lunes, 12 de diciembre de 2016

El Santo Evangelio del Día lunes 12 Diciembre 2016


Haciendo la voluntad de Dios Padre
III Lunes de Adviento, Ciclo A. Hoy Dos Evangelios: Lucas 1, 39-45 y Mateo 21, 23 - 27





Hoy publicaremos dos Evangelios ¿Por qué? Las lecturas dependen del calendario litúrgico, y puede haber variaciones entre regiones o países (¡o incluso de una parroquia a otra en una misma ciudad!)
Hoy la Iglesia recuerda a Nuestra Señora de Guadalupe y la liturgia ofrece dos opciones:

Esto no ocurre muy seguido, pero no es tampoco algo extraño.
Naturalmente nos es imposible presentar las infinitas variantes litúrgicas de cada día, pero quienes hacemos Catholic.net creemos que la ocasión merece el compartir con ustedes las meditaciones del Evangelio para las dos liturgias.

1. Evangelio Meditado siguiendo la Liturgia en México

Por: H. Hiram Galán, L.C.


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a vivir el momento presente en plenitud, que las preocupaciones del futuro no perturben mi paz y los errores del pasado sepa abandonarlos en tu infinita misericordia, pues no puedo cambiarlos en nada.Quiero confiar más en Ti, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Servicio total y desinteresado.
«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». ¿Cuántas veces he pronunciado en mis labios estas palabras? No tengo idea, pero de todas creo que son mucho menos las que me he detenido a pensar en lo que estoy diciendo.
Estas palabras fueron pronunciadas por primera vez, frente a ti, Madre Santísima...
Yo las considero parte del Ave María, sin embargo no sé si expresan en mí lo mismo que quisieron expresar cuando fueron pronunciadas por primera vez.  Tu prima, santa Isabel, reconocía en primer lugar tu entrega y generosidad. Es decir, sabiendo por inspiración de Dios que tú estabas embarazada, aun así salías de la seguridad de tu hogar para servir a los demás.
Y ante tal admiración por tu entrega, no podía sino exclamar esas palabras de veneración y aprecio. Es más, se sentía indigna de que la madre de su Señor la visitara en su propia casa.
Madre santísima, cuánta humildad hay en tu corazón. Cuán coherente y total es tu entrega al Señor. Veo que la verdadera entrega está en el servicio total y desinteresado hacia el prójimo.
Yo, con poca dignidad que me confieren mis cargos o responsabilidades laborales me siento superior respecto de mis subordinados. Con qué cara podré seguir sintiéndome digno de gestos de deferencia y aplausos, cuando la Madre de Dios, al recibir esa tan alta e incomparable dignidad no hizo otra cosa sino ponerse a servir casi inmediatamente.
Ayúdame, Madre, a vivir tu ejemplo de entrega y humildad.
«Justo en el misterio evangélico de la Visitación podemos encontrar un icono del voluntariado cristiano. De él tomo tres actitudes de María y os las dejo, para que os ayuden a leer la experiencia de estos días y para avanzar en el camino del servicio. Estas actitudes son la escucha, la decisión y la acción.»
 (Homilía de S.S. Francisco, 31de julio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Cada vez que rece el Ave María, trataré de recordar este ejemplo de entrega desinteresada y total de María hacia los demás, y buscaré rezar con fervor, dándole su sentido a cada palabra.

