miércoles, 18 de marzo de 2015

El día de San Patricio


Antigua bendición irlandesa, de autor anónimo, que la tradición atribuye al mismo San Patricio





El día de San Patricio es tradicionalmente una celebración religiosa. En Irlanda, no se trata únicamente de la alegría de la fiesta, es sobre la introducción del cristianismo a Irlanda.
Los símbolos del día de San Patricio son el color verde y el trebol silvestre de tres hojas. Para encontrar su origen hay que remontarse a la época en la que vivió el santo. Se cree que San Patricio nació en el año 387 en Kilpatrick, en Escocia. Piratas irlandeses le hicieron prisionero cuando apenas tenía 16 años y lo vendieron como esclavo. San Patricio pasó seis años en Irlanda, donde aprendió a hablar gaélico y, tras liberarse y ordenarse sacerdote en Francia, volvió a Irlanda con la intención de cristianizar a sus habitantes. Vivió allí hasta su muerte el 17 de marzo del año 461. Se dice que San Patricio, durante su campaña evangelizadora, utilizaba el trébol silvestre de tres hojas para explicar a los paganos la Santísima Trinidad. Por eso ese día se ha instaurado como costumbre llevar un trébol en la celebración de su festividad y vestirse de color verde e incluso teñir con este color la cerveza en honor a Irlanda.
Otra tradición consiste en imprimir y regalar la oración de San Patricio y una bendición irlandesa.
Antigua bendición irlandesa, de autor anónimo, que la tradición atribuye al mismo San Patricio
«Que los caminos se abran a tu encuentro, que el sol brille sobre tu rostro, que la lluvia caiga suave sobre tus campos, que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, gracioso y generoso como el sol, que sale entre las nubes y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme, que los ojos de Dios te miren, que los oídos de Dios te oigan, que la Palabra de Dios te hable, que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
Dios te guarde, y nos guarde a todos, en la palma de su mano».  

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