sábado, 14 de diciembre de 2013

David, Santo

Rey y Profeta, Diciembre 29
 
David, Santo
David, Santo

Rey, antepasado de Jesús

Martirologio Romano: Conmemoración de san David, rey y profeta, hijo de Jesé betlehemita, quien encontró gracia ante Dios y fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel para regir el pueblo de Israel. Trasladó a la ciudad de Jerusalén el arca del Señor, y el Señor le juró que su descendencia permanecería para siempre, porque de él nacería Jesucristo según la carne.

Etimología: David = aquel que es amado, es de origen hebreo.

En la Biblia, el nombre de David sólo lo ostenta el segundo rey de Israel, el bisnieto de Booz y Rut (Rut 4 18 ss.). Era el más joven de los ocho hijos de Isaí, o Jesé (I Reyes 16 8; cf. I Cro 2 13), un pequeño propietario de la tribu de Judá que habitaba en Belén, dónde nació David. Nuestro conocimiento de la vida y características de David se deriva exclusivamente de las páginas de Sagrada Escritura (ver I R 16; II R 2; I Cro 2, 3 y 10-19; Rut 4 18-22) y los títulos de muchos Salmos. Según la cronología usual, David nació en 1085 y reinó de 1055 a 1015 a.C. Recientes escritores han datado su reinado, deduciéndolo de inscripciones asírias, unos 30 ó 50 años más tarde. Por las limitaciones, no es posible dar más que un esbozo de los eventos de su vida y una simple estimación de sus características y su importancia en la historia del pueblo elegido, como rey, salmista, profeta e imagen del Mesías.

La historia de David se divide en tres períodos: (1) antes de su elevación al trono; (2) su reinado, en Hebrón sobre Judá y en Jerusalén sobre todo Israel, hasta su pecado; (3) su pecado y sus últimos años. Aparece primero en la historia sagrada como un joven pastor que cuidaba los rebaños de su padre en los campos cercanos a Belén, "rubio, de bellos ojos y hermosa presencia”.

Samuel, el profeta y último de los jueces, fue enviado a ungirlo en lugar de Saúl. a quien Dios había rechazado por su desobediencia. Los relatos de David no parecen haber reconocido la importancia de esta unción que lo marcó como sucesor al trono después de la muerte de Saúl.

Durante un período de enfermedad, cuando un espíritu maligno atormentaba a Saúl, David fue llevado a la corte para aliviar al rey tocando el arpa. Ganó la gratitud de Saúl y lo puso al frente del ejército, pero su estancia en la corte fue breve. Más tarde, mientras sus tres hermanos mayores estaban en el campo, luchando bajo Saúl contra los Filisteos, David fue enviado al campamento con algunos comestibles y regalos; allí oyó las palabras con las que el gigante, Goliat de Gat, desafiaba a todo Israel a un combate singularizar y él se ofreció para matar al filisteo con la ayuda de Dios. Su victoria sobre Goliat provocó la derrota del enemigo. Las preguntas de Saúl a Abner en este momento, parecen implicar que él nunca había visto antes a David, sin embargo, como hemos visto, David ya había estado en la corte. Se han hecho varias conjeturas para explicar esta dificultad. Como el pasaje hace pensar en una contradicción en el texto hebreo, es omitido por la traducción de los Setenta, algunos autores han aceptado el texto griego en preferencia al hebreo. Otros suponen que el orden de las narraciones se ha confundido en nuestro texto hebreo actual. Un solución más simple y más probable mantiene que, en la segunda ocasión, Saúl sólo preguntó a Abner por la familia de David y sobre su infancia. Antes no había prestado atención a estas cosas.

La victoria de David sobre Goliat le ganó la amistad entrañable de Jonatán, el hijo de Saúl. Obtuvo un lugar permanente en la corte, pero su gran popularidad y las imprudentes canciones de las mujeres excitaron los celos del rey, que intentó matarlo en dos ocasiones. Como jefe de mil hombres buscó nuevos riesgos para ganar la mano de Merab, la hija mayor de Saúl: pero, a pesar de la promesa del rey, fue dada a Adriel de Mejolá. Mical, la otra hija de Saúl, estaba enamorada de David, y, con la esperanza de que finalmente fuera muerto por los Filisteos, su padre prometió dársela en matrimonio, con tal de que David matara a cien Filisteos. David tuvo éxito y se caso con Mical. Este éxito, sin embargo, hizo temer más a Saúl y finalmente le indujo a ordenar que debiera matarse a David. Por mediación de Jonatán fue perdonado durante un tiempo, pero el odio de Saúl le obligó finalmente a huir de la corte.

Primero fue a Ramá y desde allí, con Samuel, a Nayot. Los grandes esfuerzos de Saúl por asesinarlo eran frustrado por la interposición directa de Dios. Una entrevista con Jonatán le convenció de que la reconciliación con Saúl era imposible y de que, para el resto del reino, él era un desterrado y un bandido. En Nob, David y sus compañeros fueron armados por el sacerdote Ajimélec, que después fue acusado de conspiración y asesinado con todos sus sacerdotes. De Nob, David fue a la corte de Aquis, rey de Gat, de donde escapó de la muerte fingiendo locura. En su retorno se convirtió en cabeza de una banda de aproximadamente cuatrocientos hombres, algunos parientes suyos otros entrampados y desesperados, que se reunieron en la cueva o refugio de Adulán. Poco tiempo después su número llegó a seiscientos. David liberó la ciudad de Queilá de los filisteos, pero fue obligado a huir de nuevo de Saúl. Su siguiente morada fue el desierto de Zif, memorable por la visita de Jonatán y por la alevosía de los zifitas que avisaron al rey. David se libró por la llamada a Saúl para rechazar un ataque de los filisteos. En los desiertos de Engadí estuvo de nuevo en gran peligro; pero, cuando Saúl estaba a su merced, él generosamente le perdonó la vida. La aventura con Nabal, el matrimonio de David con Abigail, y una segunda ocasión rehusada de matar a Saúl, fueron seguidas por la decisión de David de ofrecer sus servicios a Aquis de Gat y así poner fin a la persecución de Saúl. Como vasallo del rey filisteo, se estableció en Sicelag, desde donde hizo incursiones a las tribus vecinas, devastando sus tierras y no dejando con vida hombre ni mujer. Pretendiendo que estas expediciones eran contra su propio pueblo de Israel, se aseguró el favor de Aquis. Sin embargo, cuando los filisteos se prepararon en Afec para emprender la guerra contra Saúl, los otros príncipes no fueron partidarios de confiar en David, y él regresó a Sicelag. Durante su ausencia había sido atacada por los amalecitas. David los persiguió, destruyó sus fuerzas y recuperó todo su botín. Entretanto había tenido lugar la fatal batalla en el monte de Gelboé, en la que Saúl y Jonatán fueron muertos. La elegía conmovedora, que se conserva para nosotros en II Reyes 1, es un arranque de pesar de David por su muerte.

Por mandato de Dios, David, que tenía ahora treinta años, subió a Hebrón para reclamar el poder real. Los hombres de Judá lo aceptaron como rey y fue ungido de nuevo, solemne y públicamente. Por influencia de Abner, el resto de Israel permanecía fiel a Isbóset, hijo de Saúl. Abner atacó las fuerzas de David, pero fue derrotado en Gabaón. La guerra civil continuó durante algún tiempo, pero el poder de David aumentaba continuamente. En Hebrón tuvo seis hijos: Amnón, Quilab, Absalón, Adonías, Sefatías, y Yitreán. Como resultado de una riña con Isbóset, Abner hizo maniobras para llevar a todo Israel bajo el poder de David; sin embargo, fue alevosamente asesinado por Joab, sin el consentimiento del rey. Isbóset fue asesinado por dos benjamitas y David fue aceptado por todo Israel y ungido rey. Su reinado en Hebrón sobre Judá había durado siete años y medio.

David tuvo éxito en sus sucesivas guerras, haciendo de Israel un estado independiente y provocando que su propio nombre fuera respetado por todas las naciones circundantes. Una notable hazaña fue, al principio de su reinado, la conquista de la ciudad jebusita de Jerusalén, a la que hizo capital de su reino, “la ciudad de David”, el centro político de la nación. Construyó un palacio, tomó más esposas y concubinas, y engendró más hijos e hijas. Habiéndose liberado del yugo de los filisteos, resolvió hacer de Jerusalén el centro religioso de su pueblo, transportando el Arca de la Alianza (ver artículo) desde Baalá (Quiriat Yearín). La trajo a Jerusalén y la puso en la nueva tienda construida por el rey. Después, cuando propuso construir un templo para ella, le fue dicho, por el profeta Natán, que Dios había reservado esta tarea para su sucesor. En premio a su piedad, le fue hecha la promesa de que Dios le construiría a una casa y establecería su reino para siempre.

No hay detalles sobre las diversas guerras emprendidas por David; sólo tenemos algunos hechos aislados. La guerra con los amonitas es recordada de un modo más completo porque, cuando su ejército estaba en el campo durante esta campaña, David cometió los pecados de adulterio y asesinato, atrayendo por ello grandes calamidades para él y su casa. Estaba entonces en la plenitud de su poder, era un gobernante respetado por todas las naciones, del Eufrates al Nilo. Después de su pecado con Betsabé y el asesinato indirecto de Urías su marido, David la convirtió en su esposa. Pasço un año de arrepentimiento por su pecado, pero su contrición fue tan sincera que Dios le perdonó; aunque, al mismo tiempo, le anunció los severos sufrimientos que le sucederían. El espíritu con que David aceptó estas penas lo ha hecho en todo tiempo modelo de penitentes. El incesto de Amnón y el fratricidio de Absalón (ver artículo) trajeron la vergüenza y la aflicción a David. Absalón permaneció tres años en el destierro. Cuando fue llamado de regreso, David lo mantuvo en desgracia durante dos años más y entonces le restauró a su anterior dignidad, sin ninguna señal de arrepentimiento. Molesto por el tratamiento de su padre, Absalón se consagró durante los siguientes cuatro años a seducir a la gente y finalmente se proclamó rey en Hebrón. David fue cogido por sorpresa y obligado a huir de Jerusalén. Las circunstancias de su huída se narran en la Escritura con gran simplicidad y patetismo. El rechazo de Absalón del consejo de Ajitófel y su consecuente retraso en la persecución del rey, hizo posible a éste último reunir sus fuerzas y vencer en Majanáin dónde Absalón murió. David retornó triunfante a Jerusalén. Una gran rebelión bajo Seba fue reprimida rápidamente en el Jordán.

En este punto de la narración de II de Reyes leemos que “hubo hambre, en los días de David, durante tres años consecutivos”, en castigo por el pecado de Saúl contra los gabaonitas. A su llamada, siete de la familia de Saúl fueron entregados para ser crucificados. No es posible fijar la fecha exacta de la hambruna. En otras ocasiones, David mostró gran compasión con los descendientes de Saúl, sobre todo con Mefibóset, el hijo de su amigo Jonatán. Después de una breve mención de cuatro expediciones contra los filisteos, el escritor sagrado recuerda un pecado de orgullo por parte de David en su resolución de hacer un censo del pueblo. Como penitencia por este pecado, se le permitió escoger entre hambre, derrotas o peste. David escogió la tercera y en tres días murieron 70.000. Cuando el ángel estaba a punto de golpear Jerusalén, Dios se apiadó y cesó la peste. David fue enviado a ofrecer un sacrificio en la era de Arauná, el lugar del futuro templo.

Los últimos días de David fueron perturbados por la ambición de Adonías, cuyos planes para la sucesión fueron frustrados por Natán, el profeta, y Betsabé, la madre de Salomón. El hijo que nació después del arrepentimiento de David, fue elegido con preferencia sobre sus hermanos mayores. Para asegurarse que Salomón le sucedería en el trono, David lo había ungido públicamente. Las últimas palabras recogidas del anciano rey son una exhortación a Salomón a ser fiel a Dios, premiar a los sirvientes fieles y para castigar a los malos. David falleció a la edad de setenta años, tras haber reinado en Jerusalén treinta y tres años. Fue enterrado en el Monte Sión. San Pedro dice que su tumba todavía existía en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles (Hch 2 29). David es honrado por la Iglesia como un santo. Se le cita en el Martirologio romano, el 29 de diciembre.

El carácter histórico de las narraciones sobre la vida de David ha sido atacado principalmente por escritores que han desatendido el propósito del narrador de I Cro. Este pasa por encima los acontecimientos que no están relacionadas con la historia del Arca. En los Libros de los Reyes se narran los eventos principales, buenos y malos. La Biblia recuerda los pecados de David y sus debilidades sin excusa ni paliativos, pero también recuerda su arrepentimiento, sus actos de virtud, su generosidad hacia Saúl, su gran fe y su piedad. Los críticos que han juzgado duramente su carácter no han considerado las circunstancias difíciles en las que vivió o los modales de su edad. No es crítico ni científico exagerar sus faltas o imaginar que toda la historia es una serie de mitos. La vida de David fue un momento importante en la historia de Israel. Fue el fundador real de la monarquía, la cabeza de la dinastía. Escogido por Dios “como un hombre según Su propio corazón”, David fue probado en la escuela del sufrir durante los días de destierro y se convirtió en un renombrado líder militar. A él es debida la completa organización del ejército. Dio una capital, una corte y un gran centro de culto religioso, a Israel. La pequeña banda de Adulán se convirtió en el núcleo de una eficiente fuerza. Cuando fue proclamado rey de todo Israel, tenía 339.600 hombres bajo su mando. En el censo se cuentan 1.300.000 capaces de empuñar un arma. Un ejército dispuesto, que constaba de doce cuerpos, cada uno con 24.000 hombres, que se turnaban para servir durante un mes cada vez, en la guarnición de Jerusalén. La administración de su palacio y su reino exigió un gran séquito de sirvientes y oficiales. Sus diferentes funciones están fijas en I Cro 27. El rey mismo ejerció la función de juez, aunque posteriormente los levitas fueron designados para este propósito, así como otros oficiales menores.

Cuando el Arca fue llevada a Jerusalén, David emprendió la organización del culto religioso. Las funciones sagradas se confiaron a 24.000 levitas; además 6.000 fueron escribas y jueces, 4.000 porteros, y 4.000 cantores. Organizó las diversas partes de los ritos, y asignó a cada sección sus tareas. Los sacerdotes estaban divididos en veinticuatro familias; los músicos en veinticuatro coros. A Salomón había sido reservado el privilegio de construir la casa de Dios; pero David hizo amplias preparaciones para el trabajo reuniendo tesoros y materiales, así como transmitiendo a su hijo un plan para el edificio y todo sus detalles. Se nos relata en I Cro., cómo exhortó a su hijo Salomón para llevar a cabo este gran trabajo y dio a conocer a la asamblea de jefes la importancia de las preparaciones.

La parte más importante de los trabajos del templo, musicada y cantada, como compuso David, está rápidamente explicada con sus habilidades poéticas y musicales. Su habilidad para la música se recuerda en I Reyes, 16 18 y Amós 6 5. Se encuentran poemas compuestos por él en II Reyes, 1, 3, 22 y 23. Su conexión con el Libro de Salmos, muchos de los cuales se atribuyen expresamente a diferentes situaciones de su carrera, fue tomada para atribuirle por parte de muchos, en los últimos tiempos, todo Salterio. La paternidad literaria de estos himnos y las cuestiones acerca de en qué medida pueden ser considerados un medio para proporcionar material ilustrativo sobre la vida de David, se trata en el artículo los SALMOS.

