lunes, 30 de marzo de 2015

Sugerencias para la Liturgia: Domingo de Ramos y Triduo Pascual, ciclo B


Lecturas de la Misa, sugerencias para la homilía, lectio divina, moniciones



Sagrada Escritura

Primera: Is 50,4-7
Salmo 22
Segunda: Fil 2,6-11
Evangelio: Mc 14,1 - 15,47


Índice


1. Lecturas para la Misa del Domingo de Ramos de la Pasión del Señor y Triduo Pascual

  • Primera Lectura
Isaías 50:4-7
4El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi oído, para escuchar como los discípulos;5el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me hice atrás.6Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.7Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado, por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no quedaría avergonzado.
  • Salmo Responsorial
Salmo 22:8-9, 17-20, 23-24
8todos los que me ven de mí se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza:9«Se confió a Yahveh, ¡pues que él le libre, que le salve, puesto que le ama!»17Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies.18Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran,19repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica.20¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mía,23¡Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré!:24«Los que a Yahveh teméis, dadle alabanza, raza toda de Jacob, glorificadle, temedle, raza toda de Israel».
  • Segunda Lectura
Filipenses 2:6-11
6El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.7Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;8y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.9Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.10Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,11y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.
  • Evangelio
Marcos 14:1--15:47
141Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle.2Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo.»3Estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, recostado a la mesa, vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de mucho precio; quebró el frasco y lo derramó sobre su cabeza.4Había algunos que se decían entre sí indignados: «¿Para qué este despilfarro de perfume?5Se podía haber vendido este perfume por más de trescientos denarios y habérselo dado a los pobres.» Y refunfuñaban contra ella.6Mas Jesús dijo: «Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho una obra buena en mí.7Porque pobres tendréis siempre con vosotros y podréis hacerles bien cuando queráis; pero a mí no me tendréis siempre.8Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura.9Yo os aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.»10Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo.11Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando cómo le entregaría en momento oportuno.12El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?»13Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle14y allí donde entre, decid al dueño de la casa: "El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?"15El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros.»16Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua.17Y al atardecer, llega él con los Doce.18Y mientras comían recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que come conmigo.»19Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: «¿Acaso soy yo?»20El les dijo: «Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.21Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!»22Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: «Tomad, este es mi cuerpo.»23Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.24Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.25Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»26Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.27Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.28Pero después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»29Pedro le dijo: «Aunque todos se escandalicen, yo no.»30Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres.»31Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Lo mismo decían también todos.32Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.»33Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia.34Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad.»35Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.36Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»37Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?38Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»39Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.40Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle.41Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.42¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»43Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.44El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»45Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.46Ellos le echaron mano y le prendieron.47Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja.48Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos?49Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.»50Y abandonándole huyeron todos.51Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.52Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.53Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.54También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.55Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.56Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían.57Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:58«Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres.»59Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.60Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»61Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?»62Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.»63El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?64Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que era reo de muerte.65Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a golpes.66Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote67y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: «También tú estabas con Jesús de Nazaret.»68Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al portal, y cantó un gallo.69Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí: «Este es uno de ellos.»70Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo.»71Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis!»72Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.» Y rompió a llorar.151Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.2Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»3Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.4Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.»5Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.6Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.7Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.8Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.9Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»10(Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)11Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.12Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?»13La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»14Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»15Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.16Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.17Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.18Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»19Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.20Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.21Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.22Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.23Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.24Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.25Era la hora tercia cuando le crucificaron.26Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos.»27Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.29Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,30¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»31Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.32¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados.33Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.34A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»35Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.»36Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.»37Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.38Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.39Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»40Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,41que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.42Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,43vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.44Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.45Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,46quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.47María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.
-- Lecturas para el Triduo Pascual

2. Sugerencias para la homilía del Domingo de Ramos (ciclo b)
Por: P. Octavio Ortíz | Fuente: Catholic.net
 
  • Nexo entre las lecturas

Nos encontramos en el umbral de la semana santa. La liturgia de hoy, con la procesión y la proclamación de la Pasión del Señor, nos introducen en el misterio de Cristo, de su ingreso solemne a Jerusalén y nos preparan para los eventos del triduo pascual. La procesión inicia con la proclamación del evangelio de Marcos y se continúa avanzando por el camino entre aclamaciones con ramos de olivo y palmas, cantos y oraciones. Celebramos así la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; la entrada del "príncipe de la paz”, pero entrada que esconde también los trágicos acontecimientos de la pasión. La procesión nos habla de nuestro caminar por la vida, nos dice de un "avanzar”, de un progresar” sin solución de continuidad. Nuestra vida pasa y nosotros pasamos con ella. Hombres y mujeres "viatores”, peregrinos, viajeros, que no tenemos aquí nuestra patria definitiva. En este caminar nos precede y nos guía la cruz de Cristo. Ella es la que da sentido a nuestro acontecer, porque en ella está la salvación. La procesión de este domingo posee, ciertamente, un carácter festivo. Festivos son los atuendos que se tienden por el camino, festivos son los cantos de los viandantes, festivos son los niños y monaguillos que aquí y allá agitan sus ramos, a veces ajenos al misterio que se esconde. Festivos y solemnes son los ornamentos litúrgicos del celebrante. Festivo es, en fin, el caminar de toda la asamblea "con cantos e himnos inspirados”. La celebración eucarística que tiene lugar en el templo posee un tono diverso: más solemne, más reposado, más misterioso, más contemplativo. Explica claramente cuál es el reinado de ese Cristo que acaba de entrar a Jerusalén. Se proclama la pasión según san Marcos. Evangelio sencillo, claro, diáfano, esencial. Nuestra contemplación va pues a Cristo que sufre, particularmente en el huerto de los olivos. La lectura del profeta Isaías nos introduce aún más en el misterio del siervo de Yahveh que, humillado, sabe obedecer.
 
