Conversión al catolicismo
En cierta ocasión, una señora protestante se acercó al gran obispo húngaro Tihamer Toth y le dijo:
“—No soy católica; pero, desde hace diez años, vengo a esta Iglesia a escuchar sus homilías y ahora quiero hacerme católica.
—Y dígame ¿qué es lo que más la ha llevado a tomar esta decisión?
—En primer lugar y, sobre todo, la presencia de Jesús en la Eucaristía. Yo quiero tener a Jesús todo entero y recibirlo en la comunión. También me ha atraído la confesión, porque mi alma necesita recibir el perdón de Dios, según la promesa de Jesús: “Al que perdonen los pecados, le serán perdonados”.
Pero hay otro punto para mí muy importante, es el amor de María. Veo que los católicos la aman como una madre. Y yo quiero también amarla y honrarla como a una verdadera madre mía.”
Sí, María te lleva a Jesús, no te roba el amor de Jesús. “María es el camino seguro para encontrar a Cristo” (EA 11). Ella te inspira pureza, cariño, ternura, amor y confianza como buena madre. ¡Cuántas bendiciones ha recibido la humanidad a través del amor de María! ¡A cuántos ha salvado Dios por medio de ella! ¡Cuántos milagros realizados por su intercesión en Lourdes y Fátima! ¡Cuánta bondad ha inspirado siempre a todos los que con devoción han recitado el Ave María! ¡Cuántos soldados habrán muerto con el Ave María en sus labios! ¡Cuántas madres la invocan para pedir por sus hijos ausentes o alejados!
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