David no fue meramente un rey y gobernante, también fue un profeta. “El espíritu del Señor ha hablado por mi y su palabra por mi lengua” (II Reyes, 23 2), es una declaración directa de inspiración profética en el poema allí recordado. San Pedro nos dice que era un profeta (Hch 2 30). Sus profecías están inmersas en los Salmos literalmente mesiánicos que compuso y en las “últimas palabras de David” (II R 23). El carácter literal de estos Salmos Mesiánicos se indica en el Nuevo Testamento. Ellos se refieren al sufrimiento, la persecución y la liberación triunfante de Cristo, o a las prerrogativas conferidas a Él por el Padre. Además de estas profecías directas, el propio David siempre ha sido considerado como un modelo del Mesías. En esto la Iglesia siguió las enseñanzas de los profetas del Antiguo Testamento. El Mesías sería el gran rey teocrático; David, el antepasado del Mesías, era un rey según el corazón de Dios. Se atribuyen sus cualidades y su mismo nombre al Mesías. Episodios en la vida de David son considerados por los Padres como prefiguración de la vida de Cristo; Belén es el lugar de nacimiento de ambos; la vida de pastor de David apunta hacia Cristo, el Buen Pastor; las cinco piedras escogidas para matar a Goliat son tipo de las cinco llagas; la traición por su consejero de confianza, Ajitófel, y el pasaje en el Cedrón nos recuerda la Sagrada Pasión de Cristo. Muchos de los Salmos davídicos, tal y como los comprendemos, desde el Nuevo Testamento, son claramente el anuncio del futuro Mesías.
 
PROFECIAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO CUMPLIDAS EN JESUCRISTO
Jesús: "Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis tener la vida eterna; ellas testifican de mí" (Jn. 5, 39).

Los profetas anuncian al Mesías:
Familia
Del linaje de la mujer saldrá la victoria contra la serpiente: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.» (Gen. 3, 15)
Será descendiente de Abraham, Isaac y Jacob (Gen 12, 2;17, 19; Num 24:17), de Judá (Gen 49, 8-10), David (II Sam. 7, 11-13 // Mt. 1,18-23)
Misión
Daniel 9:24
Setenta semanas están fijadas
sobre tu pueblo y tu ciudad santa
para poner fin a la rebeldía,
para sellar los pecados,
para expiar la culpa,
para instaurar justicia eterna,
para sellar visión y profecía,
para ungir el santo de los santos.
La Madre
Nacerá de una virgen (Is. 7,14 // Mt. 1, 18; Lc. 1, 27)

Lugar de nacimiento
Belén (Miq. 5, 1-2 // Mt. 2, 1; Lc. 3, 31). 

El Precursor
El Mesías tendrá un precursor (Mal. 3,1) // Juan Bautista (Jn. 1, 15)
que predicará a lo largo de la ribera del Jordán, en la región de Galilea (Is. 9, 12).

Su vida
Maestro y profeta (Deut. 18, 15).

Legislador y portador de una nueva alianza entre Dios y los hombres (Is. 55, 3-4).

Sacerdote víctima (Is. 52, 15; 53).
Manso y humilde (Is. 11, 1-5).

Salvador de la humanidad y piedra de escándalo (Is. 8, 14).

Sobre él reposará el espíritu del Señor (Is. 11, 2).

Milagros de todo género (Is. 35, 4-6 // Lc. 7, 18, 23; Mt. 11, 5 ss.).
Entrará triunfante en Jerusalén (Zac. 9,9).


Pasión y muerte
Los eventos de su pasión y muerte  (Is. 53, Is. 50, 6; Sal. 22, 12-19 // Jn. 19, 21-23; Mc. 15, 24; Mt. 27) .
Rechazado por los suyos (Is. 53, 3 // Jn. 1, 11).
"con palabras de odio me envuelven, me atacan sin razón". Salmo 109,3

Traicionado y Vendido por treinta monedas (Sal 41, 10 ; Zac. 11, 12-13 // Mt. 26, 14-15)).
Flagelado y escupido en el rostro (Is. 50, 6);
Taladradas las manos y el costado (Sal. 22, 17-18);
Le darán hiel como bebida (Sal. 69, 22);
Burlado: "todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza" Salmo 22,8
repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica. Salmo 22,19
Lo crucificarán (Zac. 12, 10);
su cuerpo no estará sujeto a la corrupción (Sal. 15, 9-11);
Tendrá un sepulcro glorioso (Is. 53, 9);
se sentará a la derecha de Dios (Sal. 109, 1).


Profecías del Reino
Preanuncian el principio de una nueva alianza entre Dios y el hombre (Dan. 9, 24-27);
comenzará en Jerusalén (Miq. 4, 2);
representará la victoria del monoteísmo (Zac. 13,2; Is. 2, 2-4; Miq. 4, 1-5);
será universal (Is. 11,10; 49,6; Mal.1, 11);
con sacerdotes y maestros por todo el mundo (Is. 66, 21; Jer. 3, 15);
con un sacrificio universal (Mal. 1 11);
Al final se manifestará su victoria sobre sus enemigos (Sal. 2, 1-8; Is. 54, 17; Dan. 2, 44).
Jesús sabe que las profecías mesiánicas se refieren a El. Al leer Isaías en la sinagoga de Nazaret, afirma: "Hoy se está cumpliendo ante vosotros esta escritura" (Lc. 4, 21)A los fariseos que rehusan creer en El, les dice: "Escudriñad las Escrituras ya que en ellas esperáis tener la vida eterna; ellas testifican de mí" (Jn. 5, 39).
Muchas de las profecías no podían depender de la voluntad de un hombre meramente humano. No se podía un hombre acomodar a ellas si no fuese Dios: Ej: nacimiento de una virgen, en Belén, los numerosos milagros, la traición por treinta monedas, la crucifixión, la resurrección, la incredulidad de los judíos y la conversión de los paganos.
Jesús no solamente fue objeto de profecías, sino que también profetizó.
-Predijo su propia pasión y muerte (Mt.16,21-23)
-que sería entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la Ley (Mt. 20, 18; 26, 57; Mc. 10, 64).
-lo entregarían a los gentiles, los cuales se burlarían de El, lo azotarían y lo crucificarían (Mt. 20, 19 = Mt. 27, 26: 29, 30; Lc. 23, 33).
- la traición de Judas (Mt. 26, 21-25; Jn. 13, 21-26; Lc. 22, 3-4)
- la triple negación de Pedro (
Mt. 26, 34 // Mt. 26, 69-75)
- y su martirio (Jn. 21, 18-19),
- la huida de los discípulos durante la Pasión (26, 31),
- Honra futura a Magdalena (Mt. 26, 13),
- las persecuciones que padecerían después de su muerte (Mt 10, 17-23; Mc. 13, 9-13),
- los milagros que harían en su nombre (Mt 16, 17).
- Predijo además la conversión de los paganos (Mt.8, 11),
- la predicación del evangelio en todo el mundo (Mt 24, 14),
- la permanencia de la Iglesia hasta el fin de los siglos (Mt 28, 20),
- la aparición en su seno de herejías y separaciones (Mt 7, 15-22),
- la destrucción de Jerusalén (Mt 24, 1 ss.;
Lc. 21, 24; Mc. 13, 2). Sucedió (70 AD) y la ciudad y el Templo de Jerusalén fueron destruidos por los Romanos (gentiles).
Todas estas profecías se cumplieron
Jesús conoce lo que está en la mente y en el corazón de los que le rodean.
-Conoce la vida de la samaritana en los detalles más íntimos (Jn. 4, 18 ss.);
-Sabe que Natanael es un israelita sincero (Jn. 1,47-51);
-Penetra el pensamiento de escribas y fariseos (Mt. 9, 4-7; 12, 25-27; Lc. 6, 7-8);
-Intuye los pensamientos de Simón el fariseo que murmura en su corazón contra la pecadora (Lc. 7, 39 ss.).

Jesús hace milagros sobre la naturaleza, conoce lo íntimo de cada corazón, perdona pecados, resucita.
Jesús domina el pasado, el presente y el futuro.
Ninguna otra persona en la historia puede hacer nada de esto porque solo Jesús es Dios. 
El evangelista Mateo se propone en su evangelio demostrar que Jesús es el Mesías, basándose en las profecías del Antiguo Testamento. 

Profecías del A.T. cumplidas en Jesucristo
Linaje
Cristo saldría de Israel (Num 24:17-19, Isa 11:1,49:7, Heb 7:14).
Cristo sería descendiente de Abraham, Isaac, Jacob (Gen 12:2;17:19; Num 24:17).
Cristo nacería en la familia de David (Gen 49, Isa 11, Rom 1:3).
El sería:

   La luz del mundo hasta el fin del mundo
(Isa 49:6, Lc 2:32).
   El Redentor (Isa 49:7,26,59:20,60:16, Rom 11:26).
   El Salvador (Jesus) (Isa 19:20,43:3, Lc 2:11, Hechos 13:47, 1Tim 1:15).
   El Mesías (Cristo) (Dan 9:25, Jn 1:41).
   El Rey de reyes (Dan 2:37, 1Tim 6:15, Apoc 17:14).
   El Rey de Israel (Isa 44:6, Sof 3:15, Jn 1:49).
   El Señor de los señores (Deut 10:17, Ps 110:1, Apoc 17:14).
   El Príncipe de Paz (Isa 9:6, Acts 5:13, Ef 2:2, Rev 1:5).
   El Hijo de Dios (Salmo 2:9, Rom 1:4).
   El ‘DIOS Fuerte' (Isa 9:6, Apoc 1:8).
   Profeta (Deut 18:18, Jn 3:34,17:8).
   Bendición para todas las naciones (Gen 12:2, Gal 3:8). Génesis 26:4 "por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra"
El vendría:
   A servir, no a ser servido (Zac 3:8, Mt 12:18, Mc 10:45).
   A cargar los pecados de la humanidad (Isa 53:4, Mt 8:17,1Ped 2:24).
   Para ser pecado (Isa 53:6, 2Cor 5:21).
   Un día de salvación dijo el Señor (Isa 49:3, 2Cor 6:2).
El establecería una nueva alianza (Gen 17:2,19, Isa 49:8, Jer 31:31, Mt 26:28, Mc 14:24, Lc 22:20, Heb 8:8).

El tiempo de Su venida fue especificado (Dan 9:25, Lc 1:31).
   Nacería en Belén (Mica 5:2, Mt 2:1,6, Lc 2:4,11,15).
Cristo nacería de una virgen (Isa 7:14, Lc 1:27, Apoc 12:5).
El Mesías sería Dios manifestado en la carne (Isa 9:6, 1Tim 3:16, Heb 10:5).
Los niños de Belén serían asesinados (Jer31:15, Mt 2:17-18).
Sería llamado de Egipto (Hosea 11:1, Mt 2:13-15,19-20).
La venida de Cristo sería anunciada por un mensajero (Isa 40:3-5, Mt 3:3,11:10,Mc 1:2, Jn 1:23).
El tendría pescadores como discípulos (Jer 16:16, Mt 4:18-19, Mc 1:16-17).
Sus discípulos no pescarían nada (Isa 19:8, Lc 5:5, Jn 21:3).

El recibiría ruegos para calmar la tormenta (Salmo 107:28, Mc 4:38, Lc 8:23-24).
El calmaría la tormenta (Salmo 107:29, Mc 4:39, Lc 8:24).
Su hogar sería desolación (Salmo 69:25, Hechos 1:20).
El iría a Cafarnaúm por un tiempo (Isa 9:1, Mt 4:13, Lc 4:31).
El Espíritu descendería sobre El (Isa 11:2,42:1, Mt 3:16)
El no podía pecar (Isa 53:9, 1Ped 2:22).
El predicaría a la gente (Isa 61:1, Mt 4:17,10:7,27, Hechos 10:42).
El predicaría en la sinagoga (Salmo 2:22, Lc 4:17-21,28, Jn 7:14).
El hablaría en parábolas (Salmo 78:2, Mt 13:34, Jn 16:25, Lc 8:10).
Su madre y hermanos tratarían de acercársele (Sal 69:8, Lc 8:19).
El sería maestro (Isa 54:13, Jn 7:14).
El sería pastor de Sus ovejas (Salmos 23:1,80:1, Ec 12:11, Isa 40:11, Jn 10:11,14,16, Heb 13:20).

El establecería una Iglesia que duraría para siempre (Isa 59:21, Mt 16:18, Jn 14:16-17, Jn 16:12-15)
El sería escuchado y no entendido (Isa 6:9, Mt 13:14-15, Mc 4:12).
El sería visto pero no percibido (Isa 6:9, Mt 13:14-15, Mc 4:12, Hechos 28:36).
El no sería creído (Isa 6:10,53:1, Mt 15:8, Mc 6:6, Jn 12:38).
El performaría milagros, prodigios y señales (Isa 8:18, Hechos 2:22).
El haría al ciego ver (Isa 42:7,16, Mt 11:5).
El resucitaría de entre los muertos (Isa 25:8,26:19, Ez 37:1-14, Jn 11:1-44, Ef 5:14).
El Padre lo ensalzaría (Salmo 2:7, Isa 42:1, Mt 17:5, Mc 9:7, Lc 3:22, Fil 2:9).
El entraría a Jerusalén sobre el pollino, sobre los mantos de un asno (Zac 9:9, Mt 21:5).

Ellos extenderían sus mantos ante El (2Reyes 9:13, Mt 21:7-8, Mc 11:7).
Ellos cantarían, "Bendito El que viene en nombre del Señor" (Salmo 118:26, Mt 21:9).
Ellos herirían al Pastor y dispersarían las ovejas (Zac 13:7, Mt 26:31, Mc 14:27).
Cristo sería traicionado por un amigo (Salmo 41:9, Jn 13:18, Hechos 1:16).
El sería vendido por treinta monedas de plata (Zac 11:12 Mt 27:3,5,9).
Treinta monedas de plata serían dadas por el campo del Alfarero (Zac 11:13, Mt 27:7,10).
Enemigos viniendo por El en el Jardín, tropezarían y caerían (Salmo 27:2, Jn 18:6).
El sería clavado a la cruz (Isa 22:23, Jer 10:4, Mt 27:35, Jn 19:18).
El sufriría y haría uns expiación del pecado (Isa 53, Mc 9:12).
Sería acusado por falsos testigos (Salmo 27:12,35:11,109:2, Mt 26:60,Mc 14:57).

El sería abandonado por Sus amigos y se irían (Isa 63:3, Mc 14:50).
El sería repudiado (Salmo 22:6, Isa 53:3, Amos 5:10, Mc 9:12).
El sería odiado sin causa (Salmo 35:19,69:4,109:3-4, Isa 49:7, Jn 15:25).
El sería rechazado por Su propia gente (Isa 49:5,53:3, Mc 9:12, Jn 1:11).
Sus enemigos serían de Su propia casa (Mic 7:6, Jn 7:5).
El no abriría la boca a Sus verdugos (Isa 53:7, Salmo 38:13-14, Mt 26:62-63,27:14, Lk 23:9, Jn 19:9, Hechos 8:32, 1Ped 2:23).
Ellos escupirían en Su cara (Isa 50:6, Mt 26:67).
El sería humillado y ridiculizado (Salmo 22:7-8, Mt 27:29).

El sería golpeado y herido (Isa 53:5, Mt 27:26).
El sería escupido y azotado (Isa 50:6, Mt 27:30, Mc 14:65).
El sería golpeado en la cabeza (Mic 5:1, Mc 15:19).
Su apariencia sería tan desfigurada que no parecía ser de hombre (Isa 52:14, Mk 15:19).
Sus manos, pies y costado serían atravesados (Salmo 22:16, Zec 12:10, Jn 19:37,20:27).
Sería crucificado con dos ladrones (Isa 53:9,12, Mc 15:27-28, Jn 19:18).
El perdonaría a Sus agresores (Isa 53:12, Lc 23:34).
El gritaría, "Tengo sed" (Salmo 22:15, Jn 19:28).
A El le darían hiel y vinagre en Su agonía (Salmo 69:21, Mt 27:34, Jn 19:29).
Hombres se sortearían Sus vestiduras (Salmo 22:18, Mt 27:35, Jn 19:24).