  • Mensaje doctrinal
a) Perspectiva cristológica del evangelio de Marcos: el Cristo que padece es el que ha aceptado la misión que el Padre le ha encargado y las consecuencias de la misma.

Se han definido los evangelios como "relatos de la pasión precedidos de una larga introducción”; si esto se aplica a los evangelistas en general, de un modo especial se aplica a Marcos. Toda la segunda parte del evangelio de san Marcos, desde los acontecimientos de Cesarea de Filipo, se orientan hacia la pasión. Aquí encuentran lugar los tres anuncios de los sufrimientos que Cristo debe padecer en Jerusalén. Así pues, en este ciclo B, tenemos la oportunidad de contemplar el misterio de la cruz de Cristo en sus rasgos más esenciales y profundos. El lenguaje del evangelista no tiene tonos patéticos. Narra las cosas con sencillez. Algunos pasajes que la tradición popular ha meditado detenidamente como la flagelación y la fijación de los clavos, son tocados sólo de paso. Su meditación se dirige más bien a comprender las razones secretas que condujeron a la condena de Jesús, y al misterio de que el Hijo de Dios tuviera que aceptar aquel tormento.

"La dimensión profunda de sus dolores se manifiesta sobre todo en el huerto de los olivos, en el que Jesús atraviesa de antemano los abismos de la agonía con un sacudimiento psíquico, y se da a conocer una vez más en su última palabra sobre la cruz que expresa su infinito desamparo y su aparente lejanía de Dios”. (Schnackenburg Rudolf, El evangelio según san Marcos Herder, Barcelona 3 ed. 1980, p.232),

El evangelio trata de comprender lo que acontece a la luz de la profecía bíblica que se cumple en Cristo, y que Cristo mismo quiere libremente llevar a efecto. No se trata de exponer la pasión como una narración histórica, aunque no falta tampoco este elemento, sino más bien, se consideran los acontecimientos desde la voluntad salvífica de Dios. Se ve la pasión como un conflicto necesario en el que Jesús se ha metido a causa de la fidelidad a su misión y de las exigencias de la misma. Jesús no se echa atrás. Era consciente de que su fidelidad al Padre y a su amor a los hombres tendrían como final la oblación total de sí mismo.

Para san Marcos el Cristo que padece es aquel que ha aceptado el camino de sufrimiento que le ha sido asignado (14,21.41), es el Hijo del hombre que vendrá una vez entre las nubes del cielo (14,62) y el hijo obediente al Padre (14,36), que después de su muerte será reconocido como "Hijo de Dios” (15,39). Pero también en el relato de la pasión Cristo es presentado como el justo perseguido y como un mártir que sufre el tormento.


b) La dimensión profunda del dolor de Cristo que se manifiesta en el huerto de los olivos.

De entre los diversos temas que aparecen en la pasión quisiéramos ahora centrarnos en los sufrimientos de Jesús en Getsemaní. La oración de Jesús en el huerto ha impresionado siempre profundamente a la Iglesia. Esto fue también verdadero en la iglesia primitiva. Su terrible agonía la describe ya la carta a los hebreos (5,7s), y hasta Juan, que ve la pasión bajo el signo de la glorificación, considera indirectamente la agonía de Jesús en el huerto con un eco particular: Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! (Jn 12,27).

Vemos a Jesús que se retira y en oración a su Padre que llegue el momento del prendimiento. "Es la hora de Jesús”. El Hijo del hombre entra en absoluta soledad en la que ora al Padre. Su actitud recuerda la oración en el desierto (1,13), y más aún, recuerda su oración en un lugar solitario al inicio de su ministerio público (1,35). Entonces oró de madrugada pidiendo claridad para el camino, ahora en plena noche para hacer frente al fin.

Toma a sus discípulos de más confianza. Le invade una angustia pavorosa. Estos hombres, los más cercanos a Jesús, deben tener conocimiento de este profundo abatimiento, así como lo tuvieron de su glorificación en la transfiguración. Deben dar testimonio a las futuras generaciones de la lucha, de la tristeza, de la oración de Cristo en Getsemaní.

"La angustia mortal de Jesús se expresa y reviste con la palabra de un salmo: mi alma está triste Sal 46,6.12; Sal 43,5. Pero Jesús añade algo más hasta la muerte. No porque quisiese morir, sino por lo intenso del dolor.

En marcos no se dice que Jesús busque el consuelo humano. Se afirma, en cambio, que sus discípulos deben velar. No en el sentido de asechar, o de anunciar cualquier cosa sospechosa, o de rechazar a un enemigo, como Pedro lo haría más adelante. No. Deben velar, es decir, deben orar y vigilar porque el enemigo está a las puertas. El cristiano se debe preparar en la oración para el combate espiritual. Se trata de la vigilancia interior a la hora de la crisis.

Para Marcos Cristo ora, sufre y lucha a solas, sin la compañía de sus discípulos, a solas con su Padre. Por eso, Jesús se retira un poco más, alejado incluso de los apóstoles de más confianza. Se postra en el suelo y ora. Así lo habían hecho también los grandes varones del Antiguo Testamento Abraham (Gen 22,5) y Moisés (Ex 24,12-18).

 
  • Sugerencias pastorales
a) El camino del cristiano: un camino que reproduce el misterio de Cristo.

