Patinar en la montaña
San Ignacio, fundador de los jesuitas, decía: “Me gusta ver reír a la gente. Un cristiano no tiene ningún motivo para estar triste y tiene muchos para estar alegre”. Es conocido el proverbio: “Un santo triste es un triste santo”; esto significa que no tiene nada de santo, sino que da lástima. El buen humor es un aspecto social de la alegría y se manifiesta en la conversación cotidiana.
Un Papa con gran sentido del humor fue Juan Pablo II. La siguiente anécdota trasluce una de las características más importantes del humor que fue típico en los hombres de Dios: la humildad. Durante el Sínodo de obispos de Roma, el cardenal de Cracovia, después Juan Pablo II, propuso a varios cardenales ir a esquiar al Terminillo. — ¿A esquiar? —Sí, claro. En Italia, ¿no esquían los cardenales? —Pues... francamente, no. —En Polonia, en cambio, el 40% de los cardenales esquían. — ¿40%? Si en Polonia sólo hay dos cardenales. —Claro, pero no me negarán que Wyszynski vale por lo menos el 60%.
El sentido del humor es una herramienta básica para la sobrevivencia: rompe la tensión en un momento de crisis, ayuda a encarar situaciones estresantes, disipa las preocupaciones... Cuando rías, se te aliviarán las cargas. Que el Señor te ayude a defender y cultivar con acciones concretas el don de la alegría.
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