El sufriría intenso dolor y agonía en la cruz (Salmo 22:14, Mt 27:35).
El seria burlado al colgar en la cruz (Salmo 22:7-8, Mt 27:40, Mc 15-32).
El sería observado y vigilado (Salmo 22:17, Jn 19:37, Mt 27:36).
El exclamaría, "Dios Mío, Dios Mío, porqué me has desamparado? ", palabras en Su agonizante muerte, las cuales fueron profetizadas antes de que El naciera (Salmo 22:1,19, Mt 27:46, Mc 15:34).
El diría, "En Tus Manos Encomiendo My Espíritu" (Salmo 31:5, Lc 23:46).
Ni un hueso de Su cuerpo sería quebrado (Salmo 34:20, Jn 19:32-33,36).
El moriría por nuestros pecados (Isa 53:8,12, Dan 9:26, 1Cor 15:3).

Ellos correrían una piedra grande a la puerta del sepulcro (Dan 6:17, Mt 27:60).
Su acusador, Judas, sería reemplazado (Salmo 69:25,109:8, Act 1:19-20).
Su cuerpo no vería corrupción (Salmo 16:10, Isa 55:3, Hechos 2:31,13:34-35,37).
El resucitaría de la muerte (Salmo 16:10,49:15, Isa 53:10, Hos 6:2. Mc 15:6).
El resucitaría al tercer día (Jona 1:17, Hos 6:2, Mt 12:40,26:61, 27:40,27:63).
El no fallaría (Isa 42:4, Jn 19:30).
El establecería Su Iglesia (Zec 6:13, Mt 16:18).
El sería la piedra angular (Salmo 118:22, Mc 12:10, 1Ped 2:6-8).
Habría un rebaño y un pastor (Isa 40:11, Jn 10:16, 1Ped 2:25).

Su palabra se propagaría a muchas naciones desde Jerusalén (Mic 4:2, Lc 24:47).
El ascendería a lo alto (Salmo 68:18, Ef 4:5).
El ascendería al Cielo (Isa 9:7, Mc 16:19, Lc 24:51).
El se sentaría a la derecha del Padre (Salmo 110:1, Hechos 2:34, Heb 1:3).
Cada rodilla se doblaría ante El (Isa 45:23, Rom 14:11, Fil 2:10).
El nos juzgaría (Jer 33:15, Jn 5:22, Hechos 17:31).
El pondría a Sus enemigos por escabel a Sus pies (Salmo 110:1, Heb 1:13).
Su Reino durará por siempre (Salmo 45:6, Dan 7:14, Heb 1:8).
Su nombre durará por siempre (Salmo 72:17, 2Ped 1:11).
Su palabra durará por siempre (Isa 40:8, Mt 24:25, Mc 13:31, Lc 21:33, 1Ped 1:25).
El proclamaría salvación eterna (Isa 62:11, Heb 5:9).
El sería un Sacerdote por siempre (Salmo 110:4, Heb 7:17,21).
El es el primero y el último, el Alfa y el Omega (Isa 41:4,44:6,Apoc 22:13).


David

 
David
Rey de Judá
Rey de Israel
David SM Maggiore.jpg
Escultura del rey David en la Basílica de Santa María la Mayor (Roma).
Información personal
Reinadosobre Judá, entre el 1010 y el 1003 a. C.
sobre Israel, entre el 1003 y el 970 a. C.
Nacimiento1040 a. C.
Belén de Judá
Fallecimiento970 a. C.
Jerusalén
PredecesorSaúl
SucesorSalomón
Familia
DinastíaCasa de David
PadreJesé
MadreNitzevet (según el Talmud)
ConsorteMical, Ahinoam, Abigaíl, Maachah, Haggith, Abital, Eglah y Betsabé
DescendenciaSalomón, Natán
David (< hebreo דָּוִד, «el amado» o «el elegido de Dios»; c. 1040-970 a. C.) fue, según la Biblia, un rey israelita, sucesor del rey Saúl y el segundo en reinar el antiguo Reino de Israel, cuya historia se narra en los libros de Samuel el profeta y en los Salmos en el Antiguo Testamento de la Biblia. Fue padre de uno de los grandes gobernantes de Israel, Salomón.

 


Percepción histórica

David es considerado como un rey justo, valiente, apasionado; guerrero, músico y poeta, pero un rey, también, no exento de pecados. Se le atribuye la autoría de gran parte del Libro de los Salmos y puede decirse que su vida se divide en cuatro grandes etapas. Se dice que vivió entre los años 1040 y 970 a. C., que reinó en Judá entre el año 1007 y el 1000 a. C. y sobre Israel entre el año 1000 y el 970 a. C.
Los Libros de Samuel son la crónica principal de su vida y su reinado, continuando con sus descendientes en el Libro de los Reyes. Se han preservado pocas referencias arqueológicas, pero la estela de Tel Dan y la estela de Mesha podrían determinar la existencia, a mediados del s. IX a. C., de una dinastía real hebrea llamada «Casa de David». Además de existir otras referencias en este grabado sobre la descendencia del rey David. Así también, la costumbre de dejar genealogías en las familias hebreas lo hace aparecer en varias de ellas en la misma Biblia.
La vida de David es especialmente relevante para el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam. Su biografía se basa casi exclusivamente en los libros de Samuel, donde se lo describe como «rojizo, de hermosos ojos, prudente y muy bella presencia.»[1]

Orígenes

David perteneció a la familia de Isaías, de la tribu de Judá. Era el menor (1 Samuel 16:11) de los ocho hijos de Isaí (1 Samuel 17:12) y, como era costumbre, el menor era el más postergado y al que se le daban tareas pastoriles. Tres de sus hermanos mayores fueron soldados del rey Saúl. Samuel, el profeta, viajó hasta Belén, por mandato de Dios, para buscar al nuevo «ungido». Y los candidatos, dijo Dios, debían ser los de la familia de Isaí.

David es ungido

 
Samuel consagrando a David, Dura Europos, Siria, siglo III a. C.
El rey Sául había pecado al desobedecer a Dios durante la batalla de Michmash, donde debía destruir a todos los enemigos amalecitas y no lo hizo. Por ello, Dios decidió retirarle su bendición y envió al profeta Samuel en busca de un nuevo «ungido», de un nuevo rey para Israel. Su destino era Belén, donde vivía Isaí con sus hijos. Uno de ellos era el elegido y Samuel, como profeta, debía saber cual. Para evitar un castigo del rey Saúl, el profeta se excusó alegando que viajaba para realizar un sacrificio. Una vez en casa de Isaí, el profeta conoció a siete de sus ocho hijos, pero ninguno le resultó el ungido. Cuando preguntó si faltaba alguno, Isaí llamó al más pequeño: David, y cuando el profeta lo vio, supo que era él. Allí, delante de su padre y hermanos mayores, le ungió como futuro rey de Israel.

David, al servicio del rey Saúl

David, con la gracia de Dios, fue nombrado músico a cargo de arpa y paje de armas. Estas tareas las compaginaba con su trabajo como pastor. Tan bueno era tocando el arpa que, escuchando la melodía, el rey Saúl le concedió su buena disposición.

David y Goliat

Israel, bajo las órdenes del rey Saúl, estaba en guerra con los filisteos y ellos tenían un líder especial: un gigante llamado Goliat. Éste desafió al ejército israelí durante 40 días, proponiendo que escogieran a su mejor hombre y que se enfrentara a él. Si ganaba Goliat, los israelíes serían esclavos de los filisteos. Si ganaba el mejor hombre israelí, los filisteos serían esclavos de Israel.
David, cuyo padre le había pedido que viajara al campamento para saber cómo estaban sus hermanos mayores y llevarles algo de comida, escuchó el desafío del gigante (1 Sam 17:8,9). Según la Biblia, la condición de pastor llevó a David a estar preocupado por defender a sus rebaños de los ataques de fieras salvajes y, utilizando su talento, cogió un cayado y una honda. Con ello se presenta ante el rey Saúl y se propone a ser quién luche contra el gigante. En definitiva, un niño iba a ser el mejor hombre de Israel. Para los hebreos, éste es un momento crucial para definirse como nación autónoma.
"Toda la Tierra sabrá que hay Dios en Israel."
David (1 Sam 17:46,47)
Primero se vistió con la armadura del rey, pero, al no estar acostumbrado a utilizarla, se deshizo de ella y se dirigió al campo de batalla con su honda. Por el camino recogió cinco piedras lisas en un arroyo y se plantó delante del gigante Goliat. Éste se burló de él, pero el pequeño David le estampó una piedra en la frente y, cuando cayó, aprovechó para cortarle la cabeza, con la espada del propio Goliat. Esa fue una de las primeras victorias de David.

David, el fugitivo

Después de vencer al gigante, David consiguió la confianza de los criados y del pueblo. Y, precisamente eso, produjo los celos del rey Saúl, que ordenó capturarle. David tuvo que huir al desierto con un grupo de seguidores y se convirtió en el paladín de los oprimidos. Allí aceptó la protección del rey filisteo Aquis de Gat, enemigo de Israel, y situó a su familia y los suyos en la ciudad filistea de Siclag. Cuando Aquis se fue a la guerra contra el rey Saúl, David no pudo acompañarle porqué los otros nobles no confiaban en él.

David, rey de Judá

Esta batalla, que tuvo lugar en Gilboá, acabó con la vida del rey Saúl y de su hijo Jonatán, amigo de David. La Casa de Saúl estaba prácticamente anulada y David se dirigió a la ciudad de Hebrón para ser nombrado rey de Judá. Pero, los norteños no estaban de acuerdo con tal decisión y buscaron a un descendiente lejano del difunto rey para nombrarle como sucesor. El escogido fue Isboset, al que nombraron rey. Éste intentó ganarse la confianza del reino, pero dos caudillos seguidores de David decidieron asesinarle en su propia casa. Cuando se presentaron ante el rey David esperaban una recompensa, pero se encontraron con la muerte. David no estuvo de acuerdo con la muerte de su enemigo y decidió ejecutarles por asesinato.
En Hebrón, el rey David no conseguía la confianza de los norteños y decidió que, para unir a las doce tribus israelitas, debía buscar una ciudad neutral donde gobernar. Sin embargo, con la muerte del hijo del difunto rey Saúl, los ancianos de Israel se acercaron a Hebrón manifestando lealtad a David, que por entonces tenía 30 años.[2]

David, rey de Israel

Esa ciudad neutral fue Jebus, que por entonces no estaba en manos de la gente de Judá ni en manos de los israelitas del norte. Pero, estaba ocupada por los jebuseos. Una vez reconocido por los líderes de todas las tribus, David conquistó la fortaleza de Jebus y la hizo su capital. Una ciudad que pasó a ser conocida como la Ciudad de David y, posteriormente, Jerusalén.
"Hueso y carne tuya somos"
Líderes de las doce tribus israelíes al rey David (2 Sam 5:1-3)

Jerusalén como capital

El rey David era el líder de una teocracia que pretendía instalar «el reino de Dios en la Tierra». Por su parte, el rey Hiram de Tiro envió mensajeros a la capital y comenzó a suministrarle a David madera de cedro, carpinteros y albañiles para que pudiera construirse la casa de David. Éste quería construir un templo, pero el profeta Natan le dijo, por orden de Dios, que el templo debía esperar una generación, pues se habían cometido muchos crímenes. Eso sí, Dios hizo un pacto con el rey David: la Casa de David nunca se extinguiría.
"Tu trono será establecido para siempre."
Dios al rey David
David conquistó Soba, Aram (la actual Siria), Edom y Moab (la actual Jordania), así como las tierras de los filisteos y de otros territorios. En muchos casos exterminó gran parte de sus habitantes.
 
David y Betsabé, por Lucas Cranach el Viejo, 1526.

El pecado de David

Durante el sitio de Rabbah, el rey David decidió no ir a la batalla y quedarse en Jerusalén. Después de una siesta y desde la terraza, el rey observó que, en una casa vecina, una hermosa mujer estaba bañándose. David quedó prendado de ella y quiso saber quién era: Betsabé, la mujer de un soldado hitita principal llamado Urías que estaba luchando en el sito de Rabbah. Pero, ni eso paró al rey. La dejó embarazada mientras su marido luchaba en el sitio y el adulterio de la mujer, en Israel, era penalizado con la muerte. Con tal de evitar esto, David pidió a su marido que volviera del sitio y hacerle creer que él mismo había embarazado a su mujer. Pero, no lo consiguió. Urías se negó a quedarse en casa, con su mujer, mientras sus compañeros luchaban en la batalla.
El rey David, preocupado por perder a la mujer de la que estaba enamorado, decidió cambiar su estrategia. Pidió al comandante del sitio que situara al hombre en el lugar más difícil de la batalla, con la intención de que muriera en combate. Así, nadie sospecharía del adulterio y el rey podría seguir con Betsabé. Se casó con ella y llegó a ser su esposa preferida.
El profeta le advirtió que Dios le quitaría la tranquilidad y que le enviaría zozobras continúas, que su reinado sería agitado, lleno de disturbios civiles violentos e intrigas. Y también le advirtió que él no moriría por haber dejado embarazada a una mujer casada y haber ordenado la muerte de su marido, pero que sí lo haría el hijo que iba a nacer. Su hijo vivió siete días, durante los cuales el rey ayunó. Pero, cuando murió, el rey se vistió y volvió a comer. Sus sirvientes le preguntaron porqué se lamentó cuando su hijo todavía estaba vivo, pero no cuando ya había muerto.
"Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba. Pensaba que tal vez el Señor tendría compasión de mí y que el niño pudiera vivir. Pero, ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, pero él no volverá a mí."[3]
Rey David, a sus siervos

La rebelión de Absalón

 
La muerte de Absalón por Gustave Doré
Tal como lo había profetizado Natan, los errores del rey fueron la causa de diversos trastornos y zozobras a la llamada Casa de David. Uno de sus hijos, Absalón, se rebeló contra su padre y llegaron a luchar por el derecho al trono. Un día, Absalón quedó atrapado por su cabello en las ramas de un roble y Joab, el comandante de tropas de David, le clavó tres lanzas y lo mató (2 Samuel 18:12). Así, toda una facción festejaba esa muerte como una victoria, pero, cuando la noticia de la victoria fue llevada al rey David, éste no se alegró:
"¡Oh hijo mío, Absalón, hijo mío, hijo mío, Absalón! Me habría muerto en lugar de ti, Absalón, hijo mío, mi hijo!".
Rey David al saber la muerte de su hijo y rival.
Todo ese tiempo de conflictos deterioraron la imagen de David y su espíritu. Los sinsabores continuarían, pues su hijo Adonías también pretendía reinar. Ambicionó el trono de su padre, que ya había perdido gran parte de su anterior prestigio.

Recta final

El rey David, ya anciano, estaba postrado en la cama y su hijo Adonías aprovechó este hecho para proclamarse rey. Betsabé y el profeta Natan, conociendo la actitud hostil del joven, pidieron a David que nombrara como heredero a otro de sus hijos. Concretamente a Salomón. Éste había sido elegido por Dios y este acuerdo entre David y su mujer preferida sólo concretaba los designios divinos.
"No derramar sangre [...] No buscar revanchas y seguir los preceptos del Señor"
Consejo del rey David a su hijo y heredero al trono Salomón
También le prometió continuar la línea hereditaria en el trono de Judá por siempre. David murió aproximadamente a los 70 años y fue enterrado en Ciudad de David, futura Jerusalén. Gobernó cuarenta años sobre Israel, siete en Hebron y treinta y tres en Jerusalén.[4]

David en el judaísmo

En el Judaísmo, el reinado de David representa la formación de un Estado Judío coherente, con su capital política y religiosa en Jerusalén y la institución de un linaje real que culminará en la Era mesiánica. La supuesta descendencia de David como hijo de una conversa (Ruth) es tomado como prueba de la importancia de los conversos dentro del judaísmo. El hecho de que Dios no le haya permitido construir un templo perpetuo es tomado como prueba del imperativo de paz en asuntos de estado. David es también visto como una figura trágica; su inexcusable toma de Bathsheba, y la pérdida de su hijo son vistas como tragedias centrales en el judaísmo.
Nota del Libro de Rut: Booz se casó con Rut y fueron padres de Obed, que fue padre de Isaí e ísaí fue padre de David. Por lo que Rut sería la bisabuela del Rey David.

