a abjurar de su fidelidad a la Santa Sede. A la caída de Napoleón, volvió a Roma, donde encontró un amplio campo de trabajo, ya que la ciudad había estado casi nueve años privada de sacerdotes y de sacramentos. En 1814 dirigió una misión en Giano, en la diócesis de Spoleto, y ahí le nació la idea de fundar la congregación de la Preciosa Sangre. En Giano encontró una casa que se prestaba para ese fin y, con la ayuda del cardenal Cristaldi, cuya amistad no le desamparó nunca, la nueva congregación fue aprobada cordialmente por el Papa Pío VII, en 1815. El Papa puso a la disposición del santo la casa y la iglesia adyacente de San Felice in Giano. La segunda fundación tuvo lugar en 1819 y la tercera poco después, en Albano. El santo deseaba que su congregación tuviera una casa en cada diócesis, en el barrio más abandonado y pervertido. El reino de Nápoles era en aquella época un centro de todos los crímenes, en el que nadie tenía la vida segura. El Papa escribió de propia mano a del Búfalo, en 1821, rogándole que fundara seis casas en dicha ciudad. El aceptó gozosamente, pero tuvo que superar las más grandes dificultades para conseguir fondos y personal suficiente. Su biógrafo nos dice que la Providencia parecía jugar con el santo, pues en cuanto desaparecía un obstáculo, aparecía otro nuevo y más imponente. Sin embargo, poco a poco, logró reunir hombres suficientes y una cantidad de dinero mayor que la estrictamente necesaria.

Bajo el Papa León XII, surgieron graves dificultades. Pero el tiempo las hizo desaparecer y, en 1824, las casas de la congregación quedaron abiertas a todos los sacerdotes jóvenes que querían recibir un entrenamiento especial para las misiones. El ideal era elevado y el trabajo arduo. Un misionero, decía el fundador, tiene que ser como un soldado o un marinero que nunca se dan por vencidos y están preparados para cualquier eventualidad. Deseaba que sus hijos se distinguieran, no sólo por el fervor, sino también por la ciencia. Para evangelizar al mundo entero, como lo exigía su vocación, tenían que aprender idiomas, además de la Teología y la Sagrada Escritura. Ya durante la vida del fundador, la obra se había extendido por toda Italia. Recorriendo incesantemente las poblaciones, sufriendo infinitas privaciones, con frecuencia amenazados de muerte, los misioneros de la Preciosa Sangre predicaban en todas partes el mensaje evangélico, siguiendo el ejemplo de su fundador.

Los biógrafos de Gaspar del Búfalo nos transmiten una descripción gráfica de una misión, siguiendo sus etapas sucesivas. Los métodos de estos misioneros eran completamente nuevos. Por ejemplo, se disciplinaban en la plaza pública, lo cual producía invariablemente numerosas conversiones. El último día, quemaban públicamente los libros e imágenes obscenas y todo aquello que podía ofender a Dios. Dejaban plantada una gran cruz en recuerdo de la misión. Cantaban un solemne «Te Deum» y proseguían su camino hasta la próxima población. El santo decía con frecuencia al terminar una misión, exhausto pero lleno de agradecimiento: «Si es tan delicioso fatigarse por Dios, cuánto más lo será gozar de Él». Uno de sus principios era el de hacer trabajar a todos y con ese objeto fundó una multitud de obras de caridad, en Roma, para jóvenes y viejos, ricos y pobres de ambos sexos. Entre otras cosas, implantó la adoración nocturna del Santísimo Sacramento, en la que algunos hombres que no se atrevían a visitar al Señor durante el día, podían venir a Él, como Nicodemo, por la noche. Gaspar del Búfalo predicó su última misión en Roma, en la iglesia nueva, durante el cólera de 1836. Sintiendo que sus fuerzas se debilitaban, retornó inmediatamente a Albano y comenzó a prepararse para la muerte. El frío le hacía sufrir terriblemente durante el día y la sed durante la noche, pero se abstenía de beber para poder celebrar la misa al día siguiente. Rogó a sus hijos que le dejaran solo todo el tiempo que fuera posible, para poder entregarse a la oración. Después de la fiesta de San Francisco Javier, partió a morir a Roma. El 19 de diciembre, el médico le prohibió decir la misa; el 28 de diciembre recibió los últimos sacramentos y murió. El santo había obrado varios milagros durante su vida, y su intercesión alcanzó muchas gracias después de su muerte. La lista de curaciones y otros milagros por él obrados es muy larga. Fue canonizado en 1954.

Cfr. Sardi, Notizie intorno alla vita del beato Gaspare del Bufalo (1904).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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