viernes, 6 de enero de 2012

Jesús es bautizado en el Jordán


Marcos 1, 7-11. La voz que resuena de lo alto atestigua que Jesús es obediente en todo al Padre y que esta obediencia es expresión del amor.
Jesús es bautizado en el Jordán
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11


En aquel tiempo Juan predicaba diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.»


Oración introductoria

Jesús, qué alegría y qué don tener este tiempo de oración para poder estar contigo a solas. Quiero descubrirte y conocerte de modo más profundo. Quiero esperar en Ti más firmemente. Quiero amarte más. Sólo Tú puedes darme estos dones.

Petición

Jesús, dame la gracia para que puedas permanecer siempre en mí.

Meditación del Papa

Jesús, su humildad está dictada por la voluntad de establecer una comunión plena con la humanidad, por el deseo de realizar una verdadera solidaridad con el hombre y con su condición. El gesto de Jesús anticipa la Cruz, la aceptación de la muerte por los pecados del hombre. Este acto de abajamiento, con el que Jesús quiere ajustarse totalmente al designio de amor del Padre y conformarse a nosotros, manifiesta la plena sintonía de voluntad y de entente que hay entre las personas de la Santísima Trinidad. Para ese acto de amor, el Espíritu de Dios se manifiesta y viene como una paloma sobre Él, y en ese momento el amor que une a Jesús y al Padre es testimoniado a los que asisten al bautismo por una voz de lo alto que todos oyen. El Padre manifiesta abiertamente a los hombres, a nosotros, la comunión profunda que lo liga al Hijo: la voz que resuena de lo alto atestigua que Jesús es obediente en todo al Padre y que esta obediencia es expresión del amor que les une entre ellos. Por eso, el Padre pone su complacencia en Jesús, porque reconoce en el actuar del Hijo el deseo de seguir en todo su voluntad: "éste es mi Hijo amado en quien tengo mis complacencias". Y esta palabra del Padre alude también, en anticipo, la victoria de la resurrección y nos dice cómo debemos vivir para estar en la complacencia del Padre, comportándonos como Jesús. (Benedicto XVI, 9 de enero de 2011).

Reflexión

A veces, la voluntad de Dios se carga de una niebla de misterio. Nadie esperaba que Cristo, el Hijo de Dios, se acercara al pobre profeta Juan, para ser bautizado. Incluso el mismo Bautista intentó impedírselo. Pero cuando el Maestro pide, hay que saber bajar la cabeza...

Los slogans de nuestro mundo querido, proclamando la era de la libertad a toda costa, no han hecho sino esclavizar al hombre a sus propios caprichos y tendencias desordenadas. Nunca el hombre ha estado tan atado por las cadenas de su soberbia, de su ira, y avaricia... El Maestro por el contrario, proclama la libertad del espíritu humillándose ante el profeta, a quien dice: "conviene que sea así". Sólo tras este acto de sencillez, se revela la divinidad de Cristo culminada con las palabras del Padre: "Éste es mi Hijo amado..." ¿Por qué Cristo es el amado del Padre? Precisamente porque se ha ofrecido para la salvación de los hombres, reparando el pecado de Adán. Nunca comprenderemos que todo un Dios se degrade hasta hacerse creatura, hombre. Pero la enseñanza no ha dejado de ser la misma: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". Cristo no presume de ser Dios, y tenerlo todo. Presume de ser manso y humilde. Y de hecho, la imagen de su muerte elegida por los profetas, será la de un manso cordero llevado al matadero... El hombre manso es justo, amigable y optimista. El hombre humilde es pacífico y paciente. Vive confiando en la Providencia del Padre. No se engríe en los éxitos, ni se desespera en los fracasos. Porque sabe que Dios vela a su lado, y que nunca, nunca nunca le va a dejar solo.

Propósito

Darme el tiempo para hacer una visita al Santísimo para agradecer a Cristo su amor.

Diálogo con Cristo

Qué hermoso saber que tengo un Padre que me ama y está cerca de mí, que se interesa por mi bien, y que me ha dado en Jesucristo el modelo de vida al que debo aspirar. Además, con la gracia de su Espíritu Santo, puedo tener la sabiduría y la fortaleza para responder con prontitud a su llamado. ¿Qué más puedo pedir? ¿Hay acaso un regalo mayor? Por eso quiero vivir con este lema: Hacer siempre lo que Dios quiera y para ello me propongo ser fiel a mis compromisos de vida espiritual.

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