David en el Cristianismo

En el Cristianismo, David tiene importancia como el ancestro del Mesías. Muchas Profecías del Antiguo Testamento indicaban que el Mesías descendería de la línea de David; los Evangelios de Mateo y Lucas trazan el linaje de Jesús hasta David para completar este requerimiento.
David es también relacionado figurativamente con Cristo, la derrota de Goliat es comparada con la forma en que Jesús venció a Satanás mientras estaba en la cruz. Más frecuentemente, David es la figura del creyente Cristiano. Los salmos que escribió muestran a un Cristiano que depende de Dios, tanto en los momentos de adversidad, como en los de gloria y de arrepentimiento.

David (Dawud) en el Islam

En el Corán, David es conocido como Dawud (داود), y es considerado uno de los profetas del islam, para quien fueron revelados por Alah los Salmos de «Zabur». Como en el judaísmo, se cuenta que David mató a Goliat (Jalut) lanzándole una piedra. La creencia general dice que durante su reinado se pusieron los cimientos de la Cúpula de la Roca. Los Musulmanes rechazan la descripción bíblica de David como un adúltero y un asesino, debido a la creencia islámica en la infalibilidad y superioridad moral de los profetas.

Historia de David

Evidencia arqueológica

Una inscripción encontrada en Tel Dan de c. 850-835 a. C. contiene la frase "de David" (ביתדוד). "Si la lectura de בית דוד [Casa de David] en la estela de Tel Dan es correcta... entonces tenemos evidencia sólida de que en el siglo IX antes de Cristo del rey arameo considerado el fundador de la dinastía de Judea como alguien llamado דוד" [David].,[5] la Estela de Mesa de Moab, que data de aproximadamente el mismo período, también puede contener el nombre de David, aunque la lectura es incierta. Kenneth Kitchen ha propuesto que la inscripción de C. 945 a. C. en la que faraón egipcio Sheshonq I habla de "las tierras altas de David", pero esta no ha sido ampliamente aceptada.[6]
La interpretación de la evidencia arqueológica sobre el alcance y la naturaleza de Judá y Jerusalén en el siglo 10 antes de Cristo es un tema de intenso debate. Israel Finkelstein y Zeev Herzog, de la Universidad de Tel Aviv, piensan que el registro arqueológico no apoya la opinión de que Israel en ese momento era un estado importante, sino más bien un pequeño reino tribal.[7] Finkelstein dice en su documental La Biblia desenterrada (2001): "Sobre la base de los estudios arqueológicos, Judá se mantuvo relativamente vacía de población permanente, muy aislados y marginados hasta después de la hora prevista para David y Salomón, sin grandes centros urbanos y sin jerarquía pronunciada de caseríos, aldeas y ciudades.[8] De acuerdo con Zeev Herzog "la monarquía unida de David y Salomón, que es descrita por la Biblia como un poder regional, era a lo sumo un pequeño reino tribal ".[9] Por otra parte William Dever, en su ¿Qué hicieron los escritores bíblicos y que sabían? sostiene que la evidencia arqueológica y antropológica apoya el relato bíblico de un Estado de Judea en el siglo 10 antes de Cristo.[10]
Restos de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro de la Ciudad de David,[11] se han investigado extensamente en los años 1970 y 1980, bajo la dirección de Yigael Shiloh de la Universidad Hebrea, pero no se han descubierto pruebas significativas de su ocupación durante el siglo 10 AC.[12] En el año 2005 Eilat Mazar encontró una estructura de grandes piedras que, según ella, se correspondería con el palacio de David,[13] pero el lugar está contaminado y hasta la fecha ha sido imposible determinarlo con precisión.[14] En el resto del territorio de Judá y del Israel bíblico, no existen inscripciones reales del siglo 10 antes de Cristo, ni evidencia de una burocracia real (el equivalente del sello LMLK)[15] ni inscripciones que aporten pruebas al respecto. Investigaciones acerca de la localización y cambios en los patrones de asentamiento de población han demostrado que entre los siglos 16 y 8 a. C., período que incluye los reinos bíblicos de David y Salomón, la población de la región montañosa de Judá no eran más que unas 5.000 personas, la mayoría de ellos pastores errantes, con la zona urbanizada entera constando de una veintena de pequeños pueblos.[16]

Evidencia bíblica

 
Icono ruso de San David, el Profeta y Rey del siglo XVIII (iconostasio del monasterio de Kijí, Carelia, Rusia)
La evidencia bíblica de David viene del libro Samuel (dos libros en la tradición cristiana), y del libro de las Crónicas (también dos libros en la tradición cristiana) -aunque casi la mitad de los salmos llevan por título «Salmo de David", estas adiciones son posteriores, ya que ningún salmo se puede atribuir a David con certeza debido a la falta de evidencia arqueológica-.[17] , sin embargo, solo Samuel vuelve a contar desde el punto de vista teológicos diferentes, y contiene poca, si no toda la información disponible allí, y la evidencia bíblica de David es por tanto, depende casi exclusivamente en el material contenido en los capítulos desde I Samuel 16 a I Reyes 2.
La cuestión de la historicidad de David se convierte así en la cuestión de la fecha, la integridad del texto, la autoría y la fiabilidad del 1er y 2do Samuel. Desde que Martin North formuló su análisis de la tradición deuteronómica eruditos bíblicos han aceptado que estos dos libros forman parte de una historia continua de Israel, compilados no antes de finales del siglo 7 a. C., aunque con la incorporación de obras anteriores y fragmentos. Los textos de Samuel sobre David "parecen haber sido objeto de dos actos separados de revisión editorial". Los escritores originales muestran un sesgo en contra de Saúl, y en favor de David y Salomón. Muchos años después, los Deuteronomistas editaron el material de manera adecuada a sus creencias religiosas y mensaje, con la inserción de los informes y las anécdotas que reforzaban la doctrina monoteísta. Se estima que algún material en Samuel I y II, en especial lo tocante a las listas de los funcionarios, sea muy antiguo, posiblemente incluso daten de la misma época de David o Salomón. Estos documentos estuvieron probablemente en manos de los Deuteronomistas cuando se comenzó a compilar el material.[18]
Más allá de esto, toda la gama de posibles interpretaciones está disponible; John Bright, en su "History of Israel" toma los textos de Samuel por su valor nominal, mientras que eruditos como Thomas L. Thompson rechazan la historicidad de los textos bíblicos. El profesor Baruch Halpern ha representado a David como un vasallo de toda la vida de Aquis, el rey filisteo de Gat,[19] Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman han identificado como la sección más antigua y más fiable de Samuel aquellos capítulos que describen a David como el líder carismático de una banda de forajidos que captura Jerusalén y la hace su capital.[20] Steven McKenzie, profesor asociado de la Biblia Hebrea del Rhodes College, de Memphis, Tennessee, y autor de "King David: A Biography", afirma su creencia de que David realmente provenía de una familia acomodada, fue "ambicioso y despiadado", y un tirano que asesinó a sus oponentes, incluyendo a sus propios hijos.

Legado de David

La exultante vida y los hechos de David, son objeto de estudios por parte de religiosos de todos los credos cristianos, asimismo ha sido representado en numerosas películas del séptimo arte.

El libro de Salmos

En la Biblia, los Salmos de David, en especial el hermoso Salmo 23 y el intenso Salmo 51, dejan testimonio de la naturaleza humana del rey, su talento para la composición poética y la lírica.

Genealogía

Según Ruth 4: 18-22, David es el descendiente de la décima generación de Judá, el cuarto hijo del patriarca Jacob (Israel). La línea genealógica es la siguiente: JudáFaresHezrón → Ram → AminadabNaasón → Salmon → Booz (el marido de Ruth) → Obed → Isaí → David.[21]
El Nuevo Testamento describe en la genealogía de Jesús a David y Adán, con tres bloques de catorce "generaciones" de cada ser igualmente esquemático. En el mundo antiguo, cada letra del alfabeto tenía un valor numérico, el valor para el nombre de "David" es de catorce años: de las catorce "generaciones", lo que subraya la ascendencia davídica de Cristo y de su identidad como el Mesías esperado.

Familia de David

David nació en Belén, en el territorio de la Tribu de Judá. Su padre se llamaba Isai. Su madre no se nombra en la Biblia, pero el Talmud la identifica como Nitzevet, hija de Adael. David tenía siete hermanos y era el menor de todos ellos. Tenía ocho esposas: Michal, la segunda hija de rey Saúl, Ahinoam de Jezreel, Abigaíl, la carmelita, antes esposa del malvado Nabal, Maachâ, hija de Talmai, rey de Gesur, Haggith, Abital, Egla y Betsabé, anteriormente la esposa de Urías el hitita.
El Libro de las Crónicas proporciona la lista de los hijos que David tuvo con sus varias esposas y concubinas. En Hebrón, tuvo seis hijos (1Crónicas 3:1-3): Amnón, mediante Ahinoam; Daniel, por Abigail; Absalón, por Maachâ; Adonías, por Haguit; Sefatías, por Abital e Itream, por Egla. Con su esposa Betsabé, sus hijos fueron: Samúa, Sobab, Nathan y Salomón. Sus hijos nacidos en Jerusalén por otras madres incluyen: Ibhar, Elisúa, Elifelet, Noga, Nefeg, Jafía, Elisama y Eliada (2Samuel 5:14-16). Según 2Crónicas 11:18, Jerimot, que no se menciona en ninguno de de las genealogías, se menciona como otro de los hijos de David. Según 2Samuel 9:11, David adoptó a Mefiboset, el hijo de Jonathan, su cuñado y su mejor amigo.
David también tenía al menos una hija, Tamar hija de Maachâ, que fue violada por Amnón, su medio hermano. Su violación conduce a la muerte de Amnón (2Samuel 13:1-29). Absalón, hermano de Tamar de la misma madre, espera dos años, y después venga a su hermana enviando a sus criados para matar a Amnón en una fiesta que había preparado para todos los hijos del rey (2Samuel 13).

Descendientes de David

Los siguientes son algunos de los nombres más notables que se han contado entre la descendencia de David:
  • Maimonides (Rabbi Moshe ben Maimon de España / haRaMbaM apx. 1135-1204).
  • Judah Loew, Yehuda Loew ben Bezalel (c. 1525, Praga; 22 agosto de 1609 Praga), también conocido como "El Maharal de Praga".
  • La familia Abravanel.
  • El Baal Shem Tov, y de él provenía cada Hassidic Rebbe que descendió de él.
  • El Rebbe Najmán de Breslov (Najman de Breslav).
  • Eliezer Silver.
  • Rabbi Menachem Mendel lewin Schneerson, cuya familia provenía de Judas Loew o lewin. (lewin Helmut Josept fue enviado al campo de exterminio en 1942 en Berlín, junto con su Hermana Irma Iewin, siendo ellos descendientes directos de David).
  • Haile Selassie I de Etiopía.
  • La Casa Real de Georgia.

Representación de David en arte y literatura

Arte

Las más famosas imágenes de David fueron hechas por (en orden cronológico):

Literatura

  • El largo poema del escritor John Dryden "Absalom and Achitophel" es una alegoría que utiliza la historia de la rebelión de Absalón contra el rey David, como base para una sátira de la situación política inglesa de su tiempo.
  • La novela de Elmer Davis, "Giant Killer" (1928, de la compañía John Day) vuelve a contar la historia bíblica de David, mostrándolo como todo un poeta que logra encontrar siempre a otros para hacer el "trabajo sucio" del heroísmo y de la realeza. En la novela otro mata a Goliat pero David reclama el crédito, y Joab, el primo de David se encarga de tomar muchas de las decisiones difíciles de la guerra y del arte de gobernar, mientras David vacila o escribe poesía.
  • Gladys Schmitt escribió una novela titulada "David the King" (1946, Doubleday Books), biografía profusamente adornada de toda la vida de David. El libro tomó un riesgo, especialmente para su época, al retratar la relación de David con Jonathan como abiertamente homoerótica, pero finalmente fue criticado como una versión suave y sosa del personaje.
  • En la fantasía bíblica de Thomas Burnett Swann "How are the Mighty Fallen" (1974, DAW) David y Jonathan se declaran explícitamente amantes. Por otra parte, Jonathan es un miembro de una alada raza semi-humana (posiblemente Nephilim), una de las varias razas que conviven con la humanidad, pero que a menudo son perseguidas por ésta.
  • Joseph Heller, El autor de "Catch-22" también escribió una novela basada en David, "God Knows" (1984, Simon & Schuster). Está contada desde la perspectiva de un envejecido David, representado como un hombre lleno de vicios como la codicia, la lujuria o el egoísmo, el cual nota su alejamiento de Dios, y el desmoronamiento de su familia, en una suerte de interpretación propia del siglo 20 acerca de los sucesos bíblicos.
  • Juan Bosch, líder político y escritor dominicano, escribió: "David: Biografía de un Rey" (1966, Hawthorn, NY) un enfoque realista de la vida de David y su carrera política.
  • Allan Massie escribió "King David" (1996, Sceptre), una novela sobre la carrera de David, que retrata la relación del rey con Jonathan y otros, de una forma más abiertamente homosexual.
  • Madeleine L'Engle y su novela "Certain Women" (1993, HarperOne) explora la familia, la fe cristiana, y la naturaleza de Dios a través de la historia de la familia del Rey David, y la saga de una familia moderna análoga.
  • Sir Arthur Conan Doyle utilizó la historia de David y de Betsabé como la estructura principal para la historia de Sherlock Holmes "The Adventure of the Crooked Man", la cual traza un paralelismo con la traición de David para con Urías, el hitita, a fin de ganar a Betsabé.
  • Stefan Heym y su "The King David Report" (1998, Northwestern University Press) muestra una ficción que representa los escritos del historiador de la Biblia, Ethan, al Rey Salomón.
  • "Absalom, Absalom!" de William Faulkner retrata la rebelión del hijo de David, Absalón, y su muerte a manos de Joab.

Cine

Música

  • "Absalón fili mi" de Josquin des Prés es un lamento polifónico desde la perspectiva de David, sobre la muerte de su hijo.
  • "Le Roi David", oratorio de Arthur Honegger con libreto de René Morax, fue compuesto en 1921 y se convirtió instantáneamente en un elemento básico del repertorio coral, es aún ampliamente interpretado.
  • Leonard Cohen y su "Hallelujah", con referencias a David.
  • "Mad About You", una canción de Sting del álbum de 1991 The Soul Cages, que explora la obsesión de David y Betsabé, desde la perspectiva de David.
  • La canción "Dead" de los Pixies es un recuento del adulterio de David y su arrepentimiento.
  • Herbert Howells (1892-1983) compuso una artsong para voz y piano llamado "Rey David".
  • Eric Whitacre escribió una canción, "Cuando David se enteró", basada en 2 Samuel, la crónica de la muerte del hijo de David, Absalón y el dolor de David por la pérdida.
  • MewithoutYou tiene una canción de su álbum de It's All Crazy! It's All False! It's All a Dream! It's Alright, titulada "El Ángel de la Muerte vino a la habitación de David", que narra la historia de la lucha de David con el ángel cuando su momento ha llegado.

Teatro Musical

Televisión

En 2009, NBC presentó la serie Kings, que se concibió expresamente como una moderna reinterpretación de la historia de David.

