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Placido de Amiterno, Santo |
Abad
Etimológicamente significa “ de carácter suave”. Viene de la lengua
latina.
Plácido fue un abad del siglo XIII. No sabía ni
leer ni escribir y, sin embargo, tenía mucha cultura.
Llevaba todos
los dones de su inventiva personal hacia la escucha de
los otros. Solía repetir cuando oía para grabarlo en su
memoria.
Desde niño, trabajó en el campo con sus padres en
Amiterno. Era ya todo un hombre cuando pensó que
la vida del campo no era lo suyo.
Partió a una
de esas peregrinaciones medievales con la intención de no
volver nunca más.
Se vino a Santiago de Compostela. Permaneció en
la ciudad del Apóstol durante un año hasta que volvió
a casa.
Llegó tan enfermo que apenas si podía moverse. No
le prestaba atención a los médicos. Así estuvo durante cinco
años.
Un día, sin esperarlo, se puso bueno. Y enseguida emprendió
una nueva peregrinación a Roma.
Pasó por su mente hacerse ermitaño,
pero esta vida tampoco era para él.
Entonces se metió a
benedictino en el monasterio de san Nicolás. Y justamente al
año, pasó servir a la iglesia de san Nicolás y
del Salvador.
Cuando sufrió la tentación de una mujer que iba
tras él con no muy buenas intenciones, se largó a
una ermita durante doce años.
La gente comenzó a ir a
esta cueva en peregrinación. Fundó un monasterio dedicado al Espíritu
Santo con la regla de Claraval. Murió en el año
1248.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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