miércoles, 13 de junio de 2012

Jesús ante la Ley antigua


Mateo 5, 17-19. Tiempo Ordinario. No basta cumplir con reglas para estar cerca de Dios, hay que amarlo.
 
Jesús ante la Ley antigua
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19


«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

Oración introductoria

Dios mío, me postro ante Ti en esta oración, quiero escucharte y ser dócil a tus inspiraciones, porque sólo Tú podrás dar plenitud a mi vida.

Petición

Señor, dame la gracia para que nunca contradiga tus mandamientos, concédeme ser un auténtico seguidor y testigo de tu amor.

Meditación del Papa

La mentalidad actual propone una libertad desvinculada de valores, de reglas, de normas objetivas, y que invita a rechazar todo lo que suponga un límite a los deseos momentáneos. Pero este tipo de propuesta, en lugar de conducir a la verdadera libertad, lleva a la persona a ser esclava de sí misma, de sus deseos inmediatos, de los ídolos como el poder, el dinero, el placer desenfrenado y las seducciones del mundo, haciéndola incapaz de seguir su innata vocación al amor.
Dios nos da los mandamientos porque nos quiere educar en la verdadera libertad, porque quiere construir con nosotros un reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y ponerlos en práctica no significa alienarse, sino encontrar el auténtico camino de la libertad y del amor, porque los mandamientos no limitan la felicidad, sino que indican cómo encontrarla. Jesús, al principio del diálogo con el joven rico, recuerda que la ley dada por Dios es buena, porque "Dios es bueno". Benedicto XVI, Mensaje para la XXV Jornada de la Juventud, 2010.

Reflexión

Toda esa tremenda legislación se convirtió en una carga demasiado pesada. Los mismos judíos experimentan esta casi insuperable dificultad. Ser un hombre perfecto, como Dios lo quiere, sin estar unido verdaderamente a Dios desde el interior, es una tarea imposible.

Los actos externos, el culto, los ritos y todos los sacrificios, no pueden todo unido llegar al valor de un simple acto de contricción, de una simple y sencilla oración que nace del corazón y que diga: "Señor, ten piedad de mi, porque soy un pecador... un corazón contrito y humillado tú, Oh Dios, no lo desprecias", dice el salmo. Cuántos se habían olvidado de esto en aquellos tiempos, y cuántos hoy pensamos que para tranquilizar la conciencia basta un acto externo, una limosna, o ni siquiera eso... Hemos adaptado tanto a nuestro antojo la ley de Dios que su contenido casi ha desaparecido o nos contentamos con "decir algo a Dios de vez en cuando"...

El camino de una verdadera conversión interior, es el de un leal esfuerzo por interiorizar nuestra experiencia y relación con Él, pero sin dejar de aprovechar las riquezas espirituales de la Iglesia, sobre todo a través de los sacramentos. Ahí encontraremos al Señor siempre que le busquemos. Su espíritu está ahí presente y actúa por encima de las instituciones y de las personas... Yo estaré con vosotros hasta el final del mundo...

Propósito

Cumplir siempre las leyes civiles y de la Iglesia y reflexionar en qué sentido me lleva a vivir más plenamente el amor.

Diálogo con Cristo

Señor, erróneamente existe la tendencia de pensar que así como el agua y el aceite no se mezclan, tampoco lo hacen tus mandamientos y la felicidad. Por eso, con diligencia voy adormilando mi conciencia, y sutilmente hago a un lado todo lo que implique renuncia, esfuerzo, sacrificio. Gracias por recordarme que me ofreces tu gracia y amor para ser fiel siempre a tu ley, que tiene como fundamento el amor.


miércoles 13 Junio 2012
Miércoles de la décima semana del tiempo ordinario

San Antonio de Padua


Leer el comentario del Evangelio por
Beato Juan Pablo II : No he venido a abolir la Ley sino a darle plenitud

Lecturas

1 Reyes 18,20-39.


Ajab mandó buscar a todos los israelitas y reunió a los profetas sobre el monte Carmelo.
Elías se acercó a todo el pueblo y dijo: "¿Hasta cuándo van a andar rengueando de las dos piernas? Si el Señor es Dios, síganlo; si es Baal, síganlo a él". Pero el pueblo no le respondió ni una palabra.
Luego Elías dijo al pueblo: "Como profeta del Señor, he quedado yo solo, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.
Traigamos dos novillos; que ellos se elijan uno, que lo despedacen y lo pongan sobre la leña, pero sin prender fuego. Yo haré lo mismo con el otro novillo: lo pondré sobre la leña y tampoco prenderé fuego.
Ustedes invocarán el nombre de su dios y yo invocaré el nombre del Señor: el dios que responda enviando fuego, ese es Dios". Todo el pueblo respondió diciendo: "¡Está bien!".
Elías dijo a los profetas de Baal: "Elíjanse un novillo y prepárenlo ustedes primero, ya que son los más numerosos; luego invoquen el nombre de su dios, pero no prendan fuego".
Ellos tomaron el novillo que se les había dado, lo prepararon e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: "¡Respóndenos, Baal!". Pero no se oyó ninguna voz ni nadie que respondiera. Mientras tanto, danzaban junto al altar que habían hecho.
Al mediodía, Elías empezó a burlarse de ellos, diciendo: "¡Griten bien fuerte, porque es un dios! Pero estará ocupado, o ausente, o se habrá ido de viaje. A lo mejor está dormido y se despierta".
Ellos gritaron a voz en cuello y, según su costumbre, se hacían incisiones con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre.
Y una vez pasado el mediodía, se entregaron al delirio profético hasta la hora en que se ofrece la oblación. Pero no se oyó ninguna voz, ni hubo nadie que respondiera o prestara atención.
Entonces Elías dijo a todo el pueblo: "¡Acérquense a mí!". Todo el pueblo se acercó a él, y él restauró el altar del Señor que había sido demolido:
tomó doce piedras, conforme al número de los hijos de Jacob, a quien el Señor había dirigido su palabra, diciéndole: "Te llamarás Israel",
y con esas piedras erigió un altar al nombre del Señor. Alrededor del altar hizo una zanja, como un surco para dos medidas de semilla.
Luego dispuso la leña, despedazó el novillo y lo colocó sobre la leña.
Después dijo: "Llenen de agua cuatro cántaros y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña". Así lo hicieron. El añadió: "Otra vez". Lo hicieron por segunda vez, y él insistió: "Una vez más". Lo hicieron por tercera vez.
El agua corrió alrededor del altar, y hasta la zanja se llenó de agua.
A la hora en que se ofrece la oblación, el profeta Elías se adelantó y dijo: "¡Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel! Que hoy se sepa que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya hice todas estas cosas.
Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón".
Entonces cayó el fuego del Señor: Abrazó el holocausto, la leña, las piedras y la tierra, y secó el agua de la zanja.
Al ver esto, todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y dijo: "¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!".