Naipes

Entre los siglos XV y XIX, los fabricantes de naipes franceses solían asignar a cada figura la representación de un personaje histórico o mitológico. En este caso, el rey David era identificado con la figura del rey de picas.[22]


Predecesor:
Saúl
Rey de Israel
1000-966 a. C.
(aprox.).
Sucesor:
Salomón

Véase también

Referencias

  1. Ir a 1Samuel 16:12
  2. Ir a ((bibleverse | 2 | Samuel | 5 | NVI))
  3. Ir a 2 Samuel 12
  4. Ir a Enciclopedias hebreas Altaya
  5. Ir a Picking Abraham y David Elegir, Christopher Heard, profesor asociado de Religión en la Universidad de Pepperdine. Véase también el periodista israelí Daniel Gavron de 20David% 20y% 20Jerusalem-%% 20Myth 20and% 20Reality rey David y de Jerusalén -- Mito y realidadpara obtener una descripción útil.
  6. Ir a VerLa inscripción Dan Tel: Una revaluación y una nueva interpretación[Sheffield: Sheffield Academic Press, 2003], pp. 193-194. Sheshonq en la inscripción, ver KA Kitchen ", una mención posibles de David en la última décima siglo antes de Cristo, y la Deidad * Dod tan muerto como el Dodo?" Oficial para el Estudio del Antiguo Testamento76 (1997): 29-44, especialmente 39-41.
  7. Ir a David y de Salomón: En busca de la Sagrada Biblia, los reyes y las raíces de la tradición occidental pp20
  8. Ir a Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman,La Biblia desenterrada: Nueva visión arqueológica del antiguo Israel y el origen de su Sagrada Textos, p.132. Mas este resumen del libro de Finkelstein y Silberman.
  9. Ir a = 32 & Itemid = 34 mideastfacts.org - La deconstrucción de las murallas de Jericó
  10. Ir a google.com / books? id = 6-VxwC5rQtwC & pg = PA127 & lpg = PA127 & dq = dever + arqueólogo & source = web & ots = hTb69Ntpq9 & sig = 6boKenG3GOaky3YTJDx5LKr851k # PPP1, M1 Dever, ¿Què sabian los escritores bíblicos...?
  11. Ir a El núcleo urbano original de Jerusalén, identificados con los reinados de David y Salomón.
  12. Ir a Ver David Ussishkin, "Jerusalén de Salomón: el texto y los hechos concretos ", en: AG Vaughn y AE Killebrew (eds.),Jerusalén en la Biblia y la arqueología: El período del Primer Templo (Society of Biblical Literature, Symposium Series, N ° 18), Atlanta, 2003, pp. 103-115. Véase también Cahill, J., Jerusalén de David, ¿Ficción o Realidad? La evidencia arqueológica lo demuestra, y Steiner, M., Jerusalén de David, ¿Ficción o Realidad? It's Not There: La arqueología demuestra una negativa, tanto en Biblical Archaeology Review'24 / 4, 1998 (los dos estudiosos sostienen los lados opuestos del caso para una Jerusalén de acuerdo con la descripción bíblica).
  13. Ir a Ver Eilat Mazar, "he encontrado Templo de David?" en Arqueología Bíblica Review, enero / febrero de 2006
  14. Ir a La cerámica más antigua del lugar data de los siglos 12-11 antes de Cristo, lo Amihai Mazar a especular que representa un pre-fortaleza de los jebuseos davídico, mientras que en el otro extremo de la gama cronológica no es el 7 º siglo bulla en la estructura.
  15. Ir a LMLK: "Perteneciente al rey", o "para el rey".
  16. Ir a El patrón de asentamiento en el antiguo Judá, véase A. Ofer "," Toda la región montañosa de Judá ": de la franja de la liquidación a una monarquía próspera ", en I. Finkelstein y N. Na aman", eds.Del nomadismo a la monarquía(Jerusalén: Israel Exploration Society, 1994), pp. 92-121; "las colinas de Judea en el período bíblico", Qadmoniot 115 (1998), 40-52 (en hebreo), "el período monárquico en el Altiplano de Judea," en A. Mazar, ed.Estudios en el Arqueología de la Edad de Hierro en Israel y Jordania(Sheffield: Sheffield Academic Press, 2001), pp. 14-37.
  17. Ir a Steven McKenzie, Profesor Asociado Rhodes College, Memphis, Tennessee.
  18. Ir a [% http://www.mfa.gov.il/MFA/MFAArchive/2000_2009/2003/9/King 20David% 20y% 20Jerusalem-%% 20Myth 20Reality 20and% "Rey David y de Jerusalén: Mito y Realidad", Israel Revista de Artes y Letras, 2003], el Ministerio israelí de Asuntos Exteriores.
  19. Ir a Baruch Halpern, "Demons secreto de David", 2001. / pdf/1551_3721.pdf Examen de Baruch Halpern "Demons secreto de David ".
  20. Ir a Finkelstein y Silberman, "David y Salomón", de 2006. Ver revisión "Arqueología", la revista.
  21. Ir a Esta genealogía sólo está disponible en post-exilio fuentes bíblicas incluidas en los libros posteriores de Crónicas y Ruth. Sin estas fuentes, todo lo que se sabe de la ascendencia de David era que él era el hijo de Jesé. La "décima generación" fórmula es parte de un patrón más amplio de decenas en el Pentateuco / historia deuteronomista: hay veinte soy pu...generaciones de patriarcas (dos grupos de diez) a partir de Adam de Abraham antes de que David, y veinte reyes de Judá después de él, con los tres Patriarcas Abraham-Isaac-Jacob entre. El carácter esquemático de la genealogía, y el hecho de que se ejecuta desde la creación (Adán) a la destrucción de Jerusalén, sugiere que se trataba de un exilio o posteriores a la invención del exilio.
  22. Ir a Historia de la baraja de póker

Bibliografía

Enlaces externos


San David, santo del AT
fecha: 29 de diciembre
†: c. 940 a.C.
canonización: bíblico
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de san David, rey y profeta, hijo de Jesé betlehemita, que encontró gracia ante Dios y fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel para regir el pueblo de Israel. Trasladó a la ciudad de Jerusalén el arca del Señor, y Dios le juró que su descendencia permanecería para siempre, porque de él nacería Jesucristo según la carne.

Así como antes de la Navidad se suceden las memorias de los profetas, que van jalonando la llegada del Emmanú-El, una vez llegada la Navidad celebramos personajes bíblicos que tienen más inmediata relación con el nacimiento, como hoy el rey David, antepasado, modelo y figura del Cristo. Porque «Cristo» es la palabra griega equivalente a lo que en el hebreo de la Biblia se llama «Mesías», es decir, Ungido, marcado por el aceite que consagra, del cual es el mayor ejemplo el ungido por excelencia, el Rey David. En efecto, «Jesucristo» no es para el Nuevo Testamento, ni fue para las primeras generaciones de cristianos, lo que lamentablemente ha llegado a ser para nosotros: un nombre propio; en todo el Nuevo Testamente la expresión «Jesúscristo» se escribe siempre «Jesús el Cristo», es decir, un nombre propio + un título, el título mesiánico. Cuando Jesús le pregunta a los suyos (Mc 8,29): «Y vosotros, ¿quién decís que soy?», Pedro, en nombre de todos, le responde «Tú eres el Cristo»... y con eso no hace falta que Pedro aclare qué quiso decir, ya que ha invocado la unción que marca el designio de Dios sobre ese Jesús, como señaló ante todo a David. Cuando Jesús quiso indicar a la multitud de creyentes venidos de todas partes de Judea y Galilea a Jerusalén para la fiesta de Pascua quién era, en realidad, él, hizo como los antiguos reyes de Israel: dio una vuelta ante todos montado en burro, antiguo gesto de los orígenes de la monarquía en Israel para reivindicar el derecho a la sucesión. Nuevamente la figura de David sirviendo de guía a la pregunta de «quién es Jesús».
David no fue exactamente el primer rey de israel, porque entre el período que llamamos «de los jueces» (entre el 1200 y el 1000), es decir, de los líderes carismáticos regionales que convocaban a las tribus para la guerra santa, y el reinado de David, hubo un período de transición que tuvo como centro la figura del malogrado Saúl: en parte juez, en parte rey. Saúl fue «juez», porque su elección fue carismática y local, logrando sólo lentamente la aceptación de todas las tribus; pero también puede decirse que fue «rey», sobre todo por su aspiración a convertir Israel en un conjunto organizado, no ya de tribus que tiraran cada una para su lado, sino en una verdadera conjunción de fuerzas en torno al convocante nombre del Dios Yahveh, que había sido dos siglos antes, en definitiva, la aspiración del padre fundador, Moisés. La historia de Saúl y su trágico final se nos cuenta -no como en un manual de historia, claro, sino en la perspectiva teológica y catequética de la Biblia- en 1Samuel 9-31.
David fue alguien del entorno de Saúl que supo comprender muy bien aquello a lo que aspiraba Saúl. Supo convocar en torno a sí, despaciosa pero certeramente, las fuerzas vivas que rodeaban al Rey (el profeta, los generales, los posibles herederos del propio Saúl, ¡incluso a los filisteos!), y cuando el poder de Saúl decayó, tomó su lugar sin que nadie pudiera decir que participaba de su misma debilidad. Y una vez en la cima, no impuso su reinado despóticamente, al contrario, dio a las tribus lo que esperaban: tiempo para que asimilaran la nueva época, y sólo siete años más tarde de ser coronado rey de su propia tribu (Judá) buscó la corona de todas las tribus, y ciñó la doble corona de Judá e Israel. Y para que quedaran claros los nuevos tiempos, conquistó la ciudad cananea de Jerusalén, que no era territorio de Israel y por tanto no podía suscitar celos entre las tribus, y allí fundó «su» ciudad: la ciudad de David, en el sentido posesivo del término: efectivamente era suya por derecho de conquista. En estos pocos rasgos, en los que podríamos seguir y acumular más y más detalles, ya se ve con claridad que estamos ante un político hábil e inteligente, alguien que sabe leer los signos de los tiempos, y moverse en esa dirección precisa. La Biblia nos cuenta que todo ello tiene que ver con algo que celebramos en él pero que poco podemos denotar con el dedo: fue elegido por el propio Dios en su plan salvífico para la humanidad, que llegaría a su cumbre en Jesús.
La historia de David se nos narra en la Biblia a poco de comenzar la de Saúl; tenemos una primer mención del nombre en 1Samuel 16: a partir de ese capítulo, en el que Yahvé declara abiertamente que ha rechazado definitivamente a Saúl y manda al profeta Samuel a que unja a David como rey conforme a sus planes, la figura de David no hara sino crecer, y la de Saúl desbarrancarse en la soledad y la locura. La historia de David continúa luego atravesando todo el libro segundo de Samuel, y acaba en 1Reyes 2, con el traspaso del reino a uno de sus hijos, Salomón, y la muerte. Pero su figura no muere allí, sino que será la medida con la que toda la historia de Israel medirá a sus gobernantes: la talla de David.

De la cronología y de los orígenes de David no hay datos del todo claros; la Biblia (nuestra única fuente) se limita a recoger diversas tradiciones y a organizarlas en torno a los núcleos de enseñanza que quiere extraer de ello, sin preocuparse demasiado por la discordancia entre esas tradiciones. Así, se lo presenta a David como casi un niño que cae en gracia a Saúl y le sirve como escudero y como músico personal que calma sus ataques de depresión (el «espíritu malo de parte de Yahvé» que lo atormentaba), 1Sam 16; pero en otro relato, contado casi a renglón seguido de ése -en 1Sam 17- lo presenta como un intrépido jovencito, hermano de tres soldados de Saúl, que se atreve a liberar a Israel de los filisteos venciendo en nombre de Yahvé al gigante Goliat con una piedra. Estos diversos relatos de los orígenes de David fueron recogidos por la tradición oral, transmitidos, ampliados, esquematizados, y llegaron siglos después al narrador bíblico, que se aprovechó de todo ese material no para contarnos una versión crítica y erudita de la historia de David, sino una catequesis en torno a su polifacética figura, y por eso se preocupó poco de armonizar las tradiciones discordantes.
Por mi parte, de todo lo que habría para señalar sobre el rey David, me gustaría detenerme en tres momentos que evocan muy claramente cierto modo de vivir el vínculo religioso con Dios, que sigue siendo aleccionador para nosotros:
-David peca gravemente ante Yahvé abusando de su poder, arrebatándole la mujer (Betsabé) a uno de sus servidores (Urías, el hitita); de esa unión nace un hijo que, en los códigos religiosos del momento «debe» morir, así que el profeta Natán anuncia a David que Yahvé lo ha perdonado, pero que el niño no vivirá, entonces, «...David suplicó a Dios por el niño; hizo David un ayuno riguroso y entrando en casa pasaba la noche acostado en tierra. Los ancianos de su casa se esforzaban por levantarle del suelo, pero el se negó y no quiso comer con ellos. El séptimo día murió el niño; los servidores de David temieron decirle que el niño había muerto, porque se decían: "Cuando el niño aún vivía le hablábamos y no nos escuchaba. ¿Cómo le diremos que el niño ha muerto? ¡Hará un desatino!" Vio David que sus servidores cuchicheaban entre sí y comprendió David que el niño había muerto y dijo David a sus servidores: "¿Es que ha muerto el niño?" Le respondieron: "Ha muerto." David se levantó del suelo, se lavó, se ungió y se cambió de vestidos. Fue luego a la casa de Yahveh y se postró. Se volvió a su casa, pidió que le trajesen de comer y comió. Sus servidores le dijeron: "¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía ayunabas y llorabas, y ahora que ha muerto te levantas y comes." Respondió: "Mientras el niño vivía ayuné y lloré, pues me decía: ¿Quién sabe si Yahveh tendrá compasión de mí y el niño vivirá? Pero ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré hacer que vuelva? Yo iré donde él, pero él no volverá a mí."» (2Sam 12,16-23). Esta realista aceptación de la voluntad de Dios, muchas veces inescrutable, es también un gesto de libertad que enseña claramente que el verdadero gesto religioso no es la repetición mecánica de unos ritos, sino la aceptación completa y sin fisuras de Aquel a quien esos ritos van dirigidos.
-Se nos cuenta también relacionada con esta actitud otra historia: «Cuando el rey David llegó a Bajurim salió de allí un hombre del mismo clan que la casa de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba maldiciendo mientras avanzaba. Tiraba piedras a David y a todos los servidores del rey, mientras toda la gente y todos los servidores se colocaban a derecha e izquierda. Semeí decía maldiciendo: "Vete, vete, hombre sanguinario y malvado. Yahveh te devuelva toda la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino usurpaste. Así Yahveh ha entregado tu reino en manos de Absalón tu hijo. Has caído en tu propia maldad, porque eres un hombre sanguinario." Abisay, hijo de Sarvia, dijo al rey: "¿Por qué ha de maldecir este perro muerto a mi señor el rey? Voy ahora mismo y le corto la cabeza." Respondió el rey: "¿Qué tengo yo con vosotros, hijos de Sarvia? Deja que maldiga, pues si Yahveh le ha dicho: "Maldice a David" ¿quién le puede decir: "Por qué haces esto?... Dejadle que maldiga, pues se lo ha mandado Yahveh. Acaso Yahveh mire mi aflicción y me devuelva Yahveh bien por las maldiciones de este día."» (2Sam 16,5-12). Se trata de la aceptación incondicional de la voluntad de Dios, pero también de un paso más: de situarse del lado de la justicia de Dios, siempre distinta a nuestros criterios, incluso los más nobles y equilibrados.
-Y también precisamente con esto tiene relación una tercera historia: David traslada el Arca de la Alianza a Jerusalén, y va él personalmente ejerciendo funciones sacerdotales, ofreciendo sacrificios a medida que el arca avanza; como es lógico, viste una vestidura sacerdotal, el efod, que es una pieza de tela de lino sin costuras, y que lo cubre como una capa. Naturalmente no puede llevar ninguna otra vestidura, porque es así el símbolo de la vestidura: íntegra y sin piezas. Como va realizando una danza, posiblemente extática, ante el arca, el efod se levanta y lo muestra desnudo ante la gente, entonces la despechada Mikal, hija de Saúl, dice el relato «que estaba mirando por la ventana, vio al rey David saltando y girando ante Yahveh, y le despreció en su corazón.», y así ocurrirá que «Cuando se volvía David para bendecir su casa, Mikal, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, descubriéndose hoy ante las criadas de sus servidores como se descubriría un cualquiera!" Respondió David a Mikal: "En presencia de Yahveh danzo yo. Vive Yahveh, el que me ha preferido a tu padre y a toda tu casa para constituirme caudillo de Israel, el pueblo de Yahveh, que yo danzaré ante Yahveh, y me haré más vil todavía; seré vil a tus ojos pero seré honrado ante las criadas de que hablas.» (2Sam 6,11ss). David vive en el «secreto de Dios», está convencido de la justicia de Yahvé, y que esa justicia implica una misteriosa inclinación de Yahvé por lo débil antes que por la fuerza y el poder; siendo el hombre más poderoso de Israel de ese momento, no mira en su poder lo que se debe a su propia habilidad, sino que sabe que la razón última de su poder está en «ser pequeño a los ojos de Dios».
David gobernó Israel por 40 años (quizás la cifra sea simbólica), durante la primera mitad del siglo X a.C., posiblemente del 980 al 940. Consolidó un reinado que había sido un mero proyecto vacilante en su antecesor; dejó una descendencia brillante también en Salomón; amplió el territorio de la tierra bíblica a límites que nunca más volvió a tener; inauguró un período de auténtico esplendor de la monarquía bíblica (en realidad el único período verdaderamente esplendoroso). Su reinado, como cualquier otro, también tiene sombras, pero si queremos buscar un ejemplo bíblico de aquello a lo que se refiere Jesús cuando enseña que debemos ser «como niños», es David el mejor modelo. Quizás por eso cuando Jesús quiere enseñar que el respeto a Dios siempre supone la libertad, vuelve su mirada al rey David, como en Mc 2,25-28.