Nuestra vida es un caminar continuo. Estamos inmersos en el tiempo y vamos ascendiendo hacia la "Jerusalén del cielo”. Dentro de la existencia humana los padecimientos de Jesús son inevitables; pero en el seguimiento de Jesús son también superables, pues nos invitan a una profundidad y plenitud de vida a la que el hombre íntimamente aspira. Todos aspiramos a una vida plena, pero el paso del tiempo parece arrebatarnos esa plenitud. Abramos los ojos y veamos que con Cristo y en Cristo, ese avanzar por la vida se convierte en un camino de plenitud, de íntima y alegre realización.

Hay momentos en la vida en el que nos llega el cansancio ante la lucha por el bien. Estamos por soltar las armas. Estamos a punto de rendirnos y abandonarnos al mejor postor.
"¡No puedo más. Me abandono!” Non ce la faccio più , Je ne peux plus. Que no nos sorprenda el dolor y las dificultades de la vida: son camino de salvación. Que no nos desanime la vejez, la enfermedad, las desgracias naturales, las guerras... hemos de caminar e instaurar el Reino de Cristo, a pesar del mal que parece rodearnos. Por encima del mal y del pecado, está el amor de Dios en Cristo Jesús. No dejemos de caminar. Quizá en esos momentos nos conviene repetir la oración que compuso Romano Guardini para aquellas horas que no pasan:

Dios viviente
Nosotros creemos en Ti.
Enséñanos a comprender
la hora en la que parece
que Tú nos has abandonado,
Tú, que eres la fidelidad eterna....

Dios viviente, nosotros creemos en Ti.
Danos la fuerza para resistir
Cuando todo se hace vano a nuestro alrededor.

Padre, nosotros creemos en Ti,
Porque aquello que nosotros llamamos mundo,
Es obra de tus manos. Tú lo has modelado,
Has querido que existiese y sólo de Ti
Recibe su duración y su esplendor.
Tú guías todas las cosas.
Tú guías también nuestra pequeña vida.
La guías en el misterio de tu silencioso gobierno.
Nosotros debemos confiarnos totalmente sólo de tu amor.
Tu magnanimidad ha querido tener necesidad de nosotros,
Tú has puesto el mundo que creaste, y es tuyo,
en nuestras manos,
Tú quieres que pensemos con tus pensamientos
Y que obremos de acuerdo con tus decretos.

Cristo Jesús,
Redentor del mundo,
que volviste al Padre, cuando "todo fue cumplido".
Tú te sientas a la derecha del Padre en el trono de la gloria,
Y esperas la hora en la que volverás con poder
Para juzgar vivos y muertos.
Nosotros creemos en Ti.
Enséñanos a ofrecer en el abandono,
la fe que esta hora espera de nosotros,
Porque que parece que tu luz ya no luce,
Y, sin embargo, ella brilla más que nunca en la obscuridad.
Tú has redimido todo en el misterio de tu amor,
Lo has redimido todo en tu obediencia,
Que es tan grande como el mandato de tu Padre.
Haz que Tu amor por nosotros no sea vano.

Espíritu Santo,
Enviado a nosotros,
Que habitas en nosotros,
a pesar de que los espacios hacen ecos vacíos,
Como si Tú estuvieras lejano.
En tus manos están todos los tiempos.
Tú ejercitas tu poder en el misterio del silencio
Y Tú llevarás a término todas las cosas.
Por ello, nosotros creemos en el mundo futuro, (en la vida eterna)
¡Y lo esperamos!
¡Enséñanos a esperar en la esperanza!
Haznos partícipes del mundo futuro
A fin de que en nosotros
encuentre cabal cumplimiento la promesa de la gloria eterna.


b) La oración en el momento de Crisis: no dejar a Cristo solo.

En la carta Nuovo millenio ineunte, el Papa dice: "Pasa ante nuestra mirada la intensidad de la escena de la agonía en el huerto de los Olivos. Jesús, abrumado por la previsión de la prueba que le espera, solo ante Dios, lo invoca con su habitual y tierna expresión de confianza: « ¡Abbá, Padre! ». Le pide que aleje de él, si es posible, la copa del sufrimiento (cf. Mc 14,36). Pero el Padre parece que no quiere escuchar la voz del Hijo. Para devolver al hombre el rostro del Padre, Jesús debió no sólo asumir el rostro del hombre, sino cargarse incluso del « rostro » del pecado. « Quien no conoció pecado, se hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en él » (2 Co 5,21).

Nunca acabaremos de conocer la profundidad de este misterio. Es toda la aspereza de esta paradoja la que emerge en el grito de dolor, aparentemente desesperado, que Jesús da en la cruz: « "Eloí, Eloí, lema sabactaní?" —que quiere decir— "¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?" » (Mc 15,34). ¿Es posible imaginar un sufrimiento mayor, una oscuridad más densa? En realidad, el angustioso « por qué » dirigido al Padre con las palabras iniciales del Salmo 22, aun conservando todo el realismo de un dolor indecible, se ilumina con el sentido de toda la oración en la que el Salmista presenta unidos, en un conjunto conmovedor de sentimientos, el sufrimiento y la confianza. En efecto, continúa el Salmo: « En ti esperaron nuestros padres, esperaron y tú los liberaste... ¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca, no hay para mí socorro!».