2. Evangelio Meditado siguiendo la Liturgia para otros países

Por: P. Juan Pablo Menéndez
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 23 - 27
Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?» Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?" Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta». Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos». Y él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Oración preparatoria
Señor, creo, confío y te amo. Inicio mi oración desprendiéndome de mis pendientes y de mis preocupaciones; dejo a un lado mis deseos para poder abrir mi corazón y darte gloria, alabarte como mi único Señor y escuchar lo que hoy me quieres decir.
Petición
Jesús, ayúdame a ser ese instrumento que Tú necesitas para que muchas personas puedan encontrarse contigo.
Meditación del Papa Francisco
¿Con qué autoridad hacéis estas cosas? Quieren tender "una trampa" al Señor, tratando de llevarlo contra la pared, hacerle equivocarse. Pero ¿cuál es el problema que esta gente tenía con Jesús? ¿Son quizás los milagros que hacía? No, no es esto. En realidad el problema que escandalizaba a esta gente era el de que los demonios gritaban a Jesús: "¡Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Santo!". Este "es el centro”, esto escandaliza de Jesús: “Él es Dios que se ha encarnado".
También a nosotros nos tienden trampas en la vida, pero lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo. Y esto no se tolera, esto el demonio no lo tolera. Cuántas veces se oye decir: "Pero, vosotros cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, ¡razonables!". Este es un discurso de encantadores de serpientes: "Pero, sed así ¿no?, un poco más normales, no seáis tan rígidos..." Pero detrás de esto está: ´Pero, no vengáis con historias ¡que Dios se ha hecho hombre!
La Encarnación del Verbo, ¡ese es el escándalo que está detrás! Podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: "Pero qué buena la Iglesia, qué buena la obra social que hace la Iglesia" Pero si decimos que hacemos esto porque aquellas personas son la carne de Cristo, viene el escándalo. Y esa es la verdad, esa es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado. (cf S.S. Francisco, 1 de junio de 2013).
Reflexión
¿Con qué autoridad haces esto?
Los fariseos y todos aquellos que habían sido perjudicados por la expulsión de los vendedores del Templo, se unen para poner a prueba a Jesús. Podrían tramar algo así: "A ese maestro tenemos que acusarle de blasfemo. Si le tiramos de la lengua y le provocamos con adulaciones nos dirá quien es, lo que la chusma anda pregonando de él: que es "divino", que es hijo del Altísimo... o algo por el estilo. Entonces será más sencillo acusarle..."
Pero Jesús conoce sus pensamientos, sus intenciones torcidas y su mala fe. No responde, porque ellos tampoco tienen el valor de reconocer su pecado: “No echéis vuestras perlas delante de los puercos” diría en otra ocasión...
Jesús enseñaba con autoridad, no como los escribas y fariseos. Mientras ellos se refieren a las tradiciones, a interpretaciones o a normas, Jesús habla en primera persona. "Yo os digo"... su autoridad moral es incomparable porque a su doctrina añade la convincente fuerza de sus milagros. Habrá quien no crea en sus palabras, pero ¿y a los hechos? ¿quién los podía negar? Como arguyó ante los fariseos el ciego de nacimiento recién curado: "si éste (Jesús) no viniera de Dios, no podría hacer nada". Pero he aquí que "topamos" con el misterio de nuestra libertad humana, que es capaz hasta de negar lo que es evidente.
La libertad es el mayor don que hemos recibido y también nuestro mayor riesgo. Con ella podemos aceptar a nuestro Creador, pero paradójicamente también negarle. Dios no nos ha "programado", para que le aceptemos por obligación. No somos ordenadores, sino que nuestras opciones son libres. Prueba de ello es que podemos optar por lo que no es de Dios. ¡Qué responsabilidad tenemos para saber usar bien de ella! Y ser libre es optar por obrar según la conciencia. No según es simple gusto... porque la conciencia responde ante Dios del bien, de lo mejor, y también del mal. Por ejemplo: una mentalidad materialista, no puede ser libre, porque está condicionada por el dinero, etc. Por tanto, si la libertad está gobernada por una conciencia recta, regida por la ley del amor (generosa, veraz, sincera y sacrificada), aunque pueda equivocarse alguna vez, también sabrá reencontrar el camino y elegir siempre lo bueno.
Propósito
Escuchar que Dios habla en nuestro interior, para que ilumine nuestra libertad y sea siempre la de un buen hijo ante su Padre.

Despedida para las dos Evangelios meditados

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Solemnidad nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América y Filipinas
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San Corentino de Quimper, saint
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Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II: María en la luz del Verbo hecho hombre

Isaías 7,10-14.8,10.

Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
«Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas».
Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.
Hagan un proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está con nosotros.

Salmo 67(66),2-3.5.7-8.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto:

el Señor, nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra.



Lucas 1,39-48.

María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia “Lumen Gentium”, § 63,65

María en la luz del Verbo hecho hombre


La Virgen Santísima, por el don y la prerrogativa de la maternidad divina, que la une con el Hijo Redentor, y por sus gracias y dones singulares, está también íntimamente unida con la Iglesia. La Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad  y de la unión perfecta con Cristo. Pues en el misterio de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente  y singular como modelo tanto de la virgen como de la madre. Creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre, y sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como una nueva Eva, que presta su fe exenta de toda duda, no a la antigua serpiente, sino al mensajero de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó “primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8,29), esto es, los fieles, a cuya generación y educación coopera con amor materno…

Mientras la Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección, en virtud de la cual no tiene “mancha ni arruga” (Ef 5,27), los fieles luchan todavía por crecer en santidad, venciendo enteramente al pecado, y por eso levantan sus ojos a María, que resplandece como modelo de virtudes para toda la comunidad de elegidos. La Iglesia, meditando piadosamente sobre ella y contemplándola a la luz del Verbo hecho hombre, llena de reverencia, entra más a fondo en el soberano misterio de la encarnación y se asemeja cada día más a su Esposo. Pues María, que por su íntima participación en el misterio de la salvación reúne en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio y al amor del Padre. La Iglesia, a su vez, glorificando a Cristo, se hace más semejante a su excelso Modelo, progresando continuamente en la fe, en la esperanza y en la caridad, y buscando y obedeciendo en todo a la voluntad divina.

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