Bibliografía: la ventaja del personaje es que no hay ninguna posibilidad de que una bibliografía sobre el tema, desde la más incompleta hasta la más sesuda, lo ignore, así que cualquier Historia de Israel en tiempos bíblicos puede servir para conocerlo un poco mejor. Dado que la tenemos en la Biblioteca de ETF y es fácil de conseguir y bajar, puede ser conveniente dirigirse a la Historia de Israel del Comentario Bíblico «San Jeronimo», tomo V. Sin embargo, nada suple un contacto directo con el personaje a través de la lectura de los dos libros de Samuel, que nos permitirán además adquirir familiaridad con vericuetos narrativos que reaparecen luego evocados en el resto de la Biblia.
Imágenes:
-Gherardo Di Giovanni, Biblia Florentina, 1470s, Biblioteca Medicea-Laurenziana, Florencia.
-Michelangelo Buonarroti, David, 1504, mármol 434 cm, Galleria dell'Accademia, Florencia.
-Rembrandt Harmenszoon van Rijn, Saúl y David, 1655-60, óleo sobre tela, 130,5 x 164 cm, Mauritshuis, La Haya.

DAVID Y GOLIAT
LA FE Y LAS CINCO PIEDRAS
 © Carlos Padilla, Febrero 2007
 
David, es sin duda un personaje de gran influencia en la historia del pueblo de Dios, por ser el rey mas famoso de Israel, con la excepción claro está del Rey de reyes, Yahshua. Pero lo que no se conoce tanto de él es el origen del que procedía, y que era el último de ocho hermanos, con el que casi nadie contaba para una labor en Israel, y menos una labor relevante.
Sin embargo el Señor, el Dios omnisciente, sí que conoce los corazones de los hombres, y precisamente le dice a Samuel, el profeta que había levantado para Su pueblo, que el primer rey, Saúl, a quien todos tenían por el líder de Israel, es desechado por Él, por desobediencia, y que en su lugar va a poner a un hombre joven, que a ojos de los hombres no parece reunir cualidades para gobernar en Israel, desconocido y dedicado a pastorear las ovejas de su padre. Precisamente a éste escoge Dios, porque su corazón está confiado en Su Dios, y porque sabe Dios que David, un arquetipo de hombre de fe, imperfecto como todos lo somos, sería primeramente obediente a Dios, pero que además había recibido un don especial: la convicción y la confianza en la autoridad de Dios y su determinación para con Su pueblo.
Del mismo modo que David, hoy cualquier discípulo en su vida debe enfrentarse a Goliat, el filisteo, el cual no es otra cosa que la representación de las pruebas que parecen imposibles ante nuestros ojos, pero que si tenemos fe y sobre todo confianza en nuestro Dios, si Le obedecemos y estamos viviendo una vida de esfuerzo espiritual por amor a nuestro Señor Jesucristo y a nuestro prójimo, sabemos que Dios está con nosotros y nosotros con Él.
La victoria de David sobre el gigante representa nuestra victoria sobre el enemigo, que aunque a priori es más fuerte que nosotros, el Dios omnipotente, nuestro Padre que nos ama, es infinitamente superior al enemigo, al cual ya venció en la Cruz del Calvario, la mayor prueba de que Dios está de nuestro lado, si le amamos, creemos en su Hijo Jesucristo, y obedecemos.
En el Texto Bíblico sobre la guerra entre los ejércitos de Israel y los ejércitos de Filistea encontramos la batalla que en un solo acto da la victoria al pueblo de Dios; una piedra lisa lanzada con una simple onda se clava en la frente de Goliat ante los ojos atónitos de su ejército. Pero esto no es lo mas sorprendente, sino que el propio ejército de Israel queda igualmente atónito ante la acción de David. Israel, cual santo Tomás el incrédulo en el evangelio cuando metió su mano en el costado de la yaga de Jesucristo resucitado, y dio gloria a Dios y adoró al Señor, del mismo modo los ejércitos de Israel dieron gloria a Dios por la victoria de un joven pastor de ovejas que sin vestidura de guerra, sin armadura, sin espada de su ejército, y sin otros equipamientos típicos de un soldado, gana la guerra para su pueblo, perplejo ante la incredulidad de su nación, la cual para él está protegida por su Dios, y ellos no lo ven.
Veremos en los Textos por qué tan solo usa una de cinco piedras que tienen un significado espiritual, y por qué usa la propia espada de Goliat para rematarlo y cortarle la cabeza y lo que esto representa para nuestra vida diaria en el Espíritu.
 
TEXTO BÍBLICO
1SAMUEL 17
1Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim. 2También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos. 3Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.
Los filisteos, enemigos del pueblo de Dios, se juntan para atacar; las fuerzas del maligno, en todos sus campos de acción, tanto terrenales como espirituales se organizan para atacar al pueblo de Dios desde que está en la tierra, me refiero al pueblo espiritual de Dios, a los Hebreos obedientes a Dios y a los Cristianos o Mesiánicos obedientes a Dios. En este estudio Bíblico vamos a descubrir que aunque Saúl e Israel literales son atacados, estos representan al pueblo de Dios en situación de alejamiento espiritual de Dios. El desarrollo del Texto nos enseñará el estado deplorable, en cuanto a la fe y a la obediencia, que tiene el pueblo de Dios, tanto del A.T. como del N.T. cuando confiamos en una falsa estructura religiosa, o en las capacidades que hemos adquirido del mundo, para luchar contra nuestro enemigo espiritual.
4Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo. 5Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla; y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce. 6Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre sus hombros. 7El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él. 8Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí. 9Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis. 10Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo.
El paladín es el más fuerte del ejército enemigo, su líder, en este caso el diablo, que se equipa de todo tipo de armaduras que representan los poderes del mundo, para vencer a los que precisamente confían en ellos. Seiscientos siclos representa que su lanza, lo que nos arroja, va precedido por el número del enemigo en la Biblia, el seis, en oposición a siete, número de Dios, de esta forma podemos identificar su origen y lo que conlleva. El escudero le ayuda en sus tareas para ir anunciando su ataque, imitando al Señor cuando Juan Bautista anunciaba Su venida. Da voces a los escuadrones de Israel, esto es a los ángeles del Señor y a la iglesia para asustarnos. Depende de nuestra fe que temamos, así que oremos juntos con un mismo propósito, seamos de un mismo sentir guiados por el Espíritu Santo, para la batalla espiritual porque la victoria es grande, pues nuestro líder es Yahweh de los ejércitos.
Siervos de Saúl implica que aunque es rey de Israel, no está en la fe porque no tiene estrategia, no tiene revelación de qué está pasando para que el enemigo y sus ejércitos estén amedrentando al pueblo, que simboliza hoy y también entonces al pueblo espiritual, a la Iglesia. Esto es lo que está pasando hoy en la Iglesia en el mundo.
El hombre que damos, el que pelea contra el diablo, es Jesucristo. De esta es de la única manera que podemos batir al enemigo, en la persona de Jesucristo, mayor que el enemigo.
11Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.
Esta es la confirmación de lo anterior, el temor del pueblo de Dios hoy ante las amenazas del enemigo. Hay que confiar en Cristo, no en los hombres. Hay que orar para que Dios ponga a los líderes espirituales, muchos que nadie conoce dentro de las iglesias, aquellos que tienen la fe.
12Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este hombre era viejo y de gran edad entre los hombres. 13Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran: Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama; 14y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl. 15Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
Los hermanos mayores van a la guerra y el menor, David, apacienta las ovejas de su padre. Esta es la actitud, dar de comer la Palabra de Dios a las ovejas y confiar en Dios para la batalla pues nadie puede contra Él. Concentrarse en la oración y en la Palabra de Dios y dejar nuestras cargas en las manos de Jesucristo, el único que puede llevarlas y resolverlas. Él nos enseña si se lo pedimos y nos muestra cuando y como intervenimos y cuando no tenemos que hacer nada, para que Él haga.
16Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo hizo durante cuarenta días.
Cuarenta días y noches, estuvo el Señor en el desierto y era tentado por el enemigo. Del mismo modo nos es reflejado aquí en el tiempo en que David será preparado por el Señor antes de derrotar al enemigo. Esta es una herramienta que nos ha de servir como tiempo de separación y santificación antes de comenzar cualquier batalla o ministerio del Señor. La "oración de la mañana y la de la tarde" que incluso se instituyeron en el sacerdocio, nos sirven, además de otras cosas, para fortalecernos y mantenernos en la fe. ...Estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu... 1Tesalonicenses 5:16 en adelante.
17Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a tus hermanos. 18Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos.
Prendas es venir con el Evangelio recibido por parte de alguien y presentárselo a Dios Padre para su gloria. Isaí que significa "Yahweh es" representa al Padre, que nos envía a nuestros hermanos con grano tostado, el cual representa a la Palabra de Dios antes de ser cocinada, interpretada en predicación para hacerla pan. Los quesos de leche son el Evangelio de Salvación, que al igual que el queso, simboliza la leche espiritual sobre la que ha pasado el tiempo y por no estar adulterada se convierte en alimento de adultos, aquí espirituales, y esto para el jefe de los mil, esto es de una gran congregación de la iglesia.
19Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela, peleando contra los filisteos. 20Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate. 21Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército frente a ejército. 22Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si estaban bien. 23Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas palabras, y las oyó David. 24Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor. 25Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de tributos a la casa de su padre en Israel. 26Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? 27Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere.
Un guarda es un diácono de la Iglesia, hermanos que ayudan y ángeles, que el Padre envía.
Los varones que huyen son las almas de creyentes, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos que huyen ante las pruebas, ante las amenazas del diablo, en lugar de ponerse de rodillas a orar y de compartirlo con su congregación para hacer frente común en oración.
Un premio para el que venza. Un premio del mundo a primera vista, pero la hija del rey de Israel es el linaje real, la entrada al reino que Dios pone en nuestras manos, en nuestra vida personal, en la que con Cristo vivimos como reyes y sacerdotes espiritualmente y los demás a nuestro alrededor lo perciben. ¿Tenemos la fe y la confianza en Dios? eso se ve, se percibe, se emana y es un poderoso testimonio para llevar el Evangelio.
Eximir de impuesto nuestra casa, no se trata del diezmo, sino de la libertad ante Dios de usar todo lo que Él nos da, no solo el diezmo, sino hasta el aire que respiramos preguntándole a Él, sin estar bajo la ley, bajo los rudimentos, bajo las tradiciones, y bajo las imposiciones de algunos falsos profetas y falsos maestros que hay encubiertos en la Iglesia a los que vencemos como a Goliat, con la fe en Cristo, en la Palabra de Dios viva.
Los escuadrones del Dios viviente somos la Iglesia, y los ejércitos de ángeles que están con nosotros de parte de Yahweh. De modo que un incircunciso, alguien, hombre o ángel que no se ha circuncidado el corazón espiritualmente para emanar amor a Dios y al prójimo no es nadie para vencer la guerra contra Dios y contra Su pueblo. Aunque venza batallas, perdió la guerra. Por lo tanto ...¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?... Romanos 8:31.
 
28Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido. 29David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar? 30Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio el pueblo la misma respuesta de antes. 31Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron delante de Saúl; y él lo hizo venir.
Del mismo modo que Jesús de Nazaret fue aborrecido por sus propios hermanos, David lo fue por los suyos, y hoy muchos hermanos en las iglesias en todo el mundo son aborrecidos por sus propios hermanos de fe, no les estiman, ni respetan, porque Goliat ha sembrado el pánico entre los incrédulos, muchos de ellos respetados líderes de grupos y congregaciones, pero que no tienen poder de Dios, porque aborrecen a los hermanos que no se someten a sus totalitarismos sectarios y falsas profecías que nunca se cumplen. Congregaciones que van desapareciendo. ¡Salid de ella pueblo mío! dice el Señor sobre estas pequeñas hijas de la gran ramera de Apocalipsis, en las que sus líderes amedrentan a los hijos de Dios.
Si esto experimentan, váyanse a otra congregación; si son varios reúnanse en sus casas, o busquen cristianos verdaderos, que emanan amor de Dios y afecto fraternal. ...Por sus frutos los conoceréis... Mateo 7:16 No desmayen nunca, Dios tiene planes para sus vidas. Es triste la cantidad de hermanos que escriben de todo el mundo sufriendo estas situaciones ante líderes cual Saúl, que amedrentado por Goliat, no obedecen a Dios y no saben pastorear ni apacentar al pueblo de Dios. No se dejen perturbar por nadie, porque Pablo tuvo una petición para los que tal hacen en Gálatas 5:12.
Dios tiene planes para muchos, dice que guarda a 7000 que no han doblado sus rodillas delante de Baal. Tachado de soberbio y de maligno. Si alguno de Uds. es aborrecido por sus hermanos, en la iglesia, en su familia, en su trabajo, si sabe que está de parte de Dios y Dios de la suya, espere porque Dios tiene planes para realizar con su vida.
Vea lo que ocurre con David, el aborrecido por sus hermanos, el que no estaba en el ejército con sus hermanos, el no estimado por el pueblo, el que no conocía nadie. Figura de Jesucristo, de entre el pueblo se levantó el Mesías, y la mayoría no Le recibió. Los fariseos, los escribas, la gente del pueblo, todos a priori eran los ortodoxos, y Jesucristo y sus seguidores los raros, los aborrecidos, los endemoniados, y toda clase de calumnias, las mismas que hoy se usan en la Iglesia por líderes tipo Saúl y por Goliat. Ambos enemigos de Dios. Ambos derrotados por Dios, por mano de un hombre de fe. Ud. y yo somos llamados a actuar con la misma fe, la fe sobre la que Jesús, el Señor, el Hijo del Dios viviente ha edificado Su Iglesia, por la que ha dado su preciosa vida, resucitando y ascendiendo al Padre, de donde vino desde la eternidad. El reino de Dios está entre nosotros. La lucha es a muerte, la victoria es nuestra en Cristo.
32Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. 33Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud. 34David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, 35salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. 36Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. 37Añadió David: Yahweh, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Yahweh esté contigo. 38Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco de bronce, y le armó de coraza. 39Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.
Magnífico el coraje de David y su celo por Yahweh, toda una lección que nos debe servir a cada uno para no dejar que se apague el fuego del Espíritu de YHWH. Se presenta pues David ante el rey con su fe, su celo santo y su experiencia en Dios y no entiende como el rey y el ejercito no tienen fe. Opta pues por ofrecerse para vencer él al filisteo. Demuestra por sus experiencias que ya ha derrotado antes a leones y osos, demonios y potestades de las tinieblas más poderosos que los hombres, y pruebas durísimas, con su fe en Dios.
El rey le viste con sus vestiduras y le da sus armas, pero pronto David tiene que quitarse todo el ropaje de fe débil, de confianza en sistemas de hombres, en ejércitos, en todo lo que racionalmente es lo que se usa para ganar las batallas físicas y espirituales. El casco de bronce al igual que el del filisteo representa la ley y moral personal o religiosa en la que confían cada uno, cosas con las cuales no se puede llegar a ganar la bendición de Dios, sin una moral y relación con Dios superior, el Espíritu Santo, la confianza en Dios, la confianza en Su misericordia y en su salvación por gracia. El enfrentamiento entre Goliat y Saul es en igualdad de condiciones, con el mismo ropaje, espada y casco, todo simbólico de aquello en lo que ellos confían. David sin embargo confía solo en el Señor, lo da por hecho que Él es la victoria, no duda porque su corazón está en paz con Dios.
En la iglesia pasa exactamente igual, muchos confían en la religiosidad, en el edificio del templo, en la estructura, pero cuando todo esto se tambalea, cuando las armas religiosas no sirven para levantar al pueblo de Dios, es necesario un hombre que tenga la fe suficiente y la visión y convicción que da el Espíritu Santo para levantar al pueblo de Dios. Los Saúl, ofrecen y confían en diversas doctrinas, supuestas revelaciones, falsas profecías, visiones y sueños que nublan y perturban la determinación de los que no siguen al Espíritu Santo. Todo es inútil para luchar contra estas potestades, el único más fuerte es Dios, la fe y la confianza en Cristo vivo cuando se tiene una relación personal férrea con Él.
Muchos pastores no pueden llevar las iglesias, y tienen dentro a jóvenes que sí están capacitados para ello, pero ya sabemos de la actitud de Saúl hacia David. Saúl es el líder sin fe y desobediente a Dios que tiene la iglesia en sus manos, y David el obediente y tiene fe, por lo que Dios le da la visión y la sabiduría además de la determinación y proyección.
Al mismo tiempo Saúl y David son dos actitudes en nosotros mismos, una que cree que porque Dios nos ha escogido ya nos merecemos todo, y otra que no deja de obedecer, creer, confiar y buscar a Dios y que no duda de el liderazgo apoyado en Jesucristo.
En el plano personal de la fe, no podemos confiar tampoco en nuestros méritos propios, ni en todo nuestro esfuerzo, ni en largas y repetitivas oraciones, ni en penitencia alguna, sino en la fe y en la confianza en Dios, en la obediencia a Su Palabra sin dudar, aunque no nos parezca racional, nuestra mente ha de dejar paso a nuestro espíritu de la mano del Espíritu de Dios.
40Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.
El cayado de David como la vara de Moisés, la de Aarón que reverdeció, Salmo 23:4 ...Tu vara y tu cayado me infundirán aliento... esta es la fe que nos da vida espiritual, la vara y el cayado de Dios, Su autoridad, la certeza de que Él reina. Precioso el pasaje siguiente: Isaías 11:1 ...Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Yahweh; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Yahweh. Y le hará entender diligente en el temor de Yahweh. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura... Esta es la actitud y el Espíritu que debemos recibir, y por el que hemos de rogar a Dios que nos de, aumente y fortalezca, siempre, porque somos vara del tronco espiritual de Isaí, padre de David, padre de Yahshua, llamado hijo de David. Este es Jesucristo, del cual hemos recibido por la fe, Su mente y Su Espíritu, gloria a Él. Con el "espíritu de nuestros labios" significa que lo que digamos con nuestra boca sale del corazón y si anunciamos y proclamamos victoria en el nombre de Yahshua, Jesucristo, mataremos al impío espiritualmente.
Cinco piedras lisas del arroyo. La piedra simboliza, como todos sabemos, la fe. Al ser tomada del arroyo quiere decir que es una fe pura, limpia, bautizada, que lleva el agua viva de Yahweh, como nos lo enseña: ...Si alguno tiene sed, venga a Mi y beba. El que cree en Mi, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva... Juan 7:37. Cinco piedras son la fe aplicada a cada una de las partes en las que podríamos confiar y de las que nos servimos para hacer las cosas, esto es: el cuerpo, el alma, la mente, nuestro espíritu y el Espíritu Santo. Las cinco fes las veremos en los Textos siguientes.
41Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él. 42Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
El hombre o mujer del mundo acostumbrado a tratar a sus enemigos con las armas de la amenaza, las maldiciones, las venganzas, los pleitos, las guerras etc., no entiende como se puede confiar en las formas del Señor, negándose uno a si mismo y poniendo el asunto en manos de Dios para que nos defienda y libre las batallas por nosotros, bien no haciendo nada, bien haciendo lo que Él nos muestre en cada momento. Todo esto está motivado porque no conocen a Dios ni le temen, ni le obedecen, ni creen en Él, ni tienen confianza en Él, ni le aman.
43Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses. 44Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo. 45Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Yahweh de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
Estas son la amenazas del enemigo, en cualquier campo, material, del mundo, afectivo, espiritual, de darnos a las potestades del cielo y del campo, a los poderes enemigos nuestros que nos venzan en lo espiritual y en lo terrenal. Pero también esta es la confianza con la que tenemos que vivir los hijos de Dios, esto es un peldaño más alto que la fe, ese pequeño grano de mostaza, me refiero a la confianza. La fe sabemos que es la convicción de lo que no se ve, pero la confianza se basa en la seguridad que uno tiene y en el conocimiento del amor de Dios y de Su Justicia, si es que le estamos sirviendo en Espíritu y en Verdad, si es que ...seguimos al Cordero por donde quiera que va... ...Aquí está la paciencia de los santos, los que guardamos sus mandamientos de Dios y la fe de Jesús... Apocalipsis 14. Vayamos pues en el nombre de Yahweh de los ejércitos, el Dios de los escuadrones celestiales.
46Yahweh te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. 47Y sabrá toda esta congregación que Yahweh no salva con espada y con lanza; porque de Yahweh es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Esta es la convicción con la que debemos enfrentar la vida diaria, siendo la sal de la tierra, predicando el Evangelio, defendiendo la Palabra de Dios, siendo pacientes, soportando a los débiles en la fe, sobrellevando las cargas los unos de los otros, compartiendo con los que aman a Dios y se esfuerzan en hacer Su Palabra, negándose a si mismos por amor de Dios y de los hermanos, porque de Yahweh es la batalla.
No solo batallas en el mas estricto plano espiritual, sino otras que parecen menos importantes, pero que nos afectan diariamente, como pueden ser la bendición de nuestros matrimonios, la educación y el amor y amistad de nuestros hijos, la bendición de nuestros trabajos, la economía familiar, la salud, las amistades, los hermanos de la iglesia, el ministerio en que Dios nos pone, la vida diaria y todo lo que la rodea, todas estas batallas son de Yahweh, y Él no salva con espada de hombre ni con lanza, sino con la espada de Su Espíritu, con Su Hijo Jesucristo, porque: ...no tenéis lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes... Efesios 6.
48Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. 49Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
Tomar una piedra. De las cinco piedras que tenemos solo hemos de usar una: la fe en Jesucristo que nos da el Espíritu Santo. David da opción de iniciar el ataque a Goliat, se adelanta apresuradamente, con convicción, con determinación, sabiendo lo que va a hacer, sabe como va a derrotar al enemigo, no duda ni un instante; ésta es la actitud en la fe que hemos de mostrar aquellos que queremos servir al Dios vivo. Las otras cuatro piedras simbolizan otros cuatro recursos que dependen de la primera.
La fe en Cristo hace que los cuatro recursos de nuestro ser puedan ser usados de acuerdo con Dios y no de acuerdo con nuestro modo de pensar humano sin Dios. Veamos estas cuatro partes de nuestro ser, con las que podríamos enfrentar la batalla, si no conociésemos a Dios, que es lo que hacen los que no Le conocen, pero nosotros en lugar de recurrir a las otras cuatro piedras, pondremos la fe de la primera piedra para no usar las otras cuatro: nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra mente y nuestro espíritu, las cuatro han de estar sometidas al Espíritu de Dios, en la fe en Cristo, veamos pues el resultado para nuestras vidas como discípulos de Jesucristo:
La fe para el cuerpo. El cuerpo nos da sensación de existencia en este medio físico, dependiendo de las circunstancias podemos caer en confiar en nuestras capacidades físicas para luchar una batalla espiritual. Si nos retenemos de no usar, por ejemplo la violencia, debemos tener virtud de dominio propio y obtendremos la bendición de Dios y podremos vencer muchas de las debilidades de esta parte de nuestro ser. Desde luego hemos de tener fe en Dios para las cosas que afectan  nuestro cuerpo, como la salud que hemos de cuidar, para que no fumen los que aun lo hagan, que cuiden su alimentación y el ayuno, para creer que Dios nos da la fuerza para dejar vicios, drogas, alcohol, fornicación "cualquier otro pecado está fuera del cuerpo" pues es templo del Espíritu Santo. 
La fe para el alma. El alma es otra parte de nuestro ser en la que por su capacidad de sentir y amar o de odiar, podemos recurrir para luchar contra el enemigo espiritual, y contra personas. Por lo tanto nuestro corazón nos puede engañar en sus percepciones sentimentales y debemos renunciar a que sea el que nos guíe en la batalla espiritual, en cómo tratar a aquellos que hacen daño, tanto a uno como a otros; debemos orar en el Espíritu para que nuestros sentimientos sean del Señor. Fe en Dios para que sane nuestros sentimientos, quite rencores y otros obstáculos, para que sean puros y llenos de piedad y misericordia, para amar espiritualmente con toda nuestra alma, con un corazón paciente y de afecto fraternal a Dios y a nuestra familia, a nuestras esposas o esposos, hijos, hermanos en la fe, todo esto requiere de fe para obtener esta virtud y que nuestro corazón sea guiado por Dios, y convertido en un corazón circuncidado en Espíritu.
La fe para la mente. Esta es quizá la parte mas difícil de someter al Señor pero tan necesario es hacerlo como con las demás, pero lo natural y humano es confiar en nuestra capacidad intelectual y en el conocimiento para preparar estrategias que usar contra todo enemigo que venga, tanto del mundo como espiritual; pronto el hombre de Dios se da cuenta de la vanidad de su mente, y de la inutilidad que es usarla sin estar sometida al Espíritu de Dios y a la mente de Cristo, sobre todo porque le falta paciencia. La mente es veloz en encontrar mil y una soluciones, pero ¿cuál es la voluntad de Dios? esto es lo que hemos de aprender, antes de enfrentar las batallas, sobre todo las de la fe.
La paciencia es una carencia que abunda entre los hombres, pero la fe es la solución para aprender a esperar a que el Señor nos explique las cosas, y poder pensar con nuestra mente guiada por la mente de Cristo, que es la mente espiritual de Dios, que sirve para convertir a la nuestra, que por naturaleza es carnal, del mundo. Si crecemos en Jesucristo, si oramos para recibir fe, para que Jesús la aumente, entonces recibiremos la bendición de la virtud para la sabiduría y la inteligencia del Señor, el conocimiento de Dios, como todos los hombres de fe en la Biblia.
La fe para el espíritu. Cuántos dicen sentir que éste o aquél camino es el correcto por su intuición, o por una corazonada, y tantas otras maneras de expresar que nuestras percepciones pueden ser las correctas, es una lucha entre la mente y el instinto. Una lucha interior que pronto es ordenada cuando la persona se entrega a Jesucristo como su salvador personal y le cede el timón de su vida, de su alma, de su mente y de su espíritu para que sea Él quien nos dirija. Si bien podemos cometer errores, porque el hombre de Dios va creciendo espiritualmente, la Biblia es la mejor guía la cual confirmará las percepciones, instintos e intuiciones que el Espíritu Santo irá enseñando al discípulo en su madurez, tras haber aprendido la obediencia, adquirido y trabajado en oración la fe y la confianza en Dios que traen paciencia y que nos dirigen al perfecto amor que Dios hace manar de nuestro interior, no un amor humano, sino un amor superior, sufrido y con propósito.
Sobre todo hemos de orar para tener fe para que nuestro espíritu sea uno con el de Dios y podamos oír Su voz cada día. Que no recibamos cualquier espíritu, sino que podamos discernir los espíritus; les garantizo que el Señor es el primer interesado en darnos este don de Su Espíritu.
Así que usemos la primera piedra, y que ésta venza para que toda nuestra vida sea bendecida en la confianza y en la fe que Dios nos da con todo su amor.
Y muchos otros ejemplos que cada uno podrá aplicar en su vida si a cada parte le aplica la fe y la confianza en el Espíritu Santo, la fuente de nuestra fe para cada uno de nuestros componentes y para cada una de las situaciones que vivamos, de modo que perseveremos hasta el fin, y podamos disfrutar de la gloriosa venida de nuestro Señor Jesucristo para llevarnos al Padre, a la eternidad.
La fe es simbólicamente la piedra que hemos de lanzar, dirigirá todo nuestro ser, cual director de orquesta, habiendo ordenado y preparado a todos los componentes de nuestro ser, para que bien orquestados puedan, en armonía, gozar del equilibrio que Dios da a aquellos que confiamos en Él. Por esto hemos de orar, pidiéndole a Dios en el nombre de Jesucristo, la virtud de perseverar a Su lado siempre, para que seamos un buen instrumento espiritual en Sus manos, de modo que nuestras vidas sean vidas de bendición, no solo para nosotros mismos, sino para la gloria de Dios y para los demás.
50Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. 51Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron. 52Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón.
La espada del filisteo representa su propia ley, sus convicciones, sus creencias, su moral, todas ellas le llevan a la muerte, pues son una ley que como toda ley se vuelve contra el hombre, porque éste no puede cumplirla y porque el hombre no puede hacerse perfecto ante Dios con ninguna ley o moral humana. Es el Espíritu de Dios el que nos hace perfectos por la fe en la sangre de Jesucristo. De modo que Dios usa la misma ley del hombre que solo tiene que comparar con la ley de Dios para derrotarle, su propia espada, con la que cortar su cabeza, que representa el ídolo en el que creía, el edificio que el hombre se había construido con su propia mente y experiencias, en las que confiaba.
La cabeza del hombre debe ser Jesucristo mismo, así como lo es de la Iglesia. Los filisteos, que simbolizan a los demás hombres que habían creído en un líder del mundo, o en un ideal, ven que cae ante Dios y se van a buscar otro. Algunas veces encuentran a Dios en su búsqueda, o mejor dicho Dios los busca a ellos, si en sus corazones hay esperanza sincera.
53Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento. 54Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las armas de él las puso en su tienda. 55Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo, dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y Abner respondió: 56Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién es hijo ese joven. 57Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano. 58Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.
De Belén es Jesucristo, de donde debe ser nuestra fe espiritualmente, nacida en Cristo. La cabeza de nuestros enemigos espirituales nos es dada, las potestades del enemigo huyen al ver a su paladín derrotado, y todo esto por la fe.
Tiene Ud. una enemistad con algún miembro de su familia, con algún hermano de la iglesia, con alguna persona en el mundo; tiene una enfermedad que no sabe como enfrentar, o un ser querido la tiene; tiene problemas financieros; tiene falta de fe? Ore al Padre en el nombre de Jesucristo, obedezca a Dios, cuénteselo a Dios, comparta su vida entera con Él, ponga el problema en manos de Dios, y Él hará, nuca le dejará de responder si pone su confianza el Él. Sea paciente y espere en Dios, a Su tiempo y a Su forma Él vencerá la batalla, le dará la luz para ver la solución. Dios derrotará a Goliat, le dará una piedra lisa que Ud. podrá lanzar con su onda y dará en el blanco.
No deje de tener las cinco piedras dentro de su ser, pero recuerde que sólo debe usar la primera, no tenga fe en las otras cuatro sin la primera. No piense que con sus capacidades podrá vencer. Si no dejamos actuar al Espíritu de Dios, nada podemos hacer, sino que con la primera, que es de Dios, alimente a las otras cuatro, que dan vida espiritual en las cuatro partes. No confíe en sus capacidades corporales, en su resistencia o fuerza, no confíe en su corazón, en los sentimientos de su alma sin Dios, no confíe en su mente, no confíe en su espíritu. Confíe todo su ser y su vida en la primera piedra que es la fe en Cristo y abrace la unción del Espíritu Santo, el timón de su vida. Él es el único que puede dirigir su fe en Cristo para derrotar al enemigo, siempre que Le obedezca y confíe en el plan de Dios para su vida; no haga su estrategia sin Dios, espere a que Dios le de la visión, la claridad y la convicción. Oiga la voz de Dios en oración. En todos los temas que se puedan plantear, recuerde lo que dice la Escritura en Jeremías 33:3 ...Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces... Dice el Señor. ¿Amén?
 

