Dar la cara…
Qué valentía supone buscar con pasión la verdad, sin transigir con las excusas que nos vuelven esclavos de nuestras mentiras. Sólo la verdad nos hará libres, dijo Jesús. Libres y auténticos, al reconocer con sensatez nuestras “fortalezas” y “debilidades”. No es fácil porque vivimos en un entorno de convencionalismos y máscaras.
Una persona refirió que un día dejó el coche aparcado junto al hospital. Al volver, vio que alguien había arrancado el paragolpes y lo había dejado sobre el capó. Había una nota en el parabrisas que decía: “Ha sido una furgoneta, que se fue sin decir nada. Sus datos son... Puedo testificar si lo desea” Y firmaba. La nota la había escrito la madre de un niño con síndrome de Down que esa misma mañana había venido al hospital por una urgencia de su hijo. Esto hace pensar que las personas que sufren la enfermedad de un paciente, son las que más pendientes están de los demás.
La persona honesta es coherente entre lo que hace y lo que dice. Vive de principios. Vive auténticamente como un ser humano. No se justifica diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir adelante. Se atreve a ir “contra corriente”. Y se abstiene de mentir con firme decisión. Sabe asumir las consecuencias de sus actos, sin excusas. Da la cara.
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