Cristo nos devuelve el rostro del Padre, ¡qué misericordia ha tenido el Señor con nosotros! ¡Que nadie, pues, se quede sin recibir este abrazo del Padre. En nuestras horas oscuras, cuando sintamos el cansancio de la fe, cuando todo nos parezca obscuro y la angustia haga presa de nuestros miembros, veamos a Jesús en Getsemaní, y digámosle con sincero corazón: ¡no te dejo solo! ¡No, no te dejo solo en tu lucha por la salvación de las almas! Salgamos de esa oración con el alma ardiente y dispuesta a seguir luchando por Cristo y sus intereses. No reduzcamos nuestra misión cristiana a nuestras pobres miradas, cuando Cristo nos pide estar con Él en lo más duro de la batalla.

-- Sugerencias para las homilías del Triduo Pascual

 
3. Lectio Divina. Domingo de Ramos y Jueves Santo
Por: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds | Fuente: Fraternidad Carmelo Descalzo Seglar
 
Marcos 14, 1-15. 47
1. INVOCA
Prepárate para este encuentro con la Palabra de Dios. El Señor quiere manifestarte su intimidad y su voluntad. Es un tiempo especialísimo en tu vida. ¡Aprovéchalo!
Deja a un lado tus ocupaciones y preocupaciones, temores, ansiedades, miedos... Es necesario que hagas un esfuerzo de recogimiento y concentración, porque lo que vas a hacer merece toda atención.
Ábrete al Espíritu, que está listo para descubrirte la hondura de la Palabra. Invócale, para que tu conciencia esté totalmente dispuesta a su inspiración y acción.

Ora insistentemente con la jaculatoria cantada: Veni, Sancte Spiritus:
Ven, Espíritu Santo,
te abro la puerta,
entra en la celda pequeña
de mi propio corazón,
llena de luz y de fuego mis entrañas,
como un rayo láser opérame
de cataratas,
quema la escoria de mis ojos
que no me deja ver tu luz.
Ven. Jesús prometió
que no nos dejaría huérfanos.
No me dejes solo en esta aventura,
por este sendero.
Quiero que tú seas mi guía y mi aliento,
mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz.
Te necesito en mi noche
como una gran tea luminosa y ardiente
que me ayude a escudriñar las Escrituras.
Tú que eres viento,
sopla el rescoldo y enciende el fuego.
Que arda la lumbre sin llamas ni calor.
Tengo la vida acostumbrada y aburrida.
Tengo las respuestas rutinarias,
mecánicas, aprendidas.
Tú que eres viento,
enciende la llama que engendra la luz.
Tú que eres viento, empuja mi barquilla
en esta aventura apasionante
de leer tu Palabra,
de encontrar a Dios en la Palabra,
de encontrarme a mí mismo
en la lectura.
Oxigena mi sangre
al ritmo de la Palabra
para que no me muera de aburrimiento.
Sopla fuerte, limpia el polvo,
llévate lejos todas las hojas secas
y todas las flores marchitas
de mi propio corazón.
Ven, Espíritu Santo,
acompáñame en esta aventura
y que se renueve la cara de mi vida
ante el espejo de tu Palabra.
Agua, fuego, viento, luz.
Ven, Espíritu Santo. Amén. 
(A. Somoza)


2. LEE LA PALABRA DE DIOS (Marcos 14, 1-15. 47) (Qué dice la Palabra de Dios)
Contexto bíblico
  • JESÚS ESTÁ YA DISPUESTO A ENTREGARSE EN MANOS DE LOS HOMBRES.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos, es una narración sobria,  concentrada donde los acontecimientos hablan por sí mismos, mientras el Protagonista calla. Jesús se nos muestra como verdadero hombre, en Getsemaní, donde se postró en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora, en un gesto de súplica y abandono. Como verdadero Hijo de Dios, puede invocar a Dios, el Altísimo, con el apelativo de Abba, papá... Tras la repetida oración tiene lugar la dolorosa entrega a la voluntad del Padre. Jesús está ya dispuesto a entregarse en manos de los hombres.
Ante éstos no tiene más palabras que las que declaran su identidad, causando su condena como blasfemo  y subversivo. En el relato observamos el clamor de las muchas voces que lo acusan, se burlan, reniegan y gritan "¡Crucifíquenlo!", en el  más impresionante  silencio de Jesús, que en el momento supremo se convierte en un fuerte grito, oración acongojada al Padre, entrega total. El Hijo de Dios atraviesa los umbrales de la muerte.
  • LA FIESTA DE LA PASCUA Y DE LOS PANES ÁCIMOS
En este relato el Evangelio de Marcos, precisa que la Pascua, y manifiesta para los lectores gentiles que era la de los "Ácimos,” así llamada porque en toda la semana se comía pan sin levadura, se iba a celebrar "después de dos días.” Se está, pues, en el 12 del mes de Nisán, antes de la puesta del sol, ya que el 14, al ponerse el sol era ya el 15. A no ser que Marcos, escribiendo para étnico-cristianos, tome los días conforme al cómputo solar de media noche. El prestigio de Cristo les ponía temor de apoderarse de los días festivos, públicamente, ya que con los galileos en Jerusalén para la Pascua había peligro de alborotos y de intervenciones de Roma.
 
  • UNA MUJER DERRAMÓ EL PERFUME SOBRE LA CABEZA DE JESÚS
Jesús estaba en Betania, comiendo en casa de simón el leproso y una mujer derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús y, algunos de los que estaban allí se indignaron. Según el Evangelio de Mateo, estos indignados fueron los discípulos, según el Evangelio de San Juan fue Judas,
En muchos comentarios que se leen sobre esto de la unción en la cabeza que relata San Marcos, (también Mateo), pudiera ser un indicio evocador de la dignidad real de Cristo. Es algo que no podemos decir si esto es cierto, por el contario, en los relatos de Lucas y Juan, esta unción es en los pies del Señor, no obstante, podríamos pensar que fue en la cabeza y en los pies. En todo caso, ungir la cabeza era una práctica  común, pero la unción de los pies era desconocida.
La actitud de esta mujer, que en Juan es María Magdalena, debe haber causado asombro no solo de los anfitriones, también de lo invitados, que  seguramente al verla se estaban escandalizando, y muy asombrados por el comportamiento  tan respetuoso y amoroso de Jesús con ella y María, demostró la delicadeza de su amor al Maestro.
  • LA TRAICIÓN DE JUDAS ISCARIOTE
El relato no es muy coloreado, tal como está narrada la escena, parece que Judas va a los sanedritas a denunciarle, aunque, más que por celo, por ponerse a cubierto de los peligros por ser discípulo, y que ellos le "prometieron darle dinero.” Al leer los otros Evangelios, esta operación fue una verdadera venta, tal es así, que lo pone en la humillación de fijarla en 30 siclos del templo, este era el precio de la venta de un esclavo. ¿Qué  motivos tuvo Judas?, me parece que los evangelistas proponen solo la avaricia. Hay comentarios que insinúan que Judas pensaba en Cristo como un Mesías nacionalista e incluso se dice hubiese pertenecido al partido de los ”zelotes,” que ran exaltados nacionalistas. Y que el, al ver el giro del mesianismo espiritual de Cristo, se hubiese desilusionado, entonces por prevenirse de haber sido discípulo del Señor, hubiese llegado a su traición. Según san Juan, Judas que andaba en malos pasos con relación a Cristo con éste relato: "¿No os he elegido yo a vosotros, los Doce? Y uno de vosotros es un diablo. Hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, porque éste le iba a entregar, uno de los Doce. (Juan (SBJ) 6, 70-71)
 
  • JESÚS LES HABÍA DICHO QUE PREPARAN LA PASCUA
Los discípulos dijeron a Jesús: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual? Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?
San Marcos, al decir que esta preparación va a hacerse el "primer día de los Ácimos,” matiza para los lectores gentiles, que es "cuando se sacrificaba la Pascua.” Esto ocurre el 14 de Nisán, ya que desde el mediodía se comía pan ácimo por precaución de transgresión legal, y en el uso vulgar de esta época venía a llamarse día de los Ácimos también este día previo. No obstante, a diferencia de Mateo, que lo presenta más indefinido, destaca que Cristo los envió a Jerusalén, y que al llegar les "saldrá al encuentro un hombre con un cántaro de agua.” Les manda seguirle, y, donde entre, que le digan al dueño que él desea celebrar en su casa la Pascua con sus discípulos, que son los apóstoles. No se sabe, lo que hay solo son conjeturas, puede tratarse de un amigo o discípulo de los que tenía en Jerusalén, y que incluso le hubiese invitado a celebrar la Pascua en su casa. Marcos no dice a quien envió, pero Lucas, al escribir este relato, dice que Jesús y envió a Pedro y a Juan,  (Lucas (SBJ) 22,  6-8)

  • UNO DE USTEDES ME ENTREGARÁ, UNO QUE COME CONMIGO.
Al atardecer, Jesús llegó con los Doce. Y mientras estaban comiendo, dijo: Les aseguro que uno de ustedes me entregará, uno que come conmigo.
Marcos no omite la gravedad de la acusación de Jesús, quien anuncia la traición, pero no dice quien es el traidor, como lo hace Mateo, pues cuando Judas hace la pregunta Jesús le da una respuesta afirmativa. En san Juan, se explicita que es Judas. Es decir marcos es más impersonal: la denuncia se hace dando como sola referencia que es "uno de los Doce, el que moja conmigo en el plato.” Y luego la sentencia de Jesús es escalofriante para quien lo traiciona, ¡Ay de aquél por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!
 
  • ESTO ES MI CUERPO. ÉSTA ES MI SANGRE, LA SANGRE DE LA ALIANZA.
La Institución de la Eucaristía, merece algunos puntos de comparación con san Lucas y san Pablo, ya que en el relato de San Marco, encontramos algunas diferencias, esto es que en San Marcos se relata: "Mientras comían, Jesús tomó el pan”, y en Lucas: "después de haber comido.”  Puede ser porque Lucas precisa el momento; fue después de haber terminado la cena estricta, comiéndose el cordero pascual, pero continuándose con los ritos de la cena. Ahora, como el estilo de Marcos es más sobrio, sólo dicen que se celebró durante ella, sin más precisiones. En cambio, al relatar la consagración del cáliz, Marcos tiene una redacción singular; "tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella”, Y después de esto consagra su sangre. "Ésta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza”, Así, desea hacer ver que todos bebieron de aquel único cáliz consagrado. Que se derrama por muchos”.  Luego Jesús les dice; "Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.” Esta es una frase "escatológica” de reunirse con ellos en la etapa celeste del reino, representada, en el medio ambiente, bajo el símbolo de un banquete. La conciencia de Cristo es clara en toda esta tragedia.
 
  • TODOS USTEDES SE VAN A ESCANDALIZAR
Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos. Y Jesús les dijo: Todos ustedes se van a escandalizar, es una triste predicción, la que hace el Señor para todos sus discípulos, y luego  le hace otra a su íntimo amigo Pedro cuando le dice; Aunque todos se escandalicen, yo no me escandalizaré. Entonces Jesús le respondió: Te aseguro que hoy, esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me habrás negado tres veces.
Marco nos da a comprender que estas dos predicciones las hace después de "salir” del Cenáculo camino de Getsemaní. Pero por la forma introductoria utiliza, un tácito "entonces,” de su estilo de introducción literaria más que cronológica de ideas. Según Lucas y Juan, estas predicciones debieron de ser hechas en el Cenáculo, en momentos distintos, y acopladas aquí en un contexto lógico.
Luego, Marcos, acusa muy claramente las tres negaciones de Pedro antes que el gallo cante dos veces. Pedro habrá de recordar tristemente luego esta predicción porque le había asegurado;”Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”.
 
  • GETSEMANÍ
Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: Quédense aquí, mientras yo voy a orar.
Esta es una escena muy angustiosa. Marcos nos destaca el deseo de Jesús, que pase de El aquel cáliz, que pase aquella "hora.” Es un tema constantemente destacado en el evangelio de san Juan la "hora” mesiánica de la muerte redentora. Acaso con la alusión a esta hora quiere Marcos enlazar con el tema de san Juan que es la "hora” de la gran lucha satánica contra Cristo: "Viene el príncipe de este mundo” (Jn 14:30).
Según Marcos, Jesús comenzó a sentir temor y a angustiarse. Es un misterio este temor del Señor, Es un temor muy  nuestro, Jesús es como nosotros.
ABBÁ

Y el relato sigue; Y adelantándose un poco, se postró en tierra y rogaba que, de ser posible, no tuviera que pasar por esa hora. Y decía: Abbá,  Padre todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya. Observamos que Marcos, conserva en la oración de Cristo el término aramaico Abbá, "Padre.” Generalmente se admite que el término griego de "Padre” es una traducción para los lectores étnico-cristianos. Sería más lógico pensar que la frase aramaica Abba fuese la equivalente al "Padre mío” que recoge Mateo. Pero los judíos oraban a Dios en aramaico diciendo: Abbí, Padre mío, y, en cambio usaban Abba para el padre carnal. Por otra parte, aparece la forma Abba, "Padre,” en las epístolas de San Pablo (Rom 8:15; Gal 4:6).
 
  • JESÚS ES ARRESTADO
Jesús estaba hablando todavía con sus discípulos, cuando se presentó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado esta señal: Es aquél a quien voy a besar. Deténganlo y llévenlo bien custodiado. Apenas llegó, se le acercó y le dijo: Maestro. Y lo besó
Como detalle singular, Marcos explica que Judas, al dar la contraseña a los soldados, no sólo dice  "deténgalo” sino que da orden de que lo conduzcan  "bien custodiado”, es decir con firmeza, esto puede ser por el temor que pudiese evitar el arresto con sus milagros, del cual seguramente Judas había en otras ocasiones sido testigo.
Otro detalle es el relato que; "Lo seguía un joven, envuelto solamente con una sábana, y lo sujetaron; pero él, dejando la sábana, se escapó desnudo.”  La palabra "desnudo” indica a veces una persona muy ligeramente vestida. Conforme a costumbres de la época, se trataría de una persona que vivía cerca y al oír lo insólito de la escena, se despertó y salió a ver el suceso. El hecho de que "seguía” al piquete sugiere que se trata de alguien muy interesado por la suerte de Cristo. También, el de tener sobre sí una "sábana” hace ver que se trata de persona de cierta calidad, ya que los pobres sólo tenían su túnica.

  • EL SANEDRÍN
Marcos  relata el proceso "nocturno” del sanedrín contra Cristo. Cita las tres partes componentes del sanedrín. "allí se reunieron todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas” Con ello quiere indicar bien las responsabilidad global del mismo. Se percibe el enfoque cristiano contra el judaísmo.
Jesús permanecía en silencio y no respondía nada. El Sumo Sacerdote lo interrogó preguntando; "¿Eres el Mesías, el Hijo del Dios bendito?, Jesús respondió: Sí, yo lo soy: y ustedes verán 'al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir entre las nubes del cielo'.
 
  • LAS NEGACIONES DE PEDRO
Mientras Pedro estaba abajo, en el patio, llegó una de las sirvientas del Sumo Sacerdote y, al ver a Pedro junto al fuego, lo miró fijamente y le dijo: Tú también estabas con Jesús, el Nazareno. Él lo negó, diciendo: No sé nada; no entiendo de qué estás hablando.       Se comprende la primera negación fue en el "atrio,” y, terminada, salió afuera, pues dice que lo negó en el patio y después en "vestíbulo.”  También Marcos recoge el arrepentimiento de Pedro con una frase discutida, no obstante; Pedro recordó las palabras que Jesús le había dicho: Antes que cante el gallo por segunda vez, tú me habrás negado tres veces. Y se puso a llorar. Esto refleja el tremendo dolor de Pedro por sus caídas. Esté "romper a llorar” debió de suceder fuera, pues no parece oportuno lo hiciese ante aquellas gentes hostiles.
 
  • CRISTO ANTE PILATO
En cuanto amaneció, los sumos sacerdotes se reunieron en Consejo con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín. "Y después de atar a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. Éste lo interrogó”
El proceso es presentado a Pilato sólo bajo el aspecto político de un competidor del Cesar, al hacerse el Rey Mesías. Marcos omite, como Mateo y Juan el envío a Antipas. También Marcos elimina la escena de burla de los soldados para darle una mayor extensión, aunque fue antes de la condena. Esto sucede dentro del atrio, y precisamente que "es el pretorio.”
Pilatos pregunta; "Eres tú el rey de los judíos? Jesús le respondió: Tú lo dices. Los sumos sacerdotes multiplicaban las acusaciones contra él. Pilato lo interrogó nuevamente: ¿No respondes nada? ¡Mira de todo lo que te acusan! Pero Jesús ya no respondió a nada más, y esto dejó muy admirado a Pilato.

