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Cincuenta sombras de Grey: ¿apología del abuso a la mujer? |
Con la literatura se nos ha educado y recreado por muchas generaciones, desde hace siglos atrás. La literatura ha sido una bella arte y hemos logrado fabricar al mundo con sus herramientas, explorando la imaginación y el conocimiento del ser humano. De hecho, ésta es una necesidad primordial en nuestra dinámica de la comunicación y la transferencia de ideas.
Aunque con los nuevos medios tecnológicos se haya olvidado en gran medida esta costumbre de leer, es infalible decir que con éste medio aún seguimos construyendo nuestro mundo, aún se siguen escribiendo y compartiendo novelas que cultivan la cultura, a la vez que la describen y la reforman.
Las ideas aún se transmiten de esta manera y nos reúne en esas convenciones idearías de la verdad. Un ejemplo claro del estado actual de la literatura son los Best-Sellers, ejemplares que marcan tendencias y modas a nivel mundial. Ideas, novelas y cuentos que se contagian universalmente y que generan cambios, ilusiones y espacios imaginarios que nos reúnen en la cultura y en los comportamientos sociales. Podemos mencionar algunos con los que estoy familiarizada, empezando por Harry Potter de J.K. Rowling, que no sólo conquistó la industria literaria sino también las salas de cines por varios años. Así mismo podemos traer a mención las sagas de J.R.R Tolkien con El Señor de los Anillos que aún sigue dando fruto en ambas industrias.
Es bien sabido que ninguno de estos ejemplos se ha quedado sin su respectiva divulgación: en cuanto más se conoce, más fuerza toma en la sociedad a nivel mundial. Se construyen como obsesiones e ideales entre el pensamiento colectivo del ser humano y se reconoce que imprimen nuevas consciencias y actitudes en las mentes de quienes se dejan influenciar. Concretamente podemos darnos cuenta de que la literatura es aún un arma ideológica, un medio masivo que está al servicio de construirnos en el pensamiento y en la moral, y que ayuda a determinar los principio de nuestra existencia por medio de la educación que promete.
Hace poco llegó a mis manos el primer tomo de un afamado Best-Seller. Se me había informado que era una novela entre romance y erotismo. La verdad no imaginé que iba a rayar en mis límites y más cuando estoy familiarizada con ambos géneros. Leí una novela absurda acerca de la esclavitud sexual, un juego mediocre de combinar elementos de muchos estilos literarios para tener la excusa de generar imágenes sobre-sexuadas y conseguir llevar una falsa bandera de la idea de amor.
Sentí entonces que era pertinente abrir el espacio a la reflexión de lo que se nos comunica con esta nueva ola sadomasoquista, esta surgente moda del “dios-hombre” que construye una nueva imagen de las relaciones entre el amor y el sexo, entre el hombre y la mujer.
Antes de decir el nombre del libro, quisiera exponer esta idea. El abuso, en cualquier método y en cualquier contexto, es la nueva arma de la esclavitud moderna y concretamente, el sexo es una de las nuevas modalidades de esta esclavitud. Existe la imposición de la actividad sexual como conocemos en el tráfico y el comercio con seres humanos, los prostíbulos o los secuestros, entre otros, que son circunstancias que se dan en contra de la voluntad de la víctima.
Pero hoy en día también existe la aceptación voluntaria por esta esclavitud, la esclavitud sexual. Ahora sí, esto lo vemos con la historia de Cincuenta sombras de Grey. Es una novela que ha convertido a muchas jóvenes mujeres a la adicción por idealizar el placer como el único vínculo que se experimenta en el amor.
Anastasia Steele, la protagonista, es la personificación de esta ingenua moda y con quien se vive el proceso de validación de estas posturas en la actividad sexual. Con ella se logra construir un espacio ideológico en donde el sadomasoquismo y la violencia física son legítimos y son las maneras necesarias de la expresión del hombre en relación con otro ser humano, por quien dice sentir atracción o incluso, cariño. Tal cual esta última imagen, Christian Grey es el nuevo símbolo juvenil del amor, un hombre que enloquece a cualquier mujer y está en capacidad de extraer el placer desde el más ínfimo rincón del cuerpo. Debo admitir que esta revuelta en la moda me ha congelado mi entendimiento. Nunca antes me había costado tanto escribir un texto más que éste que están leyendo. Porque para mí es completamente irreal, incomprensible y ridículo que la adoración por la violencia se masifique y se valide a pesar de corromper cualquier valor y base existencial del ser humano. Con esta novela legalizamos la esclavitud sexual, con esta novela aportamos a la oda mediocre del cuerpo, que en efecto no ha hecho consciencia alguna de lo que en serio este significa. Con esta novela clausuramos las ilusiones en el amor, y nos negamos en nuestro orden natural y en nuestra definición como seres humanos.
