Este martes en su homilía indica que la Semana Santa es un medio que nos ayuda a ser cristianos sin caprichos espirituales
ROMA, 24 de marzo de 2015 (Zenit.org) - El santo padre Francisco en la homilía de este martes en la capilla de la residencia Santa Marta invitó a ser cristianos sin 'peros', aprovechando las gracias que otorga la Semana Santa.
Señaló que ante la salvación que nos ofrece Dios de mil maneras, a veces tenemos “caprichos espirituales”, porque no sabemos aceptar “el estilo divino” y nos entristecemos, y deslizamos “en la murmuración”. Sucede hoy con tantos cristianos, como sucedía un tiempo con el pueblo judío salvado de la esclavitud, según nos cuenta la Biblia.
A partir del episodio propuesto en el Libro de los Números, el Papa recuerda que los judíos se rebelaban a las fatigas que conllevaba la fuga en el desierto, y del alimento “liviano” del maná, y entonces comenzaban a “hablar mal de Dios”, y muchos de ellos acabaron siendo mordidos por las serpientes venenosas.
Solamente la oración de Moisés que intercede por ellos y levanta un bastón con una serpiente --símbolo de la Cruz en la que será colgado Jesús-- se volverá para quien lo mira la salvación del veneno.
“También nosotros cuantas veces encontramos que entre los cristianos están aquellos un poco envenenados porque descontentos de la vida. Sí, realmente, Dios es bueno, cristianos sí, pero... cristianos sí, pero..., que no terminan de abrir el corazón a la salvación de Dios y siempre ponen condiciones. 'Sí, pero...'. 'Sí, sí, sí, quiero ser salvado pero por este camino...'. Y así el corazón se envenena” dijo.
El Papa recuerda que “no aceptar el don de Dios con su estilo, eso es el pecado, eso es el veneno, nos envenena el alma y nos quita la alegría”. Jesús, afirma el Santo Padre, resuelve este problema subiendo al Calvario. “Él mismo toma sobre sí el veneno, el pecado. Y de esta tibieza del alma uno se cura solamente mirando la cruz, mirando a Dios que se asume nuestros pecados”.
Cuantos cristianos hoy, concluye Francisco, “mueren en el desierto de su tristeza, de su murmuración, por no aceptar el estilo de Dios”. Y añade: “Miremos a la serpiente y su veneno, allí en el cuerpo de Cristo, el veneno de todos los pecados del mundo; y pidamos la gracia de aceptar los momentos difíciles. De aceptar el estilo divino de la salvación, de aceptar también este alimento liviano del que se lamentaban los judíos, de aceptar las cosas... de aceptar las vías por las cuales el Señor me lleva hacia adelante. Esta Semana Santa que inicia el domingo nos ayude a salir de esta tentación y de 'ser cristianos sin 'peros'...”.
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