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Recién llegados a la tierra prometida, los israelitas estuvieron, durante cierto tiempo, gobernados por jueces, como Gedeón o Sansón, que Dios les ponía para resolver las disputas que surgían entre ellos. Esto fue bueno, pero en el aspecto político estaban muy disgregados, no era una verdadera nación organizada, lo cual les hacía más vulnerables ante las acometidas de los pueblos enemigos. Así que comprendieron que deberían renunciar cada una de las tribus a una parte de su libertad en pro del bien común y, con la ayuda de Dios, se unieron bajo la autoridad de un solo rey para todo Israel.
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El primer rey se llamó Saúl, pero su comportamiento no agradó por completo a Dios y fue sustituido por David, el más importante de todos; un rey muy valiente, que tenía además un notable talento artístico, pues le gustaba la música, la danza y la poesía; capaz de realizar las hazañas más heroicas y también de ofender gravemente a Dios. Pero el rey David supo reconocer sus errores y arrepentirse sinceramente de sus pecados confiando en la misericordia infinita de Yahvé. De su descendencia nacería Jesucristo, el Mesías prometido y el salvador del mundo.


Estamos en el año 1000 antes de Jesucristo al final de la época de los jueces de Israel. El santuario de Yahvé estaba instalado en una ciudad llamada Silo, en el centro de la tierra de Canaán. Allí, junto al Arca de La Alianza, vivía y dormía un muchacho a quien su madre, agradecida, había consagrado a Yahvé. El chico se llamaba Samuel y estaba bajo la tutela del sacerdote Helí, que era juez de Israel.
Samuel servía a Dios con alegría y sencillez de corazón.
david02Una noche, Samuel oyó la voz de Dios que le llamaba: “¡Samuel!” Él contestó: “Heme aquí” que significa “aquí estoy” y corrió a Helí para decirle: “Me has llamado y aquí estoy” Helí le dijo: “Yo no te he llamado, vuelve a acostarte” Pero, al momento, de nuevo le llamó Yahvé: “¡Samuel!” Y otra vez corrió hasta Helí para decirle: “Aquí estoy porque me has llamado” Y Helí le volvió a decir que se acostara, que no había sido él. Lo mismo ocurrió una tercera vez y Helí comprendió que era Yahvé quien llamaba al joven así que le dijo: “Anda, acuéstate y si vuelves a oír esa voz, contéstale: Habla Yahvé, que tu siervo escucha” Samuel se fue y se acostó. Vino Yahvé y nuevamente le llamó: “¡Samuel, Samuel!” Él contestó: “Habla Yahvé, que tu siervo escucha” Entonces Dios le habló por primera vez.
Este breve episodio nos sirve para conocer a Samuel, un chico sencillo, piadoso y estudioso que, cuando fue mayor, Llegó a ser muy afamado en Israel. Todos le tuvieron por un verdadero profeta y por un santo, y Dios le continuó hablando a lo largo de su vida.
Fue Samuel profeta y Juez de Israel durante muchos años y gozaba de gran autoridad, pero sus hijos se mostraron indignos de seguir el importante oficio de su padre. Un día, vinieron a él los ancianos y le propusieron: “Como tú eres ya viejo, queremos tener un rey como tienen otros pueblos; danos un rey que nos juzgue y que pueda salir al frente de nuestro ejército en los combates” Samuel rezó a Dios y Éste le comunicó que estaba conforme, que buscaría un rey para Israel.
Por aquel tiempo, un muchacho llamado Saúl había salido con un mozo de la casa de su padre a buscar unas asnas que se habían extraviado. Como se alejaron bastante de su casa y no las encontraban, el mozo le dijo: “Sé que hay un hombre que tiene fama de vidente y que mora en la ciudad próxima hacia donde nos dirigimos”. Este hombre no era otro que Samuel. No es que fuera vidente, en el sentido de “adivino”, es que sabía las cosas porque Dios le hablaba. Ya Dios había advertido a Samuel, el día anterior, que le visitaría un muchacho y que habría de ungirle como el primer rey de Israel. Samuel vio venir hacia él a Saúl que era muy alto y fuerte, y convocando un banquete con unos treinta hombres ungió la cabeza de Saúl con óleo delante de todos y le nombró rey de Israel de parte de Yahvé. Le dijo además donde podía encontrar las asnas que había perdido como prueba de que lo hecho era voluntad de Dios.
Saúl fue aceptado como rey por los israelitas y logró algunas hazañas combatiendo a los filisteos que era el principal pueblo enemigo; pero su comportamiento, a lo largo de su reinado, no agradaba a Yahvé, y dijo Yahvé a Samuel: “He rechazado a Saúl para que no reine más sobre Israel, llena tu cuerno de óleo y dirígete a Belén, a casa de un hombre llamado Jesé, pues he visto un rey para mí entre sus hijos”
Llegó Samuel a casa de Jesé y le invitó a celebrar un sacrificio a Yahvé con todos sus hijos. Le fueron presentando uno a uno, y cuando hubieron pasado los siete hijos varones dijo Samuel: “A ninguno de estos ha elegido el Señor ¿son todos tus hijos, no hay ningún otro?” Y él le respondió: “Queda el más pequeño, que está apacentando las ovejas” Samuel le dijo: “Manda a buscarle pues no nos sentaremos a comer hasta que no haya venido él” Jesé envió a buscarle. Era rubio, de hermosos ojos y bella presencia. Yahvé dijo a Samuel: “Levántate y úngele porque éste es” Samuel, tomando el cuerno del óleo lo derramó sobre su cabeza, ungiéndole a la vista de sus hermanos. Y desde aquel momento, y en lo sucesivo, el Espíritu de Dios vino sobre David, pues así se llamaba el chico, y se retiró de Saúl.
















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El Señor fue disponiendo las cosas para que David reinase en Israel y, como hace tantas veces, se va sirviendo de circunstancias ordinarias: así, Saúl se encontraba enfermo, triste y sin consuelo. Uno de sus sirvientes había oído hablar del hijo menor de Jesé, de Belén de Judá, -ya sabemos de quién se trata-, un chico valiente y que, además, tocaba muy bien el arpa. Propuso que se trajera al muchacho para que, en los ratos de tristeza del rey, le alegrase con canciones. De esta manera Saúl conoció al joven David quien, con frecuencia, tocaba el arpa ante el rey para alegrarle el corazón.
Mientras tanto, los filisteos habían formado un gran ejército que amenazaba a Israel, y Saúl tuvo que organizar sus tropas para defenderse de ellos. Ambos ejércitos se situaron en sendas colinas, una enfrente de la otra, entre las cuales mediaba un valle.
De las filas del ejército filisteo se destacó un hombre llamado Goliat, tan grande y poderoso que parecía un gigante comparado con el resto de los soldados. Llevaba un casco de bronce, una coraza con escamas de bronce y unas botas de bronce; a su espalda llevaba un escudo también de bronce y en la mano una lanza enorme con una gran punta de hierro; una imponente espada colgaba de su cinturón dentro de su vaina. Delante de él iba su escudero.
Goliat se paró y, dirigiéndose a las tropas de Israel puestas en orden de batalla, les gritó desafiante: “¡Yo reto al ejército de Israel! Elegid de entre vosotros un hombre que baje y se atreva a pelear conmigo; si en la lucha me vence, quedaremos sujetos a vosotros y os serviremos; pero si le venzo yo y le mato, entonces vosotros seréis nuestros servidores”
Los israelitas se amedrentaron y nadie se atrevía a luchar contra Goliat, el cual se envalentonaba más y más, saliendo cada mañana y cada tarde a repetir su desafío.
Jesé, que tenía a sus tres hijos mayores en el ejército de Israel, encargó a David que llevara alimentos a sus hermanos y se enterase de si se encontraban bien. David llegó al campamento y se acercó a la fila de soldados donde estaban sus hermanos. En aquel momento salió de nuevo Goliat, el gigante filisteo, y gritó lo de todos los días: “¿Quién se atreve a luchar conmigo?” Pero David, que lo oyó, preguntó a los que tenía cerca: “¿Quién es ese filisteo para insultar así al ejército del Dios vivo?” El rey Saúl vio a David y, extrañado, le mandó venir. Cuando David llegó a la presencia del rey dijo: “¡Que no desfallezca el corazón de mi señor por culpa de ese filisteo! Yo iré a luchar contra él” Pero Saúl le dijo: “Tú eres todavía un niño y él es un hombre de guerra desde su juventud” David replicó: “Cuando yo cuidaba los rebaños de mi padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja, yo le perseguía y le golpeaba hasta quitársela de la boca; he matado leones y osos, y ese filisteo será como uno de ellos. Yahvé, que me protegió antes, me protegerá también ahora” Hoy día ya no se ven leones ni osos por aquellas tierras, pero en tiempos de David no eran raros. Saúl le dijo: “vete y que Yahvé te acompañe”.
Vistieron a David con una coraza de bronce, casco y espada, pero cuando probó a moverse dijo: “No puedo ni andar con estas armas, no estoy acostumbrado” Y deshaciéndose de ellas tomó su cayado, eligió cinco chinarros del torrente que discurría cerca de allí, los metió en su zurrón de pastor y, con la honda en la mano, avanzó hacia el filisteo. La honda es un arma muy sencilla que frecuentemente llevan los pastores para ahuyentar a las alimañas o para obligar a las ovejas o al ganado a no abandonar el rebaño. Con la honda se lanzan las piedras mucho más lejos que con la mano. David confiaba más en su destreza con la honda que en las armas que le ofrecían para luchar.

david04Goliat se acercó poco a poco, y habló a David con desprecio: “¡Ven a mí, que voy a dar tu carne a los buitres y a las bestias del campo!” Dijo. Pero David le respondió: “Tú vienes a mí con lanza y espada, pero yo vengo contra ti en el nombre de Yahvé, Dios de los ejércitos, a quien has insultado. Te heriré y te cortaré la cabeza, y sabrá toda la tierra que Israel tiene un Dios”
El filisteo avanzó enfurecido hacia David, este se movió con rapidez, metió la mano en su zurrón, sacó un chinarro y lo lanzó con la honda. La piedra voló, y clavándose en la frente del filisteo lo derribó de bruces en tierra. Corrió David, se paró ante Goliat y, no teniendo espada a la mano, tomó la de él, sacándola de su vaina; lo mató y le cortó la cabeza.
Al ver los filisteos a su campeón muerto, se llenaron de pánico y desorganizados huyeron; pero el ejército de Israel salió tras ellos y los derrotaron fácilmente.

A partir de aquel día David entró plenamente al servicio del rey Saúl. Su fama de valiente se acrecentó durante las numerosas campañas de guerra que el rey le encomendaba. Siempre procedía con acierto y se le puso al mando de hombres de guerra mayores y con más experiencia que le respetaban y se sentían contentos de tenerlo por jefe.
david05Como salía siempre triunfante en las batallas contra los filisteos porque Yahvé estaba con él, las mujeres cantaban a coro en los pueblos: “Saúl mató a mil, pero David mató a diez mil” El rey Saúl, al ver la fama que iba alcanzando, le tomó envidia y un día en que estaba David tocando el arpa, le arrojó su lanza, pero David la esquivó y se clavó en la pared.
David comprendió que tenía que alejarse y se marchó a casa de Samuel, que ya era anciano, con quien estuvo un tiempo. Pero Saúl se había empeñado en atraparlo y matarlo, y enviaba hombres en su busca.
Un día se encontraba David escondido dentro de una cueva con algunos de sus partidarios, pues tenía muchos porque su reputación de hombre valiente y favorecido de Yahvé seguía acompañándole, y, casualmente, entró Saúl sin saberlo a hacer una necesidad. Los que estaban con David le decían: “¡Aprovecha ahora y mata al rey!” pero David respondió: “Líbreme Dios de hacer tal cosa; no pondré mi mano sobre el ungido de Yahvé” Y no se sirvió de su ventaja; pero, en un descuido, cortó a Saúl un trozo de su manto y se escondió para que no le viera.
Cuando el rey abandonó la cueva sin haberse percatado de nada, salió también David y se postró en tierra gritándole: “¡Oh rey, mi señor! Yo no pretendo hacerte daño ¡Mira, padre mío, mira!Le decía padre mío porque, como ya sabes, lo conocía desde muy joven En mi mano tengo la orla de tu manto; yo la he cortado, y si no te he querido hacer daño debes comprender que no hay en mí maldad ni rebeldía contra ti. Tú, por el contrario, quieres quitarme la vida. Deja que sea Yahvé quien nos elija a ti o a mí porque, por mi parte, no pondré mi mano sobre ti”



david06Saúl se conmovió al oír las palabras de David y se echó a llorar diciendo: “¿Eres tú, hijo mío, David?, veo que tú eres mejor que yo porque me has hecho el bien y yo te pago con el mal. Hoy has probado que eres bueno conmigo porque, habiéndome puesto Yahvé en tus manos, no me has matado. Que Yahvé te pague lo que has hecho hoy conmigo. Bien sé que tú serás quien reine sobre Israel, pero júrame que cuando llegue ese momento no te vengarás de mí ni de los míos”
Y David se lo juró para que se quedara tranquilo.



Vocabulario
Alimaña: Animal perjudicial para el ganado, como por ejemplo el lobo.
Apacentar: Dar pasto a los ganados.
Asno: Burro, pollino.
De bruces: Boca abajo.
Óleo: Aceite.
Tutela: Cuidado de una persona o de un menor en ausencia de sus padres.
Ungir: Signar con el óleo sagrado.
Vidente: Profeta.
Zurrón: Bolsa grande de pellejo o cuero que usan los pastores.

Para la catequesis
  • ¿Qué hizo la madre de Samuel para agradecer a Dios un favor recibido? ¿Eso fue bueno o malo para Samuel?
  • Sabemos que Dios nos llama a todos para que seamos santos. Dile todos los días a Jesús, como Samuel: “Me has llamado y aquí estoy”.
  • ¿Qué virtudes o cualidades aprecias en David que pudieran agradar a Dios?
Video:


 
http://www.youtube.com/watch?v=UbxKXIosTuE

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