jueves, 12 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 12 DE MARZO DEL 2015




El que no está conmigo, está contra mí
Lucas 11, 14-23. Cuaresma. Es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, para que no se divida con otros intereses..

Del santo Evangelio según san Lucas, 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: «Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: «Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama».


Oración introductoria
Dios mío, tu Reino ha llegado ya hasta nosotros. El poder del enemigo ha acabado y comienza ahora la obra de la evangelización y de la salvación. Señor, permíteme ser participe de ese amor, estar siempre a tu lado y recoger contigo el fruto de tu redención.

Petición
Señor, quiero recoger contigo, quiero estar siempre contigo.

Meditación del Papa Francisco
El diablo tiene paciencia y no deja lo que quiere para sí, es decir, nuestra alma. […] Por eso es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, para que no entren otros espíritus. Cuidar el corazón como se cuida una casa, con llave. Y después vigilar el corazón, como un centinela: Cuántas veces entran los malos pensamientos, las malas intenciones, los celos, las envidias. Entran muchas cosas. Pero ¿quién ha abierto la puerta? ¿Por dónde han entrado? Si yo no me doy cuenta de cuánto entra en mi corazón, se convierte en una plaza, donde todos van y vienen. Un corazón sin intimidad, un corazón donde el Señor no puede hablar y tampoco ser escuchado.
Jesús dice otra cosa allí, que parece un poco rara: 'el que no recoge conmigo, desparrama'. Usa la palabra 'recoge'. Tener un corazón recogido, un corazón sobre el que no sabemos qué sucede, y aquí y allá, se puede hacer la práctica tan antigua de la Iglesia, pero buena: el examen de conciencia. ¿Quién de nosotros, en la noche, antes de terminar la jornada, permanece solo, sola, y se hace la pregunta: ¿qué ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Qué ha sucedido? ¿Qué ha pasado a través de mi corazón? Si no lo hacemos, realmente no sabemos vigilar bien ni cuidar bien» (Cf Homilía de S.S. Francisco, 10 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
El Señor nos ama tanto que no puede aceptar que estemos lejos de Él, lo quiere todo o nada. Cristo no se conforma con partes de un todo. Él desea nuestra entrega total; lo mejor, lo más bello, lo más grande. Y se lo podemos ofrecer a través de nuestros hermanos. Cuando nos esforzamos en la caridad agradamos mucho al corazón de Jesucristo.

Propósito
Veré todo los acontecimientos del día de hoy como oportunidades que Cristo me da para demostrarle mi amor por Él y por mis hermanos, los hombres.

Diálogo con Cristo
¡Jesús, no quiero desparramar las gracias y dones que tu me has dado! Señor, permíteme recoger contigo. Quiero ayudarte, quiero estar siempre a tu lado trabajando contigo. Tú eres mi alegría y tu misión mi cometido. Dame la gracia, Señor, de nunca cansarme y de siempre ser para ti un siervo bueno y fiel.


Hoy quiero invitar a todos a contemplar el misterio del Corazón divino-humano del Señor Jesús, para beber de la fuente misma del Amor de Dios(Benedicto XVI, 27 de junio de 2010).


jueves 12 Marzo 2015

Jueves de la tercera semana de Cuaresma

San Luis Orione

Leer el comentario del Evangelio por
San Cipriano : “Todo reino divido va a la ruina.”

Jeremías 7,23-28.

Así habla el Señor:
Esta fue la orden que les di: Escuchen mi voz, así yo seré su Dios y ustedes serán mi Pueblo; sigan por el camino que yo les ordeno, a fin de que les vaya bien.
Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante.
Desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy, yo les envié a todos mis servidores los profetas, los envié incansablemente, día tras día.
Pero ellos no me escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que se obstinaron y obraron peor que sus padres.
Tú les dirás todas estas palabras y no te escucharán: los llamarás y no te responderán.
Entonces les dirás: "Esta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, ni ha recibido la lección. La verdad ha desaparecido, ha sido arrancada de su boca".

Salmo 95(94),1-2.6-7.8-9.

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!

¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.»




Lucas 11,14-23.

Jesús estaba expulsando a un demonio que era mudo. Apenas salió el demonio, el mudo empezó a hablar. La muchedumbre quedó admirada,
pero algunos de ellos decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Cipriano (c. 200-258), obispo de Cartago y mártir
De la unidad de la Iglesia

“Todo reino divido va a la ruina.”


     Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por madre... El Señor nos lo advierte cuando dice: “Quien no está conmigo está contra mí, quien no recoge conmigo, desparrama.” El que rompe la paz y la concordia de Cristo actúa contra Cristo. El que recoge fuera de la Iglesia, desparrama la Iglesia de Cristo.


    El Señor dice: “El Padre y yo somos uno.” (Jn 10,30) Está escrito, a propósito del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: “...los tres están de acuerdo.” (cf 1Jn 5,7) ¿Quién, a partir de aquí, creerá que la unidad que tiene su origen en esta armonía divina, pueda ser rota en pedazos en la Iglesia...por conflictos de la voluntad? El que no observa esta unidad no observa la ley de Dios ni la fe en el Padre ni en el Hijo; no obtendrá ni la vida ni la salvación.


    Este sacramento de la unidad, este lazo de concordia en una cohesión indisoluble se nos muestra en el evangelio por la túnica del Señor. No puede ser dividida ni rota, sino que echarán la suerte para saber a quién le toca revestirse de Cristo. (cf Jn 19,24)... Es el símbolo de la unidad que viene de arriba.



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