viernes, 20 de enero de 2012

¿Cumplo mi rol?, ¿ Me someto?


Para todo en la vida tiene que haber un equilibrio y nuestro rol principal es el adjudicado por Dios
¿Cumplo mi rol?, ¿ Me someto?
¿Cumplo mi rol?, ¿ Me someto?
He recibido varios comentarios directamente en mi email sobre el artículo que publicara hace unas semanas y que fuera también reproducido por Catholic.net titulado: ¿Quién limpia el inodoro?. En la casi totalidad de los casos, han escrito mujeres a quienes tal vez mis palabras han confundido y me gustaría utilizar esta misma vía para tratar de aclarar algunos puntos sobre lo que es mi posición al respecto de este tema.

Básicamente la duda ha rondado en torno a dos puntos: la igualdad de derechos y deberes de hombre y mujer en el matrimonio y el punto de que el hombre sea cabeza del hogar.

A ver si no les confundo más…

Antes que nada, entiendo su posición y ciertamente, a las mujeres de hoy día nos cuesta mucho comprender algunas cosas, como la ’sumisión’ y la ’sujeción’ al hombre. Pero no es tan complicado si logramos ver todo lo que nos dice San Pablo en su carta a los Efesios.

Pero bien, visto en el contexto del artículo básicamente lo que planteo es lo siguiente:

1. Tradicionalmente, los roles de hombre y mujer han estado muy bien definidos. En época de nuestros abuelos por ejemplo. No merece la pena entrar en detalle sobre cuáles eran esos roles, sino acordar que en ese entonces era muy claro lo que era esperado de uno y otro.

2. Hoy por hoy, con la entrada de la mujer al mundo laboral y con la mal llamada ‘igualdad de derechos y deberes’ (perdonen que me refiera a esto como ‘mal llamada’), se han difuminado las líneas que distinguían los deberes/derechos de hombres y mujeres y, habiéndose prácticamente borrado esas líneas, hablamos de ’igualdad’.

Digo mal llamada porque, si bien es cierto que ahora la mujer ha asumido muchísimos de los deberes que antes eran de los hombres, no es menos cierto que los hombres NO han asumido en igual medida los deberes que antes eran de las mujeres. Y ahí es donde radica el desbalance que muy frecuentemente viene a resultar en frustración y quejas, en principio de la mujer, pero eventualmente también del hombre. Simplemente porque nunca hubo una conversación, una comunicación de fondo donde se definiesen lo que serían los roles de cada uno para esta pareja en particular.

Ahora, esa frustración se da solamente si la mujer, consciente de su rol primario, entra en desbalance. En muchos casos, simplemente tenemos a una alta ejecutiva que vive en el hogar y es esposa de su esposo y madre de sus hijos…sin bien definir lo que implican esos roles, y por lo tanto sin percibir que hay necesariamente un vacío creado por la ausencia de quien los llene. En conversaciones con algunas de las personas que se animaron a contactarme, me mencionaron incluso ejemplos de familias donde la mujer ocupa cargos de importancia en empresas y asociaciones empresariales del país proyectando una imagen de éxito profesional y de que sí se puede. No digo que no se pueda, pero me sorprendería muchísimo que su día cuente con 72 horas cuando el mío sólo tiene 24. Si le pregunto a esa persona cuántas horas dedica a su labor profesional, necesariamente queda para su labor de madre y esposa una ínfima porción de su tiempo. Entonces es cuestión de matemáticas… Ahora, si ha habido una comunicación con su pareja y de alguna forma están velando porque queden cubiertos los demás roles (a mí humilde entender muchísimo más importantes y por los que realmente nos pedirán cuentas)….pues bendito sea Dios. Pero, aquí entre nosotros, sinceramente no creo que una persona pueda ser la mejor esposa, la mejor madre y la mejor ejecutiva….en algún punto de todo el proceso algo deberá caerse y, lamentablemente, existen demasiados ejemplos que indican que por lo regular la familia es la que más sufre.

