miércoles, 18 de febrero de 2015

Meditación: Oración, limosna y ayuno

Meditación: Oración, limosna y ayuno

Tiempo de Cuarema con Santa Teresa de Jesús

(Joel 2, 12-18; Sal 50, 2Cor 5, 20 -- 6, 2; Mt 6, 1-6. 16-18)
Es tiempo de gracia, de conversión, de retornos, de higiene del alma y del corazón. Tiempo de acercarse a Dios, de relación fraterna, de crecimiento en la vida interior.
La Palabra nos hace tres llamadas, que se corresponden con todo un proyecto de vida. Se extiende a las dimensiones esenciales, al referirse al dominio corporal con el ayuno; al de la mente, con la limosna; y al dominio del corazón, con la oración. Actitudes frente al afán de placer, de tener, y de poder, como antídotos correspondientes.

Ayuno

"Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto" (Joel 1, 12). "Cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido" (Mt 6,17-18 ).

Limosna

"Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt 6, 3).

Oración

«En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación (2 Cor 6, 2). "Cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará" (Mt, 6, 6).

Consejos de Santa Teresa

Santa Teresa de Jesús nos invita a celebrar este tiempo de gracia. Evocamos alguna de sus enseñanzas respecto a los mismos consejos que nos dan los textos bíblicos.

Ayuno

"El atún enviaron la semana pasada de Malagón, crudo, y estaba harto bueno; bien nos ha sabido. Yo no he quebrantado día de ayuno después de la Cruz; mire si estoy buena" (Cartas 137, 3).

Limosna

"Y esto veo es ahora don dado de Dios, que aunque por amor de Él hacía limosna, piedad natural no la tenía. Bien conocida mejoría siento en esto" (Relaciones 2, 4).

Oración

"En estos tiempos que son menester amigos fuertes de Dios para sustentar los flacos" (Vida 15, 5).

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