lunes, 26 de enero de 2015

10 MOTIVOS PARA APRENDER A PENSAR EN LA SOCIEDAD DIGITAL




10 motivos para Aprender a Pensar en la sociedad digital
¿Será verdad que pensamos, incluso sin poder evitarlo?

La sociedad actual nos ofrece infinita información, pero cada persona tiene que transformarla en conocimiento reflexionando sobre ella 






¿Será verdad que pensamos, incluso sin poder evitarlo?

Mmmm… Que muchas ideas, imágenes y deseos den vueltas en nuestra cabeza, no significa que estemos seleccionando bien, comprendiendo, y asimilando lo que sucede a nuestro alrededor. Ni que todo ello nos sirva para vivir mejor. O sea, pensar, no pensamos tanto como sería deseable.

La sociedad actual nos ofrece infinita información, pero cada persona tiene que transformarla en conocimiento reflexionando sobre ella.

¿Por qué aprender a pensar?

i. Nadie nos ha enseñado: aunque todos los seres humanos pensamos, no siempre lo hacemos ni por nosotros mismos ni de manera eficiente u orientada. Generalmente entendemos la educación como la adquisición de contenidos, y se supone que eso enseña, de por sí, a pensar. Hoy sabemos que sin actividades explícitas de aprender a pensar, no lo aprendemos.

ii. Es posible aprender a pensar: el ser humano puede potenciar su pensamiento para hacerlo más eficaz y más autónomo. Para ello tiene que cultivar una serie de virtudes y ejercitarse en determinadas prácticas que puedan ayudar a mejorar los procesos de pensamiento.

iii. Actuamos de acuerdo con lo que pensamos: nuestra manera de pensar influye en lo que hacemos y en las decisiones que tomamos. Por ello es muy importante ser conscientes de lo que pensamos y de cómo lo hacemos. Es un primer paso para mejorar en nuestras acciones y decisiones.

iv. Es peligroso decidir sin pensar: ¿cuántas decisiones tomamos sin reflexión y sin dedicar tiempo a pensar? ¿Y cuántas de estas decisiones han sido malas decisiones? Por ello, es relevante que aprendamos a tomar mejores decisiones basadas en un pensamiento autónomo y eficaz.

v. El exceso de información nos aturde: vivimos en un contexto donde el flujo de información y la multiplicación de canales nos hacen estar en constante alerta, pero de manera dispersa, impidiendo que asumamos personalmente la información o busquemos lo que realmente nos interesa y ayuda.

vi. Vamos a remolque de lo que otros piensan: si no hacemos el esfuerzo de pensar por nosotros mismos, de manera autónoma, entonces alguien pensará por nosotros. Pero si aprendemos a pensar por nosotros mismos entonces no nos dejaremos manipular fácilmente y tomaremos las riendas de nuestra vida.

vii. Tenemos interferencias en el pensar: hábitos, rutinas mentales, prejuicios, etc. Muchas veces vivimos agarrados a lo conocido y a nuestros propios hábitos porque necesitamos seguridad y estabilidad. Pero cuando nos enfrentamos a cambios personales y a la complejidad de nuestro mundo, estas interferencias nos frenan. Por ello es importante revisar y repensar nuestros hábitos, prejuicios y creencias.

viii. Dedicamos poco tiempo a pensar: estamos respondiendo todo el tiempo a las demandas que vienen del exterior, lo que reduce el tiempo para cultivar la interioridad y la reflexión. Sin ese cultivo es muy complicado mejorar el pensamiento, tomar mejores decisiones y aprender a ser autónomos.

ix. Adaptarnos a un mundo cambiante requiere pensar: una de las características de nuestra sociedad es la velocidad con la que se producen los cambios. El desafío para el pensamiento es enorme, porque debemos aprender a pensar en la complejidad y la incertidumbre.

x. De la calidad de nuestro pensamiento dependen gran parte de nuestras decisiones y de nuestra felicidad. Si el pensamiento es algo que define a los seres humanos, de su uso autónomo y eficaz van a depender tanto la acción concreta y la decisión como la posibilidad de lograr (o malograr) la propia vida.

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