Y no quisiera crear más dudas…esto no quiere decir que la mujer no puede trabajar fuera del hogar. Esto quiere decir que para TODO en la vida debe haber un balance, un equilibrio y que, es mi entender, que nuestro rol principal es el adjudicado por Dios. Un rol ineludible y que es imposible pretender que lo asuman los hombres: ellos NO pueden ser esposas y ellos NO pueden ser madres.

Pero volvamos al texto de San Pablo…al tema de la sujeción y de la sumisión. A las mujeres nos ‘rechina’ un poco porque tendemos a leer solo una parte, la primera. Pero si leemos el texto completo nos daremos cuenta que es muchísimo más lo que se le pide al hombre.

Dice así (tomado de la Biblia Latinoamericana):

Efesios 5, 22 y ss

“Que las esposas se sometan a sus maridos como al Señor. En efecto, el marido es cabeza de su esposa, como Cristo es cabeza de la Iglesia, cuerpo suyo, del cual es asimismo Salvador. Y así como la Iglesia se somete a Cristo, así también la esposa debe someterse en todo a su marido.

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y la bañó y santificó en la Palabra, mediante el bautismo de agua. Porque , si bien es cierto, deseaba una Iglesia espléndida, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada, él mismo debía prepararla y presentársela. Del mismo modo los maridos deben amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa se ama a sí mismo. ”

….y así sigue Pablo explicándonos por dónde anda la cosa. De modo que, a nosotras nos pide que nos sometamos. Si buscamos la definición de esta palabra, significa: SUJETAR, CONQUISTAR.

Nos pide que nos sujetemos a nuestros maridos, que les conquistemos. Y a ellos? A ellos les pide que nos amen tanto que sean capaces de dar la vida por nosotros! A mí particularmente me parece que se nos pide menos.

Y no lo veo como cuestión de machismo o feminismo. Simplemente somos diferentes hasta por diseño…la mujer, por más que quiera asumir los deberes del hombre para reclamar los derechos del hombre….SIEMPRE será quien puede dar vida a los hijos, siempre será quien físicamente tendrá menos fuerza, sin embargo siempre será la que emocionalmente sea capaz de sostener la familia siendo su eje emocional…diría que ’su corazón’ (siempre que se decida y acepte SER MUJER). Nuestra forma de ser y nuestros sentimientos, la forma en que somos capaces de manifestarlos regularmente con más facilidad que el hombre, nos permite desarrollar y llevar a cabo la tarea de crianza de los hijos de una forma, mientras los hombres, tan prácticos en todo, les enseñan otras cosas tambien necesarias. Es indiscutiblemente un trabajo en equipo, pero cada uno tiene un lugar y un rol que cumplir, igualmente importante, para juntos lograr los objetivos de esta unión divina que llamamos matrimonio.

Al final, sólo dos mensajes puntuales:

1.- Es importante que la pareja mantenga una comunicación fluída y constante de lo que uno y otro esperan de sí mismos y de su compañer@, en todo momento…. no asumir que el otro piensa igual que yo.

2.- Es todavía más importante tener claros, ambos, que nuestro rol de espos@ y padre/madre es, por MUCHO más importante que nuestro personaje profesional. En los primeros somos insustituíbles, en el segundo somos pasajeros. Y sólo por los primeros se nos pedirá cuentas.

Y aunque en este artículo suena que hablo específicamente a las mujeres, vale en todo lo mismo para el hombre, sobre todo aquel que se pierde a sí mismo como persona y se convierte exclusivamente en el personaje profesional del que se disfraza cada mañana. Aquel que olvida que primeramente se es esposo, luego padre…..y en última instancia profesional y proveedor del hogar.

Espero haber arrojado luz y no haber confundido más.’… a la vez que me disculpo por plantear unas posiciones a veces tajantes. Siéntanse por favor en la libertad de comentar lo que deseen al respecto de estos puntos ya que, aunque suenen ‘cerrados’ estoy abierta a recibir todas sus opiniones y a reflexionar sobre ellas.

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