Considero que es primordial explicar los puntos frente al cuerpo. Hace tiempo atrás nuestro pensamiento ya pasó por la reivindicación del cuerpo, es decir, nos pensamos como una unidad, todo nuestro ser es uno y se formaliza en el cuerpo. Con esto nos extendemos a la idea de que éste es una potencia de nuestro ser, que nuestro cuerpo es la reunión para nuestra existencia personal que se complementa la vida en conjunto. Una potencia que está dispuesta como la sustancia más auténtica, tangible y más propia de cada uno. Es naturalmente mío y es el lienzo en donde gráfico y construyo mi vida, mis acciones, mi desarrollo y mi trabajo en esta realidad. Con él soy yo y soy yo con él, tal cual lo que quiero ser.
Considero que es primordial explicar los puntos frente al cuerpo. Hace tiempo atrás nuestro pensamiento ya pasó por la reivindicación del cuerpo, es decir, nos pensamos como una unidad, todo nuestro ser es uno y se formaliza en el cuerpo. Con esto nos extendemos a la idea de que éste es una potencia de nuestro ser, que nuestro cuerpo es la reunión para nuestra existencia personal que se complementa la vida en conjunto. Una potencia que está dispuesta como la sustancia más auténtica, tangible y más propia de cada uno. Es naturalmente mío y es el lienzo en donde gráfico y construyo mi vida, mis acciones, mi desarrollo y mi trabajo en esta realidad. Con él soy yo y soy yo con él, tal cual lo que quiero ser.
La concepción de que el cuerpo era la parte negativa y falaz, la que sólo miente por la percepción sensorial y que sólo se sacia en el placer y en el dolor, quedó atrás en la época cartesiana. Ahora, se sabe y se comprende que entre todos los órganos del cuerpo, el ser humano desarrolla su vida en esta tierra y se valida en la existencia individual como parte de un todo. Como hijos de Dios, fuimos creados a imagen y semejanza de Él y esto invita a que el cuerpo tiene la misma validez que el espíritu, porque sin cuerpo no hay cultivación en el espíritu. Porque sin cuerpo no hay mente y sin ella no habría la disciplina para crecer espiritualmente, ni habría el entendimiento para elegir en la libertad que por lógica nos debería llevar de vuelta al Padre. Esa libertad que nos invita a recrearnos en el principio del amor y como seres vivos también debemos amar nuestro cuerpo.
A grandes rasgos el sadomasoquismo es una de las desembocaduras que lleva el desaforo en la experiencia del placer. No entiendo por qué hay que exagerar esta vivencia en particular. Sin duda soy consciente de que cada ser humano es un ser libre en cuanto decide en sus acciones, pero esta vez yo decido por no compartir el trasfondo de esta mala interpretación del cuerpo y de sus efectos sensoriales. Sin duda, no hay experiencia más personal y subjetiva que el placer (que no se limita al placer sexual); se queda corto de palabras en su descripción y nunca se comprobará cómo es que siente otra persona diferente a uno mismo. En otras palabras, el placer es el rostro íntimo de la vivencia individual de cada ser lo cual nos indica que somos seres vivos y eso no es un hecho negativo.
Por otra parte el dolor también es un hecho subjetivo de la experiencia en la sensación particular. Pero el dolor se genera como método de advertencia, es un desarrollo biológico que nos previene de daños y problemas graves que se gestan en el cuerpo. Es una manera de supervivencia y de autoprotección. Como una linda metáfora, el placer y el dolor son el diálogo personal con el que nuestro cuerpo se comunica y trabaja de la mano de la razón. Nosotros sentimos y pensamos al mismo tiempo y es por esto que generamos entendimiento y construimos experiencias. Cuando tenemos la opción de decidir estos factores en nuestra vida, no es muy descabellado proponerse a dar lugar concreto a cada cosa, y que en ese orden natural se desarrolle potencialmente nuestra persona en el mundo.
