martes, 6 de enero de 2015

ORGANIZA TU AGENDA Y COMBATE EL ESTRÉS



Organiza tu agenda y combate el estrés
¿Es posible combinar trabajo y descanso? 
Trabajar de forma caótica y anárquica pasa su factura al organismo


Pensemos en el importante tema de saber combinar adecuadamente 
el trabajo y el descanso. ¿Cuántas veces no nos hemos enterado de
 este tipo de casos?:

-Doctor -dice un paciente- sufro de un cansancio crónico físico y 
mental, padezco de frecuentes insomnios y jaquecas, he ido
 perdiendo el apetito, me encuentro pesimista y negativo, pierdo
 la tranquilidad fácilmente y, en las últimas semanas, me siento 
sumamente irritable y he tenido algunas explosiones de carácter 
con los colegas de trabajo en mi empresa y con los de mi familia. 
Todo esto me ha alarmado y por eso he venido a verlo… 
¿qué me recomienda hacer?

Es común, que ante tipo de situaciones extremas, el médico
 recomiende unas vacaciones en la que la persona cambie
 de ambiente, se relaje, se tranquilice, se olvide de sus problemas, 
que haga cosas que le diviertan y descansen… Y, en efecto,
 después de algunas semanas, el cuerpo en forma gradual se
 va recuperando anímica y orgánicamente, además de que el paciente
 debe de tomar los medicamentos y vitaminas prescritas por el galeno.

Pero de antemano sabemos que esa no puede ser la solución habitual.
 Cada persona requiere que conozca sus propios límites de rendimiento 
laboral y que aprenda a descubrir qué cosas realmente le descansan. 
Me decía recientemente un amigo, profesionista joven, acerca 
de su trabajo:

-Conozco perfectamente a qué hora de la mañana debo de 
estar puntualmente en mi oficina pero ignoro la hora en que saldré. 
Puede ser a las nueve, 10, 11 de la noche y, algunos días, 
todavía más tarde.

Muchas veces no tengo tiempo ni para ir a comer. Al llegar a mi
 casa tan tarde, me encuentro sumamente cansado y lo único que
 deseo es meterme en la cama cuanto antes y ceno cualquier cosa. 
Y así un día tras otro de la semana…

Y le preguntaba, ¿y ese sistema de trabajo depende de ti o de tu
 jefe en la empresa?

-De los dos. Él se pone en plan exigente y yo me esfuerzo por 
cumplirle bien porque me interesa que pronto me dé un mejor puesto
 y me aumente el sueldo. Pero la verdad de las cosas es que yo
 tengo también mucha parte de culpa porque, por ejemplo, al llegar
 a mi trabajo, lo primero que hago es ponerme a contestar correos
 o me meto a mi Facebook o Twitter, o también, a platicar por teléfono, 
y de pronto me doy cuenta que, ¡ya son más de las 12! es decir, 
que perdí medio día.

Y el fin de semana, ¿tratas de recuperarte descansando o practicando algún deporte? -le vuelvo a cuestionar.

-A veces ni eso. Casi siempre me voy con mis “cuates” a beber 
a un bar o a un antro. O sea, más desveladas y, de pronto, 
¡otra vez es lunes! ¡qué fastidio!

Este sistema de trabajar de forma tan caótica y anárquica,
 de no saber descansar a tiempo, conduce con frecuencia a las 
depresiones nerviosas, el llamado “mal de nuestro siglo”. 
Otros profesionistas, para sostener ese vertiginoso ritmo 
de laborar, acuden a las metanfetaminas, a la cocaína o a las
 nuevas drogas que van saliendo en el mercado “negro”.

Pero, en poco tiempo, el organismo pasa su factura con un 
desgaste orgánico mucho mayor, que requiere muchas veces 
de hospitalización o la necesidad de internarse en una clínica 
de rehabilitación con la ayuda cercana de un psicoterapeuta.

Por ello es importante, ante nuestras tareas laborales:

Saber jerarquizar nuestros deberes. Es decir, definir con precisión
 qué asuntos deben de resolverse cada día de la semana.
 Y postergar los que no sean urgentes o estrictamente necesarios.
Durante el día, debemos de tener un momento de distensión, 
por ejemplo, después de la comida.
Poner todos los medios, que estén de nuestra parte, para fijar 
una hora del término de nuestras actividades laborales diarias.
Es muy recomendable hacer ejercicio físico antes o después del trabajo,
 como: gimnasia, caminar, correr, nadar, etcétera.
Procurar llegar a tiempo a casa para atender bien a la esposa y
 ayudar en las tareas escolares de los hijos. La presencia de los
 padres en el hogar es fundamental para el desarrollo armónico 
de la personalidad de los niños.
Comer o cenar todos juntos en familia es un hecho importantísimo
 para fomentar el cariño y la unidad entre todos sus miembros.
Los psiquiatras recomiendan no caer en la tentación de llevarse la 
computadora a casa para continuar trabajando, salvo casos
 excepcionales.
Poner una hora límite para que toda la familia se vaya a una hora
 razonable a dormir.
El fin de semana debe de haber un tiempo dedicado al entretenimiento
 y descanso con la esposa y los niños porque es parte vital de la
 convivencia y un excelente medio de formación familiar, 
a la par
 que los hijos deben de sacar adelante sus horas de estudio o
trabajos escolares.
También las reuniones sociales tienen gran importancia para cultivar
 las amistades pero cuidando de no caer en la ingesta excesiva
 de alcohol o las frecuentes desveladas.

En resumen, cuidar bien el descanso, tener una adecuada alimentación,
 practicar el ejercicio físico, dormir las horas necesarias y todo lo que
 contribuya a la salud mental, como: escuchar música, ver una película,
 salir de paseo, leer un buen libro, cultivar un “hobbie” y, para los que 
somos creyentes, asistir a la santa misa los domingos, rezar en familia, 
meditar la palabra de Dios leyendo –por ejemplo- los evangelios,
 hacer un rato de oración con una lectura recomendable y realizar 
un autobalance de lo que hemos hecho -bien o mal- durante 
la semana…

Todo ello, nos lleva a tener una mayor armonía física, psíquica y 
espiritual porque se procura satisfacer a las necesidades 
orgánicas, afectivas y trascendentes que tiene todo ser humano.

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