  • CAMINO A LA CRUCIFIXIÓN
Pilato, para contentar a la multitud, puso en libertad al asesino llamado Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
San Marcos en su narración de la Vía Dolorosa de la crucifixión tiene algunos elementos propios. Precisa que Simón de Cirene era "el padre de Alejandro y de Rufo.” Probablemente eran cristianos bien conocidos en la comunidad cristiana, precisamente por el servicio prestado por su padre a Cristo, y se los destaca así honoríficamente. San Pablo, escribiendo a los romanos, saluda a un tal Rufo; acaso pueda ser este mismo l.
San Marcos, cita con exactitud un hecho que a Jesús, le ofrecieron  vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó. Era creencia que esta mezcla de vino y mirra tenía un valor narcótico, y por piedad se lo daban a los que iban a crucificar, para insensibilizarlos un tanto. Lo ofrecían las gentes principales de Israel, pero, en su defecto, era la comunidad, las autoridades judías — Pilato respetaba la "costumbre” — las que debían ofrecerlo. Pero Cristo no lo aceptó.

  • DOS LADRONES CON CRISTO
"El rey de los judíos”. Con él crucificaron a dos bandidos, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Y decían; "Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo”. Como Mateo, supone que los dos ladrones insultaban a Cristo, cuando era sólo uno, como dice Lucas.
Se piensa que Marcos ve en la crucifixión de los dos ladrones con Cristo el cumplimiento de una profecía de Isaías, "Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará. Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes. (Isaías (SBJ) 53, 11-12).En todo caso algunos piensas que esto es dudoso.
  • LA MUERTE DE CRISTO
Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. Observamos que Marcos con una simplicidad absoluta narra la muerte de Cristo. También comenta la rotura del velo y del templo y  como un centurión proclama la inocencia de Cristo.; "El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: ¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios! Marcos pone en la boca del centurión lo que era ya creencia clara cristiana, la filiación divina de Cristo, lema con que comienza ya su evangelio.
Otro detalle, es que Marcos dice que; "Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos mujeres que, "estando en Galilea, le servían y seguían, citando expresamente las mismas; "María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé”
 
  • LA SEPULTURA DE CRISTO
Era día de Preparación, es decir, vísperas de sábado. Por eso, al atardecer, José de Arimatea –miembro notable del Sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios tuvo la audacia de presentarse ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Informado por el centurión, entregó el cadáver a José. Éste compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Se está en preparación de la Pascua. Mientras José de Arimatea es presentado en Mateo como "un hombre rico,” con lo que quiere indicar su influencia social, Marcos lo presenta como; "miembro notable del Sanedrín”. Mateo asegura que: "se había hecho también discípulo de Jesús.  (Mateo (SBJ) 27, 57), no obstante aquí Marcos que era de los que esperaban a Cristo "viniendo en su reino” para instaurarlo triunfalmente.
Marcos destaca que Pilato se asombró de que ya hubiera muerto; hizo llamar al centurión y le preguntó si hacía mucho que había muerto. Se "maravilló” de que hubiese muerto tan pronto, ya que los crucificados dejados en la cruz al uso romano podían estar vivos hasta tres días en la cruz.

3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)
  • LA LITURGIA DE HOY ABRE LAS CELEBRACIONES PASCUALES.
Nos encontramos entre la muchedumbre que acude festiva a la entrada de Jesús en la ciudad santa y se nos invita a continuación a escuchar la dolorosa pasión que en Marcos da la definitiva respuesta a la pregunta que atraviesa todo el Evangelio: ¿quién es Jesús?. Y también nosotros debemos ahora pronunciarnos a su favor con verdad y franqueza para no pasar -como hizo la muchedumbre- del hosanna al crucifige. Debemos preguntarnos si de verdad también nosotros estamos dispuestos a afrontar con el Maestro y nuestro Señor el camino del amor. Es una senda que se manifiesta, en su aparente debilidad e inutilidad, en un abandono incondicionado a la voluntad del Padre. Si los discípulos de entonces, que habían palpado el Verbo de la vida, que habían hundido en sus ojos la mirada, no lo han comprendido, sino que abandonaron y traicionaron a Jesús, ¿cómo podremos nosotros presumir de ser fieles, engatusados como estamos por mil sirenas que nos ofrecen una felicidad efímera?
¿Osaremos tener la mirada fija en Jesús, por lo menos en estos días santos, para no dar una mano al que trata de asfixiar al amor? Sólo a los pies de la cruz podrá renacer en nosotros una fe más madura en Jesús verdadero hombre y verdadero Dios, un Dios tan enamorado de su criatura que acepta morir por amor. Nuestra vida necesita esta fe para crear la novedad de gestos que sólo el amor humilde sabe inventar, y para transfigurar la trivialidad cotidiana en una maravillosa epifanía del Reino de Dios que está en medio de nosotros. .... (Lectio Divina para cada día del año, de Giorgio Zevini y Pier Giordano Cabra (Eds.)

