A ti, que has pecado y estás extraviado:
Amigo, amiga, cuando tu pecado está confesado, ¡estás perdonado! Dios lo quita de tu memoria, y no te lo recuerda, ¡ni en la Gloria!
Cuando mueras y le veas, Jesús no te hablará jamás de tu pecado confesado y perdonado por Dios, en confesión a un sacerdote de la Iglesia Católica. Es de fe.
Ten fe y confiésate.
No cometas más pecados y haz tu vida nueva, tratando a Dios con respeto, así también a tu cuerpo y a tus semejantes.
No hagas daño a nadie, queriendo; que sin querer, el daño que haces, Dios lo suple con su amor, dando al dañado por ti, su bendición y protección.
Dios cubre tus debilidades, dando, a quien recibe de ti tus faltas, errores y pecados, nuevas oportunidades.
Confía en Dios, noche y día, y pide al Señor una vida mejor, para ti, para todos, y Él, que es Dios, os bendice.
Aunque tu pecado fuera como la grana, hayas robado, matado, fornicado, calumniado, Dios, al tú confesarte de ello, te limpia de tu pecado, y ¡estás por Dios perdonado! Se te abren las puertas del Cielo, y Dios mismo te da su consuelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario