martes, 6 de octubre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 6 DE OCTUBRE DEL 2015



Te preocupas por muchas cosas y solo una es necesaria

Tiempo Ordinario



Lucas 10, 38-42. Tiempo Ordinario. Entre mil urgencias y ocupaciones, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre. 





Durante el mes de Octubre, Mes del Rosario, en esta sección, meditaremos cada día un misterio, y así poder "guardar y meditar en  nuestro corazón" la Vida de Jesús.¡Suscribete a la Meditación diaria!
Te adelantamos las Reflexiones del Evangelio de la Semana 27o. del Tiempo Ordinario, del domingo 4 al sábado 10 de octubre 2015.
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Del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Oración introductoria
Señor, a imitación de María, escojo la mejor parte. Concedeme la gracia de estar contigo en esta oración. A menudo nos sentimos metidos entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración. Dame tu gracias para estar en este momento cerca de Ti.

Petición
Señor, ayudame a escoger la mejor parte en estos momentos de reflexión donde escucho Tu Palabra y quieres dejar tu mensaje en mi.

Meditación del Papa Francisco
¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013).

Reflexión
Jesús iba con placer a Betania, y se sentía como en su casa. Marta, que se dedica con empeño a las faenas de casa, está tan absorta en servirlo atentamente que no encuentra el tiempo de gozar su compañía. En cambio, María prefirió sentarse junto a él para escuchar sus enseñanzas. Jesús no quiere ser juez entre Marta y María: no manda a la primera que se siente a escucharle, ni a la segunda que se levante a ayudar a su hermana. Él les es amisto, pero aprovecha la ocasión para ofrecer un consejo siempre válido: en nuestra peregrinación terrenal conviene sólo preocuparse de escuchar la palabra del Dios, y respetar sus enseñanzas con nuestras obras.

¿Qué cuenta más, escuchar a Dios o trabajar por Él? ¿La vida activa o la vida contemplativa? "Una sola es la cosa de que hay necesidad." Vida activa y contemplativa no están en contraposición así como Marta y Maria, son" hermanas." Cada fiel cristiano, en el estado de vida que le es justo, tiene que aprender a ser contemplativo en el actuar y activo en la contemplación. El Maestro nos enseña que no es necesario preocuparse excesivamente por las "obras de Dios", si nos llevan a no tener tiempo para estar y para dialogar con el "Dios de las obras." Si primera no hablamos con Dios, ¿cómo podremos hablar luego de él a los otros? A menudo nos sentimos metidos en este conflicto: entre mil urgencias y contingencias, creemos no tener tiempo que dedicar a la oración, para hablar con nuestro Padre bueno.

Propósito
Volvamos a atribuir el justo valor y el justo tiempo a la vida interior. Que ninguna actividad nos impida no dedicar un momento a la oración.

martes 06 Octubre 2015

Martes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario

San Bruno de Colonia

Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio : Marta y María en el único cuerpo de Cristo

Jonás 3,1-10.
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos:
"Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré".
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla.
Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida".
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza.
Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: "Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos.
Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos".
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.

Salmo 130(129),1-2.3-4ab.7-8.
Desde lo más profundo te invoco, Señor.
¡Señor, oye mi voz!
Estén tus oídos atentos
al clamor de mi plegaria.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor,
¿quién podrá subsistir?
Pero en ti se encuentra el perdón,
para que seas temido.

espere Israel al Señor,
porque en él se encuentra la misericordia
y la redención en abundancia:
Él redimirá a Israel

de todos sus pecados.


Lucas 10,38-42.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa.
Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude".
Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas,
y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia
Tratado sobre el evangelio de san Lucas, 7, 85-86

Marta y María en el único cuerpo de Cristo

En la parábola del buen Samaritano se ha tratado de la misericordia, pero no hay una sola manera de ser virtuoso. A renglón seguido viene el ejemplo de Marta y de María; vemos a una entregándose a la acción, la otra, religiosamente atenta a la palabra de Dios. Si esta atención va de acuerdo con la fe, es preferible incluso a las obras, según lo que está escrito: «María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán». Esforcémonos también nosotros a poseer eso que nadie nos podrá quitar, pongamos nuestro oído atento, no distraído... Seamos como María a quien animaba el deseo de la sabiduría: esta es una obra mayor, más perfecta que las otras... Así pues, no critiques, no juzgues como perezosos a aquellos que tienen deseo de esta sabiduría...


Marta, sin embargo, no es criticada por sus buenas tareas, incluso si María ha escogido la mejor parte. En efecto, Jesús tiene múltiples riquezas y hace múltiples dones... Tampoco los apóstoles han juzgado que era mejor descuidar la palabra de Dios para ocuparse de la administración (Hechos 6, 2) sino que las dos cosas son obras de la sabiduría. Por su parte, Esteban, lleno de sabiduría, ha sido escogido como servidor. Así pues, que el que sirve obedezca al que enseña, y el que enseña anime al que sirve. El cuerpo de la Iglesia es uno aunque los miembros sean diversos: el uno tiene necesidad del otro. «El ojo no puede decir a la mano: No tengo necesidad de ti, ni la cabeza puede decirlo a los pies» (1Co 12,14s) La oreja no puede decir que no es parte del cuerpo. Hay unos órganos más importantes que otros; sin embargo, todos son necesarios.

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