VATICANO, 20 Jun. 17 / 05:05 am (ACI).- La pequeña visita del Papa Francisco a Barbiana (Florencia) culminó en la iglesia de la localidad con el saludo a diversas personas después de rezar en privado ante la tumba de don Lorenzo Milani. Habló a los educadores, jóvenes y sacerdotes, y los invitó a amar a la Iglesia y donarse a Dios.
“Una fe total que se convierte en un donarse completamente al Señor y que en el misterio sacerdotal encuentra la forma plena y realizada para el joven convertido”.
El Papa advirtió a los sacerdotes presentes de que “sin sed del Absoluto se puede ser buenos funcionarios de lo sagrado, pero no se puede ser sacerdotes capaces de ser servidores de Cristo en los hermanos”.
De esta manera, los invitó a ser “hombres de fe, una fe franca, no aguada; y hombres de caridad, caridad pastoral hacia todos aquellos que el Señor nos confía como hermanos e hijos”.
“Amemos a la Iglesia, queridos hermanos, y hagámosla amar, mostrándola como madre premurosa de todos, sobre todo de los más pobres y frágiles, tanto en la vida social como en la persona y religiosa”.
Pero el Papa también explicó el motivo de su visita: “he venido a Barbiana para rendir homenaje a la memoria de un sacerdote que ha testimoniado como en el don de su sí a Cristo se encuentran los hermanos en sus necesidades y se sirve, para que sea defendida y promovida su dignidad de personas, con la misma donación que Jesús nos ha mostrado hasta la cruz”.
Al hablar de la labor educativa, el Santo Padre manifestó que la palabra “es la que podrá abrir el camino a la plena ciudadanía en la sociedad, mediante el trabajo, y a la plena pertenencia a la Iglesia, con una fe consciente”.
“Esto vale para nuestros tiempos, en los que solo poseer la palabra puede permitir discernir entre tantos y a menudo confusos mensajes que nos llueven encima, y dar expresión a las instancias profundas del propio corazón, como a las esperas de justicia de tantos hermanos y hermanas”.
Dirigiéndose a los jóvenes, afirmó que “vivís –como tantos otros en el mundo– en situación de marginación” pero “alguno está cerca vuestro para no dejaros solos e indicaros el camino para un posible rescate, un futuro que se abra sobre horizontes más positivos”.
A los educadores dijo que la suya “es una misión llena de obstáculos, pero también de alegrías”. “Es una misión de amor porque no se puede enseñar sin amar y sin la consciencia de que aquello que se dona es solo un derecho que se reconoce, algo que aprender”.
Francisco hizo un llamado a la “libertad de conciencia” que sea capaz “de confrontarse con la realidad y orientarse guiada por el amor”. “Vivir la libertad de conciencia de modo auténtico, como búsqueda de los verdadero, de lo hermoso y del bien, dispuestos a pagar el precio que conlleva”.
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