María Anna Cope, Mariana de Molokai

Aunque alemana de nacimiento, ella creció y se formó en los Estados Unidos, adonde sus padres emigraron cuando apenas contaba tres años.
Desde muy joven quiso ser religiosa. Finalmente, con 24 años hizo los votos e ingresó en las Hermanas de la Tercera Orden Franciscana de Syracuse (Nueva York), dedicada a la educación y a la asistencia a enfermos, adoptando el nombre de María Anna. En la congregación, que llegaría a construir hasta 50 hospitales generales de renombre en el país, se ocupaba especialmente de los alcohólicos y de las madres solteras.
Su vida de servicio a los más pobres adquirió una nueva dimensión al trasladarse a las islas Hawai, para atender a los leprosos, un servicio que no todos estaban dispuestos a prestar. Un año después de su llegada, en 1883, el Gobierno le pidió que pusiera en pie el que sería el primer hospital general de la isla de Maui. En 1889, tras la muerte de san Damián de Veuster, tomó el relevó en el hogar para los muchachos de aquel.
Durante 30 años vivió junto a sus pacientes, en un lugar apartado de la isla de Molokai, exiliada voluntariamente, dedicada en cuerpo y alma a ellos. Fue, al decir de sus contemporáneos, una “religiosa ejemplar, de corazón extraordinario”. Fue beatificada al inicio del actual pontificado, el 15 de mayo de 2005, y canonizada por Benedicto XVI el 21 de octubre de 2012
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