Salmo 16(15),1-2a.4.5.8.11.


Mictán de David.
Protégeme, Dios mío,
porque me refugio en ti.


Yo digo al Señor:
"Señor, tú eres mi bien,
no hay nada superior a ti".
Multiplican sus ídolos y corren tras ellos,
pero yo no les ofreceré libaciones de sangre,
ni mis labios pronunciarán sus nombres.

El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz,
¡tú decides mi suerte!
Tengo siempre presente al Señor:
él está a mi lado, nunca vacilaré.

Me harás conocer el camino de la vida,
saciándome de gozo en tu presencia,
de felicidad eterna a tu derecha.


Mateo 5,17-19.


No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

Beato Juan Pablo II
Discurso en la sinagoga de Roma

No he venido a abolir la Ley sino a darle plenitud

        La visita de hoy quiere aportar una decidida contribución a la
consolidación de las buenas relaciones entre nuestras comunidades... Somos
todos conscientes de que entre las muchas riquezas de este número de
"Nostra Aetate"...  El primero es que la Iglesia de Cristo descubre su
"relación" con el Judaísmo "escrutando su propio misterio" .La religión
judía no nos es "extrínseca", sino que en cierto modo, es "intrínseca" a
nuestra religión. Por tanto tenemos con ella relaciones que no tenemos con
ninguna otra religión. Sois nuestros hermanos predilectos y en cierto modo
se podría decir nuestros hermanos mayores.

        Además, se debe decir que el camino emprendido se halla todavía en
sus comienzos, y que por tanto se necesitará todavía bastante tiempo, a
pesar de los grandes esfuerzos ya hechos por una parte y por otra, para
suprimir toda forma, aunque sea inconsciente, de prejuicios, para adecuar
toda manera de expresarse y por tanto para presentar siempre y en cualquier
parte, a nosotros mismos y a los demás, el verdadero rostro de los judíos y
del Judaísmo como también de los cristianos y del Cristianismo... A nadie
se le oculta que la divergencia fundamental desde los orígenes es la
adhesión de nosotros los cristianos a la persona y a la enseñanza de Jesús
de Nazaret, hijo de vuestro pueblo, del cual nacieron también la Virgen
María, los Apóstoles, "fundamento y columnas de la Iglesia"(cf Ga 2,9), y
la mayoría de los miembros de la primera comunidad cristiana...   Es
preciso decir, además, que las vías abiertas a nuestra colaboración a la
luz de la herencia común que procede de la Ley y de los Profetas, son
varias e importantes... Queremos recordar sobre todo una colaboración en
favor del hombre, de su vida desde la concepción hasta la muerte natural,
de su dignidad, de su libertad, de sus derechos, de su desarrollo en su
sociedad no hostil, sino amiga y favorable, donde reine la justicia y donde
en esta nación, en los continentes y en el mundo, sea la paz la que impere,
el shalom auspiciado por los Legisladores, por los Profetas y por los
Sabios de Israel.

        Tratemos en cuanto sea posible de hacerlo juntos, que de esta
visita mía y de esta concordia y serenidad conseguidas surja, como el río
que Ezequiel vio surgir de la puerta oriental del Templo de Jerusalén (cf.
Ez 47, 1ss.), un torrente fresco y benéfico que ayude a sanar las plagas
que Roma sufre. Al hacer esto, me permito decir, seremos fieles a nuestros
respectivos compromisos más sagrados, pero también a aquel que más
profundamente nos une y nos reúne: la fe en un solo Dios que "ama a los
extranjeros" y "hace justicia al huérfano y a la viuda" (cf. Dt 10,18),
comprometiéndonos también nosotros a amarlos y socorrerlos (cf. ib., y Lev
19, 18,34). Los cristianos han aprendido esta voluntad del Señor de la
Torá, que vosotros aquí veneráis, y de Jesús, que ha llevado hasta extremas
consecuencias el amor pedido en la Torá.







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El próximo viernes 15 de Junio celebramos el Sagrado Corazón de Jesús, podamos prepararnos demostrando nuestro amor a Jesús rezando una Novena al Sagrado Corazón


¡Oh Corazón de Jesús!
Pongo toda mi confianza en Ti.
De mi debilidad todo lo temo,
pero todo lo espero de tu bondad.
A tu Corazón confío... (petición).
¡Jesús mío!, yo cuento contigo,
me fío de Ti, descanso en Ti.
¡Estoy seguro en tu Corazón!

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