Cuando se habla de la necesidad del dolor para generar placer, se refiere a que nuestro cuerpo ya fue degastado y viciado en una fase primordial de su diálogo. Como si le quitaran las vocales de su alfabeto y tuviera que recurrir a medidas que se desfasan y se transgreden para suplir lo que ha quedado en el vacío y en el desorden. Tengo entendido que el efecto del dolor genera la producción de endorfinas, lo cual ayuda a “dormir” la sensación dolorosa. Lo que nos gusta del placer es este producto de endorfinas, así que en ambos estados se logra el mismo efecto, pero con distintos fines. Ya vamos vislumbrando lo que conlleva el trasfondo de necesitar el dolor para generar placer. Es literalmente una enfermedad, en el sentido que es un vicio, un vicio como lo opuesto a una virtud, a un comportamiento que se sale de la configuración natural.
Remontándonos a la sociedad, estas prácticas sadomasoquistas están conquistando el sentido sexual de la juventud. Increíble, con Anastasia Steele se evidencia la transición en la aceptación de estas prácticas. Al principio asume que está en contra de su voluntad y a lo largo del libro ella expresa el miedo que le genera el hombre que dice amar. No, ni siquiera se habla de amor, el cuerpo para ambos es el centro único de sus encuentros.
El espacio externo al del sexo se resume en una serie de gestos repetitivos que a ambos los remite de nuevo a su deseo sexual y a su mutua sumisión. Amor no hay mientras nunca se considere el valor real por el otro ser humano.
Cuando Christian Grey desea golpear y maltratar a otra persona, está implícita la negación de su ser como ser humano. Psicológicamente decide no reconocerse como hombre y de este modo desconoce la dignidad de la otra persona. Su reestructurada reacción instintiva es generar dolor a su víctima, tal cual un animal que es alienado del entendimiento y de la experiencia. El nuevo príncipe azul juvenil no es más que un depredador, insensible y efímero.
Con el cuerpo nos involucramos en el amor. Este tema se ha vuelto tan peligroso y tan tabú como las conversaciones de política, religión o fútbol. Al amor lo hemos olvidado, lo hemos rebajado a ser un sentimiento más como si se tratara de sentir la pasajera alegría o la agotable ira. El amor no es sinónimo de placer, porque es una trascendencia del sentimiento y de la sensación. En el amor se nos reúnen todas las naturalezas de nuestra unidad corpórea-espiritual. Nacimos amando y moriremos amando.
El amor es nuestro sello como hijos de Dios, es nuestra conexión con Él y con nuestro mundo. Es la dignidad y la identificación como creaturas y es el vínculo que tenemos con nuestro Creador. Él es amor, por ende nosotros tenemos capacidad y acceso a éste. Qué duro se vuelve cuando tan agresivamente se desprecia este principio de vida, y no sólo eso, sino que recae en la destrucción del ser humano.
En cuanto hay ruptura no se puede desarrollar el amor, y si no hay amor, está el vacío improductivo de la materia la cual está muerta. Y nosotros mismos decidimos morirnos en el abismo de la sensación que a veces nos confunde con estar generando una genuina experiencia. El amor es la conducta de la libertad, y de nuevo en esta novela, se destruye todo sentido de referencia al amor verdadero. Se incorpora la falsa esencia del amor y se juega con el sexo bajo su excusa como si estuviéramos hablando del derecho de estos comportamientos.
Afortunadamente tenemos otro camino a seguir. La opción por la virtud, que traduce, la opción por donarnos voluntariamente a la libertad. Libertad que nos forma en el amor y nos dirige en el perfeccionamiento hacia Dios. Ante todo está la dignidad de nosotros como seres vivos, como hijos de Dios que estamos acá para la sana misión de ser seres humanos.
Podemos reflexionar lo importante que es fomentar valores perdurables en la verdad para la consolidación de la sociedad. No es en vano y no es una cantaleta, es vital para nuestra existencia como creación. Mencionábamos al principio las obras de Tolkien y de J.K. Rowling y no es necesario redactar explícitamente las diferencias en sus efectos sociales comparados con Cincuenta sombras. Así evoquen mundos fantásticos, el valor de base está fundado bajo un sano sentido del amor y de la dignidad del ser humano. Por eso hay que ser suficientemente críticos y cautelosos en no apoyar la validación infame de tales y cuales valores que se explayan en nuestras mentes y en nuestras vidas, transformando nuestras consciencias.
Recuerden que este no es el juego de quienes generan las ideas, sino que el poder está en quienes las consumen. Por nuestro lado, estamos en todo el derecho de hablar y recordar la Verdad. Como cristianos necesitamos de nuestro testimonio de vida y también de nuestra misión de denunciar todo lo que está en contra de nuestro ser y de Dios, porque no importa si la corriente es muy fuerte, la Verdad es de nosotros y contra ella nada ni nadie.
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