4. ORA (Qué le respondo al Señor)
Concédenos, Señor, la gracia de vivir este tiempo en un profundo recogimiento interior. Que hasta en los compromisos diarios de nuestro trabajo permanezca viva en nosotros la memoria de tu santísima pasión. Dispón tú mismo nuestro corazón para que acoja cualquier experiencia dolorosa, nuestra o de nuestros seres queridos, como una ocasión privilegiada de unirnos a ti, que has querido salvarnos a precio de tu sangre.Sólo cuando aceptemos cargar con el dolor de otros, como tú has asumido el nuestro, podremos celebrar de verdad tu pascua y convertirnos en signos de esperanza para tantos hermanos nuestros que esperan nuestra ayuda, nuestro sostén y nuestro aliento.

5. CONTEMPLA
Hoy se nos invita a contemplar la belleza del Rey. Sólo contempla y mira con provecho para su propia alma al verdadero rey, que es Cristo, quien le somete la inteligencia y ama sinceramente, con afecto devoto, su bondad e inefable clemencia; y quien además le imita, asimilando su humildad y su voluntario envilecimiento. En este día, el Rey de reyes, Cristo, mostró su profunda humildad para que la imitásemos, cuando entró en Jerusalén sobre una borrica, no un caballo enjaezado. Mostró su benignidad cuando, aun siendo emperador y señor de los ejércitos celestes, se dignó ser rey y jefe de un grupo de frágiles vagabundos. De todo esto se habla en Zacarías: "¡Alégrate, hija de Sión; salta de júbilo, hija de Jerusalén!".     

6. ACTÚA
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: "Lo mismo que muchos se horrorizaban al verlo, así asombrará a muchos pueblos" (Is 52,14s).

-- Lectio Divina Jueves Santo. Gracias, Señor, por tu sangre que nos lava

4. Moniciones para el IV Domingo de Cuaresma - Ciclo B
Por: P. Domingo Vásquez Morales | Fuente: Catholic.net

  • Monición de entrada:
Queridos hermanos en Cristo: empezamos hoy la Semana Santa, esta es una semana solemne en la que queremos vivir con Cristo, su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy recordamos la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su misterio Pascual. También leemos la Pasión en donde Cristo, el Siervo, cumple su misión de Servidor, entregando su vida al servicio de todos nosotros. Hoy acompañaremos al Señor, que misteriosamente está presente con nosotros; con las palmas en las manos, con cantos en nuestra boca y una gran alegría en el corazón, recibamos al Mesías pobre y humilde como nuestro Rey y nuestro Salvador.

  • Primera lectura: Is 50, 4-7 (El siervo paciente del Señor)
El profeta Isaías nos hablará del siervo que se entrega al servicio de todos nosotros. Cristo es el siervo fiel que sufrió para salvarnos. En la lectura se menciona: "El Señor me ha abierto el oído”. Pidamos que Dios nos abra el corazón para recibir el mensaje que Dios quiere comunicarnos en esta primera lectura.

  • Segunda lectura: Fil 2, 6-11 (Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo exaltó)
El apóstol Pablo nos invita a seguir a Jesús en su Pasión, humillado y despreciado por la gente, le veremos exaltado a la derecha el Padre. Nosotros también debemos humillarnos con Él para que podamos participar en su gloria. Escuchemos.

  • Tercera lectura: Mc 14, 1-15, 47 (Pasión de nuestro Señor)
En la pasión según san Marcos que es la que se lee en este ciclo litúrgico, vemos que Cristo como el Siervo obediente murió y triunfó sobre los poderes de las tinieblas. Por sus humillaciones y sufrimientos Cristo fue exaltado. Por su muerte tenemos vida. Hermanos, pongamos atención y escuchemos con reverencia este gran mensaje de amor.

  • Oración universal
A cada invocación ustedes respondan por favor:
"Por la Pasión de tu Hijo, escúchanos, Señor”.

1. Por la Santa Iglesia: para que viviendo en la fe el misterio de la Pasión, recoja del árbol de la cruz el fruto de la esperanza. Roguemos al Señor.
2. Por todos aquellos que no creen: para que como el centurión al pie de la cruz , vean en la muerte redentora de Cristo el signo incontrastable de la gloria divina. Roguemos al Señor.
3. Por los inocentes y perseguidos, y por los que se escandalizan a causa de las injusticias: para que no decaiga su certeza pascual de la victoria del bien sobre el mal. Roguemos al Señor.
4. Por los agonizantes: para que sientan junto a ellos la presencia del siervo obediente que, muriendo en la cruz, confió su espíritu a las manos del Padre. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros: para que aprendamos en la escuela del Señor a vivir cada día en plena adhesión a la voluntad divina y a compartir la enfermedad y el sufrimiento del prójimo. Roguemos al Señor.
6. Por los países en guerra y en conflictos internos: para que reina la paz y la concordia. Roguemos al Señor.


  • Exhortación final
Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 264

Bendito seas, Padre, porque, llegada su hora, Cristo fue el grano de trigo que, al morir, da fruto abundante.
El sol que agoniza en la tarde y resucita en el alba.
El ramo de olivo que supera el invierno inclemente.
La luz que vence la sombra, y el amor que derrota el odio.
Créanos, Señor, un corazón nuevo para una alianza nueva.
Y renuévanos por dentro con la fuerza de tu Espíritu Santo.
Para que, convertidos en hijos de la luz, en hijos tuyos.
Vivamos tu ley de amor con un talante alegre y renovado.
Así podrán los demás ver el rostro de Cristo reflejado.
En nosotros, y glorificar por siempre tu nombre de Padre. Amén


-- Moniciones para el Triduo Pascual

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