Uno de los enemigos más grandes que tenemos es la
comparación. Vivimos comparándonos con otros y hay un dicho que dice:
“el pasto del vecino siempre es más verde”. La comparación nos roba la
energía y lo más importante nuestra identidad. La mejor comparación que
puedas hacer es contigo mismo.
Es muy triste que muchas personas desconozcan su
valor, llegando a despreciarse tanto de manera activa como pasiva.
Muchos ignoran su potencial, es probable que todavía no estés a la
altura de tu potencial, pero eso no significa que no puedas
desarrollarte.
Es probable que sientas que tu vida esté por el
suelo, pero eso no significa que debas vivir en el suelo. La verdad es
que tenemos un valor extraordinario. Tú vales mucho, quizás no lo sepas
porque has vivido una mentira, pero ya es hora de que comiences a vivir
la vida que Dios preparó para ti.
El primer paso que debes dar se llama aceptación.
Comienza aceptando que eres hechura de Dios, eres un regalo muy
valioso, una obra maestra. Dios te ha dado talentos, competencias,
habilidades, personalidad, experiencia para que puedas ser un regalo
para otros.
La aceptación es el mejor punto de partida. Se dice
que un escultor comienza por aceptar el pedazo de mármol como es, y
luego le quita todo lo que no sea una estatua. Cuando le preguntaron
cómo esculpir un , un artista contesto: “Veo el caballo en la piedra, luego elimino todo lo que no sea el caballo”.
Ahora piensa que el escultor de tu vida es Dios, y
cuando El nos hizo vio que todo “era bueno y perfecto.” Eso debe decirte
que Dios te hizo para grandes cosas, pero has estado ocupado(a) viendo a
las otras personas que te has olvidado(a) de lo valioso que hay en ti.
Me encantan estas palabras de Jesús: “…dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.”(Mateo 5, 16). Cuando sabes quién eres puedes brillar.
Te pregunto: ¿Cuándo comenzarás a aceptar la verdad de quién eres?
¿Cuándo comenzarás a mostrar al mundo tu valor?
Hay un mundo esperando por ti, puede ser tu familia,
tus hijos, tu hogar, tu trabajo, tu comunidad, tu país. Tú eres muy
valioso(a) que no hay dinero que pueda comprarte.
Hoy es un buen día para dejar de compararte y
comenzar a aceptar que tu vida es demasiada valiosa para perder el
tiempo mirando el pasto del vecino
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